Crisis del coronavirus

Marlaska pierde el control del Covid en la cárcel más grande de Europa y confina a 2.000 presos

La ineficacia de las medidas de prevención han llevado al cierre total de la institución ante la sospecha de que la mitad de los reclusos pueden estar contagiados.

Covid Picassent
La cárcel de Picassent en Valencia se blinda ante el brote descontrolado de Covid.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

A primera hora del miércoles un jefe de servicio se dirigía al personal de la cárcel de Picassent a través de los walkie talkies. Las instrucciones fueron tan claras y concisas como preocupantes: la cárcel se blindaba a toda entrada exterior ante el fracaso de las medidas de prevención contra el Covid en la cárcel impuestas por el Ministerio del Interior a través de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias para frenar el contagio masivo del que ya informó en primicia OKDIARIO hace semanas. Un preso que había regresado de permiso fue el origen de un brote sin precedentes dentro de una prisión que ni puso ni ha puesto las medidas necesarias para proteger a los internos que están bajo su responsabilidad y a los trabajadores que allí se exponen a diario al contagio. Las cifras avalan esta afirmación:

“Actualmente, a los 69 positivos confirmados del pasado día 23, debemos sumar 90 positivos más entre el módulo 7 y el 2 de la unidad de cumplimiento. Si a esto le añadimos los positivos del módulo 26, enfermería de preventivos y del módulo 3, nos encontramos, ahora mismo, con un total de 162 internos positivos, más de 500 internos en situación de aislamiento sanitario provisional y esperando los resultados de los más de 200 PCR realizados en la tarde de ayer y hoy por la mañana” Estos datos los defiende la asociación profesional Tu Abandono Me Puede Matar. OKDIARIO ha podido contactar con trabajadores que en este momento se encuentra trabajando en Picassent sin saber si lo que tienen allí son 169 presos contagiados de Covid o más de 1.000, si en las próximas horas se confirman las pruebas diagnósticas y los aislamientos provisionales.

Las medidas fallidas

¿Y a qué se ha debido que los contagios de Covid se disparen en la cárcel? Al contrario de lo que ocurre en la vida en libertad aquí no se puede culpar al comportamiento de los internos. Lo que tiene ser un preso es eso, que tienes que hacer lo que te dice el funcionario de prisiones, y éste el director de la cárcel y éste responde ante la secretaría de Instituciones Penitenciarias, dependiente de Interior. El fracaso de Fernando Grande-Marlaska en la gestión del Covid en las cárceles no solamente es obvio sino preocupante y peligroso. Para empezar, hay que repasar las órdenes dadas por el Jefe de Servicio a través del walkie: los internos de tres módulos no podrán salir de sus celdas, hasta ahora deambulaban e interactuaban con otros reclusos, ningún interno de la categoría carcelaria de ‘Cumplimiento’ podrá abandonar su módulo, o sea que los internos no sólo estaban alternando con otros presos de su entorno, sino que lo hacían con los de otras partes de la prisión. En las instrucciones se ha especificado que quedan suspendidos todos los talleres. Así que en mitad de una tercera ola cuyo techo de contagios parece que no llega se estaba permitiendo la entrada a la cárcel de monitores para dar clases en talleres de la prisión. Un desastre. Ahora mismo a Picassent no puede entrar nadie que no sea un funcionario que trabaje allí.

Pero si las medidas contra el Covid en la cárcel con los internos han sido escasas, el control de la enfermedad con los funcionarios resulta vergonzante. OKDIARIO ha tenido acceso al contenido del testimonio de un funcionario que trabajó en Picassent hace sólo unas horas expuesto al Covid y esto es lo que cuenta: “Yo llevaba puesta la mascarilla de casa. Pero me pasee por la sala de televisión de uno de los módulos con 80 personas encerradas jugando al parchís, ninguno llevaba mascarilla. También pasé por la sala del economato y como hacía mucho viento tenían la puerta cerrada del patio, es decir, sin ventilación. Y después me tocó el cierre de celdas; así que, aunque llevaba mi mascarilla FFP2, con el tiempo que estuve con ellos y la carga vírica que debía de haber, me temo que lo habré pillado”.

Mandar al preso al fondo de la celda

Esa es la otra demanda y denuncia de los trabajadores. Es prácticamente imposible someterse a una prueba PCR si eres trabajador si no se pide de manera insistente y siempre queda a criterio de la dirección hacerlo o no. Por no hablar de los equipos de protección individual, las EPI´s. Mientras el personal sanitario realiza pruebas a los internos con buzos de protección, gafas, mascarillas y guantes, ojo, como debe ser, sorprende la instrucción recibida por los trabajadores desde la dirección de la cárcel: “Desde Riesgos Laborales nos dicen que nuestras EPI´s son los guantes de nitrilo y las mascarillas FFP2. Que lo que tenemos que hacer es decirle al interno que se coloque en el fondo de la celda y que cierre la ventana cada vez que tengamos que abrir para dejarle lo que haga falta. Esos sí, los médicos y los auxiliares con buzos integrales. Ya le hemos dicho al jefe que nosotros no abrimos celdas en estas condiciones”. Desde ese departamento se les dice a los trabajadores que este es el protocolo desde abril. La diferencia es que, en abril, en uno de los módulos de esta cárcel  había cero contagios de Covid y hoy hay más de 60.

Otro dato que Interior no parece computar es la deambulación de los propios trabajadores. Muchos de los funcionarios acaban su jornada y hacen vida con esposas, maridos, hijos y en muchos casos padres de avanzada edad. Es cierto, todos volvemos a casa después de pasar jornadas laborales en diferentes lugares, pero ahora mismo ir a Picassent a trabajar es afrontar una jornada laboral rodeado de 2.000 presos que son todos sospechosos de portar Covid en la cárcel.

Interior sigue sacando pecho, dice que la gestión del virus en prisión es impecable y que hasta el Defensor del Pueblo la respalda, A través de sus redes sociales tilda de “inexactas” algunas informaciones periodísticas, pero hace poco hincapié en los datos previos a la explosiva situación de Picassent: desde el 1 al 24 de enero 119 funcionarios han dado positivo en Covid, 59 están en cuarentena, 176 presos se han contagiado y 161 están en cuarentena. 13 módulos permanecen aislados y 16 trabajadores externos también son positivo en Covid. En menos de un mes, para ser exactos.

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