Margallo: «España vive con Sánchez una crisis existencial muy grave y nos jugamos el ser o no ser»

"Sánchez es un amoral, está dejando desnudo al Estado y poniendo en bandeja un referéndum de secesión"

"Pablo Iglesias sigue mandando en Podemos. Yolanda Díaz es una muleta de Sánchez"

"Feijóo derogará las leyes del sanchismo como ha prometido y, si no, el que no estará seré yo"

Margallo: «Con Sánchez estamos al borde de una autocracia en toda regla»

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José Manuel García-Margallo cree que España vive un «momento existencial, de ser o no ser, muy grave», que empeorará si Sánchez consigue, tras las próximas elecciones, volver a formar Gobierno con la misma mayoría actual: «Lo formaría con un PSOE más jibarizado que ahora y, por tanto, más dependiente de sus aliados externos». El eurodiputado del PP y ex ministro de Asuntos Exteriores acude a HOY RESPONDE de OKDIARIO para presentar su libro ‘España en su laberinto’, escrito junto al que fuera secretario de Estado suyo en Exteriores, Fernando Eguidazu. En la entrevista, Margallo define al presidente del Gobierno como un «amoral». Cuenta que le recuerda a Narváez: «Cuando se iba a morir, su confesor le preguntó si quería perdonar a sus enemigos y Narváez contestó: ‘No puedo. Los he fusilado a todos’». Para Margallo, el derribo de la Transición comenzó con Zapatero y el Pacto del Tinell: «Sánchez es su heredero».

Margallo habla de la reforma exprés y por la puerta de atrás de los delitos de sedición y malversación ordenada por Sánchez para contentar a ERC: «Si esto sale como él quiere, celebrar un referéndum unilateral de secesión siempre que no haya violencia no va a tener ninguna penalización y dedicar fondos públicos a ello tampoco». Para Margallo, el plan de Sánchez «deja completamente desnudo al Estado sin capacidad jurídica de reacción si, encima, ha prometido desmantelar las estructuras del CNI en Cataluña». «Sánchez -concluye- les está poniendo a los independentistas las cosas en bandeja para hacer un referéndum de secesión».

«Es chocante y muy triste -señala- que el Gobierno critique los referéndums de autodeterminación [prorusos] en Crimea y el Donbass en Ucrania y le parezca bien hacerlo en España, que es la nación más antigua de Occidente». Margallo recuerda que esto sólo pasa en Etiopía y en el archipiélago caribeño de San Cristóbal y Nieves.

Para Margallo, no es casualidad ni un error inconsciente de Sánchez. Define al personaje como un «amoral»: «Es el único personaje político que he conocido en España y fuera de España que carece de límites, que carece de principios. No es que sea inmoral. Es que es amoral y su único objetivo es permanecer en el Gobierno al coste que sea».

Sánchez, heredero de Zapatero

«Sánchez hereda a Zapatero», dice Margallo: «Siendo líder de la oposición, en 2003, él firma el Pacto del Tinell, con comunistas e independentistas, que diluye el concepto de la nación española y por el que se comprometen a no hablar ni dialogar con el Partido Popular ni en Cataluña ni en ninguna otra parte de España sobre ninguna materia. Eso fue la ruptura del espíritu de conciliación de la Transición».

Margallo describe así el salto histórico de Zapatero y Sánchez rompiendo con el PSOE socialdemócrata de Felipe González: «Sánchez y Zapatero empalman con la II República. La Transición para ellos es un paréntesis desgraciado». Margallo afirma que «la II República fue un fracaso desde su origen» y recuerda las palabras de Azaña nada más tomar posesión: «La República será de izquierdas o no será». «Eso era dejar la mitad del país fuera», destaca. «El propio Jiménez de Asúa, presidente de la Comisión Constitucional en 1931, dijo: ‘Esta es una Constitución claramente de izquierdas’». Para Margallo «idealizar» la II República como hace la izquierda española es un «ejercicio de imaginación»: «Es que hubo seis golpes de Estado en cinco años, que es el mismo tiempo que duró el Gobierno de Suárez». Entre ellos, el protagonizado por el PSOE, la proclamación del Estat Catalá y tres de los anarquistas.

