Iglesias más marqués que nunca: exige al juez que no le hable el hombre que le pone Manolo Escobar
El juicio de la pareja gubernativa contra Miguel Frontera -el temible hombre que hizo sonar ese siempre aterrador ‘¡Que viva España!’ de Manolo Escobar ante el casoplón de Pablo Iglesias e Irene Montero- está dejando capítulos para la historia judicial. Tras declarar el vicepresidente social y su mujer ministra que viven presos del “miedo” por el gélido sonido de Manolo Escobar más allá de su muro -de piedra- y muralla -de 20 agentes y escoltas-, ahora, los líderes de los desfavorecidos -como ellos se definen-, los mismos que entonaban aquello de “nunca nos iremos de Vallecas”, han conseguido una orden para que Frontera no les hable. Para que ese tenebroso hombre que reproduce también el himno de España desde su móvil no se les dirija por ningún medio de interlocución. Ni al vicepresidente ni a su señora ministra. Cual auténticos marqueses, han conseguido ambos que se le prohíba al apóstol del pasodoble, “comunicarse” con ellos. No vaya a ser que les hable y los sumerja en el peor de los pánicos.
El auto del juez señala que “los delitos imputados a D. Miguel Ángel Frontera Díaz justifican la adopción de una medida cautelar para la protección de D. Pablo Iglesias Turrión y Doña Irene Montero Gil. Ello, en aplicación de los artículos 13 y 544 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y de los artículos 48 y 57 del Código Penal”.
Y es que “en efecto, la gravedad de los delitos, uno de ellos castigado con pena de prisión de uno a cuatro años; la reiteración de los hechos denunciados; la existencia de tres menores de edad – los hijos de D. Pablo Iglesias Turrión y Doña Irene Montero Gil- que podrían verse afectados por tales hechos; y la necesidad de evitar la comisión de nuevos delitos, habida cuenta lo manifestado por el investigado a los Agentes de la Guardia Civil, sobre su empeño en seguir actuando de la misma forma, tal como pudo apreciarse en una de las grabaciones de video que fue reproducida, nos llevan a entender que resulta procedente el dictado de una medida de protección, consistente en prohibir a D. Miguel Ángel Frontera Díaz acercarse a D. Pablo Iglesias Turrión y Doña Irene Montero Gil, a su domicilio, a su lugar de trabajo y a los lugares frecuentados por los mismos”. Es decir, que se le prohíbe acercarse a la pareja gubernamental. Pero el auto no acaba ahí.
La misma decisión judicial prohibe a Frontera “comunicarse con ellos, por cualquier medio o por persona interpuesta; teniendo en cuenta, asimismo, en relación a esta última prohibición, que, para la comisión del algunos de los delitos que se imputan a D. Miguel Ángel Frontera Díaz, no sería necesario el contacto físico con las víctimas”. Vamos, que tampoco se podría comunicar en la distancia, a gritos, o por medio de las nuevas tecnologías.
El auto destaca que “las citadas medidas cautelares pueden afectar, a derechos fundamentales de la persona (art. 19 de la C.E.) Por ello, sólo podrán acordarse si, efectuando un juicio de ponderación entre el interés de protección de las víctimas y la afectación de los derechos fundamentales del investigado, resulta más relevante el primero.
Y este juicio de ponderación lleva a entender, en primer lugar, que las medidas a adoptar en este caso se revelan, sin duda alguna, como idóneas para proteger a las víctimas. La separación física y imposibilidad de establecer una comunicación entre el investigado y las víctimas impiden la comisión de nuevos hechos delictivos”.
Porque el “miedo” de los hombres más protegidos del Gobierno a tener que volver a escuchar a Manolo Escobar justifica cualquier decisión: “Las medidas son también necesarias dada la existencia de una situación de riesgo en las víctimas, en atención a las circunstancias expuestas en el Juzgado de 1a Instancia e Instrucción no 01 de Collado Villalba”.
Y es que en esa sede judicial se ha escuchado recientemente uno de los más heladores testimonios de los últimos tiempos: “Con miedo, señoría”. Tal y como dicen sentirse Pablo Iglesias e Irene Montero. Con miedo y terror desde que Frontera hizo sonar el muy terrorífico ‘¡Que viva España!’ de Manolo Escobar ante su casoplón plagado de cámaras de seguridad, sensores de movimiento y con un amplio dispositivo de la Guardia Civil. Asustados y sin poder pegar ojo ambos -Pablo e Irene, Irene y Pablo, la pareja gubernamental- porque, a decenas de metros de su casa, con un muro infranqueable de por medio y tras una muralla de 20 agentes especializados en la protección de personalidades, un hombre, armado con su móvil, ha decidido dejar correr las notas de ese mítico “entre flores, fandanguillos y alegría, nació mi España, la tierra del amor”. Y nada menos que las del himno de España.
Todo un testimonio -por medio de videoconferencia, no vaya a ser que apareciera el hombre del móvil o una visión de Manolo Escobar en el Juzgado- que el vicepresidente social y la ministra de Igualdad han expresado ante el Juez para intentar que metan en prisión a Miguel Ángel Frontera, uno de los protagonistas de las caceroladas. En concreto, el que hizo sonar el himno de España y el muy aterrador ¡Que viva España! del siempre tenebroso Manolo Escobar, y que ahora se enfrenta a penas de prisión en el juicio que ya se celebra en Collado Villalba tras la querella de Iglesias y Montero y la denuncia de la siempre atenta Fiscalía.
Y, todo, porque las penas de los delitos de los que acusan Iglesias y Montero a Frontera se incrementan a medida que su impacto crece en las supuestas víctimas. Y, claro, quién podría aguantar tremendas letras como aquellas de Escobar que aseguraban que “sólo Dios pudiera hacer tanta belleza. Y es imposible que puedan haber dos. Y todo el mundo sabe que es verdad. Y lloran cuando tienen que marchar. Por eso se oye este refrán. ¡Que viva España! Y siempre la recordarán. ¡Que viva España!».
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