Las vacaciones del presidente

Moncloa blinda ‘sine die’ el secreto sobre las vacaciones de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez vacaciones
Pedro Sánchez en La Mareta en 2019.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El secretismo rodea las vacaciones de Pedro Sánchez. Lejos de la transparencia de la que tanto presume el Ejecutivo, Moncloa guarda con celo los movimientos veraniegos del presidente socialista. Sólo por fuentes extraoficiales se sabe que Sánchez reparte su tiempo estival entre el Palacio de La Mareta, en Lanzarote, y la finca de Las Marismillas, en Doñana, donde acostumbra a pasar sus últimos días de relax acompañado de su mujer, Begoña Gómez y sus dos hijas. Nada más se sabe y no es intención del jefe del Ejecutivo que se sepa. De hecho, recientemente ya se ha dotado de todo un arsenal jurídico para blindar ese secreto, con la ley de Seguridad Nacional que prepara el Gobierno.

Con ella, Sánchez podrá blindar sine die la información sobre sus actividades en La Mareta o Doñana, a quién invita a los palacios presidenciales o sus movimientos a bordo del Falcon para acudir a sus destinos veraniegos.

Hasta ahora, el Consejo de Transparencia disponía de un cierto margen para exigir al Gobierno informaciones en esta línea. La ley de Transparencia sólo indica que «el derecho de acceso podrá ser limitado cuando acceder a la información suponga un perjuicio para la Seguridad Nacional». Pero a partir de ahora, con la nueva ley, prácticamente cualquier documento que atañe a Pedro Sánchez podrá ser vetado. El redactado de la normativa, cuyo anteproyecto fue aprobado en junio, añade una «disposición adicional quinta» sobre el «carácter de la información del Sistema de Seguridad Nacional», según el cual «los documentos y la información manejada por el Sistema de Seguridad Nacional quedan excluidos del derecho de acceso a la información pública». Por extensión, también las vacaciones presidenciales.

Con o sin ley, Sánchez ya había demostrado sus dotes para eludir a conveniencia los requerimientos del Consejo de Transparencia.

En una ocasión, preguntado por sus invitados privados en el Palacio de Las Marismillas, en Doñana, durante el verano de 2019 -información que reveló ABC- Sánchez alegó que «no sabía» quién le había acompañado.

Transparencia, en su resolución, consideró que «conocer las fechas de ocupación por el Presidente del Gobierno en funciones y familia y acompañantes privados, es de indudable interés público y obedece a los principios en los que se basa la ley de Transparencia y su finalidad». Esto es: «Someter a escrutinio la acción de los responsables públicos, conocer cómo se toman las decisiones y cómo se manejan los fondos públicos, así como bajo qué criterios actúan nuestras instituciones». Nada de esto tuvo menor interés para el jefe del Ejecutivo.

El «búnker» de La Mareta

Desde que Pedro Sánchez entró en el «búnker» de La Mareta sólo se le ha visto en un homenaje al Nobel José Saramago. En plena escalada del precio de la luz, Sánchez evitó cualquier alusión y se limitó a presumir de la campaña de vacunación y de lo que él considera la «recuperación económica» de España.

La actitud del presidente socialista, ajeno a la crisis social y económica que viven los españoles, ha provocado indignación en la oposición, donde se le ha reprochado su desapego de la realidad.

Sánchez disfruta, mientras, de un palacio que Hussein de Jordania regaló a Juan Carlos I y que durante años fue utilizado por la Familia Real hasta que, ya bajo el reinado de Don Felipe, fue donado a Patrimonio Nacional.

La finca está integrada por diez bungalows, de una y dos plantas de altura, el principal, con dos dormitorios, piscina y distintas terrazas.Cuenta con gimnasio, otras dos piscinas, pista de tenis, cancha de baloncesto y una amplia zona ajardinada de 10.000 metros cuadrados, además de un lago central. Y se trata de un perfecto ejemplo de la tradicional arquitectura de las Canarias, con estilo colonial, paredes blancas y balcones desde los que se puede disfrutar de una espectacular puesta de sol. En los jardines se puede contemplar además una muestra de la vegetación típica de la zona, con cactus y palmeras.

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