Pablo Iglesias y Yolanda Díaz

«Pablo Iglesias sigue mandando absolutamente en Podemos», dice con toda claridad de su contertulio semanal en la Cadena SER. «Está preocupado porque es consciente de que la persona a la que encomendó el mantenimiento de Podemos [Yolanda Díaz] se ha puesto a jugar a un juego diferente». Para Margallo, «Yolanda Díaz es una muleta de Sánchez». «Yolanda Díaz va a acabar en el espacio de Sánchez. Se presentarán como una coalición o algo similar. Medirán bien en qué provincias para no perjudicar al PSOE».

Margallo y Eguidazu reflexionan en ‘España en su laberinto’ sobre las crisis que ha vivido España desde el inicio de la edad contemporánea hasta el desmontaje actual de la Transición. «La tesis es que cuando los españoles hemos sido capaces de ponernos de acuerdo, las crisis se han resuelto bien. Y cuando no, se han resuelto mal». Margallo y Eguidazu defienden -con los datos históricos en la mano- el bipartidismo como elemento estabilizador de España: «Las cosas han ido bien cuando ha habido dos partidos, instalados en la centralidad (centroderecha y centroizquierda) que coinciden en los que Cánovas llamaba ‘las verdades madre’: España es una nación, la monarquía parlamentaria, la separación de poderes, la economía social de mercado…». Mucho por hacer en todos los terrenos. «España ha perdido más de 15 años. Tenemos el mismo PIB per cápita que en 2005», destaca. Cree que esa labor de Estado es imposible hacerla con el actual PSOE. Si el PSOE se va a la oposición, sí cree que vivirá una catarsis.

Feijóo y su idea de España

Margallo nunca entendió que Zapatero dijera aquello de que «la nación es un concepto discutido y discutible». «Si uno no sabe ni la nación que preside…». Para él, cualquier gobernante ha de tener una idea clara de su nación. «¿Feijóo la tiene?», le preguntamos. Margallo es consciente que la política lingüística de Feijóo en Galicia o su idea del «bilingüismo cordial» en Cataluña genera dudas en su propio espacio político. Margallo cree que Feijóo sí tiene una idea de España y propone no dejar que los nacionalismos excluyentes secuestren y arroguen la bandera de todas las lenguas españolas, incluyendo como tales, no sólo el castellano, sino también el catalán, el vasco, el gallego y el valenciano. «Feijóo ha dicho en público que cuando oye el himno nacional se le ponen los pelos de punta», añade.

«Eso no puede ser», responde rotundo Margallo y con cara seria a la pregunta de si sería un error que Feijóo se dedicara -como Rajoy- a gestionar sólo la economía y no a desmontar el tinglado ideológico-jurídico del sanchismo: «Sánchez ha hecho mucho daño que hay que revertir. En el primer Consejo de Ministros hay que derogar la Ley de Memoria Histórica y la Ley de Memoria Democrática, la Ley Trans…». Le preguntamos si ve a Feijóo con el carácter y la determinación para hacerlo: «Estoy absolutamente convencido de que lo hará. Si no, el que no estaré seré yo».

Margallo rompió con Rajoy. Hablar del asunto se nota que le duele. Y lo confiesa abiertamente. La larga sombra, pese a su corta estatura, de la entonces todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría pesó mucho. Margallo dejó el gobierno en noviembre de 2016, año y medio antes del penoso episodio de la moción de censura, las peleas entre Soraya y Cospedal, un bolso en el escaño del presidente del Gobierno de España y un Rajoy saliendo zigzagueante y con nocturnidad del Arahy, en la Puerta de Alcalá, mientras en el Congreso España quedaba en manos de Pedro Sánchez.

«Yo me disgusté con él y él se disgustó conmigo», dice con un halo de tristeza sincero y repentino al sacarle el tema. Él ha explicado en público varias veces por qué, aunque quizá no pueda contarlo todo. «¿Ha vuelto a hablar con Rajoy?», le preguntamos. «Por desgracia, no…». Y lo repite: «Por desgracia, no». Margallo se muerde el labio inferior de forma espontánea al hablar y afirma: «Es uno de los hechos más dolorosos de mi paso por la política». «¿Y le duele?». No duda: «Sí, claro», responde cabeceando. «¿Y a Rajoy?». «Pues no lo se. Eso habrá que preguntárselo a él», concluye.

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