El frenazo de la economía provocado por la invasión de Ucrania alienta de nuevo el adelanto electoral
La subida de los precios que la invasión rusa de Ucrania ha provocado en los suministros básicos genera "mucha preocupación" en Moncloa
El FMI alerta de que la economía de Ucrania podría caer un 35% en 2022 si la guerra se prolonga
Sánchez, único presidente al que UGT y CCOO no han organizado una huelga general en una crisis económica
En público, Pedro Sánchez sigue manteniendo que la legislatura se agotará. No sólo eso. Que, si puede, la prolongará hasta enero de 2024. Pero en privado, los escenarios con los que trabaja el gabinete presidencial son otros. El frenazo de la economía que está provocando la invasión rusa en Ucrania, acentuando aún más una subida de los precios que ya se venía registrando desde hace meses, alienta de nuevo un adelanto electoral.
Los socialistas, tras dejar atrás la pandemia, basaban su estrategia electoral hasta los comicios del año que viene en la recuperación económica. De ahí que el estallido de la guerra, que en Moncloa se negaban a dar como una opción posible hasta el mismo día de la invasión, haya caído como un jarrón de agua fría en el gabinete. Porque ya no habrá recuperación y la escalada de los precios provocará un enfado cada vez mayor entre los ciudadanos. Entre los ministros hay «inquietud, incertidumbre y hasta impotencia» por ver cómo el conflicto bélico puede torcer sus planes.
El jefe del Ejecutivo ha pasado de hablar a diario de la recuperación y la resiliencia, escudándose en su famoso plan que moviliza miles de millones de euros de los fondos europeos, a hablar de «economía de guerra». El viernes, en Versalles, el presidente aseguró en una charla informal con periodistas que «si estamos en lógica de guerra tendremos que tomar decisiones que no pensábamos». Ése va a ser el nuevo discurso. Y la excusa para sus cambios de opinión.
El hastío de la ciudadanía
Una de las cuestiones que más preocupan en el complejo presidencial es el impacto que la subida de los precios puede tener entre la ciudadanía. El termómetro de la calle será crucial para que Sánchez pulse o no el botón de la convocatoria electoral. Si los próximos sondeos del CIS muestran un aumento de la preocupación entre los españoles por su situación económica y el no poder llegar a final de mes «esperar mucho tiempo más no va a ser una buena opción», subrayan en el entorno del presidente. «Porque cuanto más tiempo pase, peor será el efecto en el bolsillo de los contribuyentes» apunta.
La relación con Podemos
Otra cuestión que puede dinamitar la legislatura, aunque en este caso podría mantenerse en el Gobierno jugando con la aritmética parlamentaria, es la relación con Podemos y una eventual salida de los morados del Ejecutivo.
La tensión interna que ha provocado el envío de armas a Ucrania volverá a poner a prueba el estado de salud de la coalición cuando, en los próximos días, salga un nuevo cargamento armamentístico hacía el país. Y cuando, tras el pacto alcanzado con las comunidades autónomas en La Palma -en una reunión en la que no había ningún ministro podemita-, el Gobierno baje los impuestos. El PP ya le ha trasladado su apoyo. Y con Alberto Núñez Feijóo se abre un nuevo escenario.
«Se siente fuerte»
Ese acuerdo -que suma el apoyo de todas las regiones a las decisiones que adopte Sánchez y a su estrategia negociadora ante Bruselas- hace que el presidente se sienta «fuerte».
Nunca antes Moncloa había logrado un consenso tan generalizado con los representantes regionales, más aún, tras unos años de relaciones tormentosas entre el Ejecutivo central y algunas autonomías. Con este respaldo el líder del PSOE tiene prácticamente carta blanca para todo. «Y hará todo lo que tenga que hacer», aseguran en su entorno, respecto a la toma de las decisiones que considere más oportunas.
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