Calvo a la Casa del Rey: «Mientras gobernemos nosotros, Don Juan Carlos no volverá a España»
La vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo dejó constancia de las prioridades de Pedro Sánchez frente a la situación del Rey emérito hace ya medio año: “Mientras gobernemos nosotros, Don Juan Carlos no volverá a España”. La frase fue lanzada por la mano derecha de Sánchez en el PSOE a finales de julio y ante la atónita mirada del jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, Jaime Alfonsín.
La afirmación, de hecho, dejó en evidencia la estrategia de Moncloa. Una estrategia mantenida a lo largo de casi cinco meses de presión a Zarzuela para que Juan Carlos saliera de España y no volviera. Un plan, previo a la regularización fiscal, que pasaba por apartar por completo la figura del emérito del protagonismo y los medios españoles. Y un plan que no buscaba, como ahora se confirma, que Moncloa no quiere que el emérito esté en España en Navidad para proteger a la Monarquía. El verdadero propósito del Gobierno era y es la salida de Juan Carlos a largo plazo con el fin de evitar tensiones extra para el PSOE.
La frase de la vicepresidenta del Gobierno no surgió de la nada. Desde el mes de febrero y hasta el día 3 de agosto en el que Juan Carlos aceptó definitivamente abandonar España, fueron varios los encuentros entre Calvo y Alfonsín, y numerosas las presiones para que el emérito saliera de escena.
“Esto no puede seguir así. Don Juan Carlos tiene que salir de España”. Esa frase fue una de las que más veces tuvo que escuchar por aquellas fechas, y de forma reiterada, el jefe de la Casa del Rey. Tantas veces repetida, por cierto, como contestada. Y con repuestas negativas. Pero Moncloa insistía. Y la presión crecía a medida que las noticias surgían y salpicaban más y más la imagen de Juan Carlos.
Muchas de las frases que más tarde se escucharon por boca de Pedro Sánchez nacieron por aquellas fechas. “El Rey debe distanciarse de Don Juan Carlos”, señalaba entonces Calvo. Justo la misma frase con la que Sánchez saludara un 4 de agosto -un día después de la salida de España del emérito- la decisión de Juan Carlos de ‘distanciarse’.
“Hemos de evitar que se juzgue a la institución”, subraya en sus encuentros con Alfonsín la vicepresidenta. Justo la misma expresión que más tarde usara el presidente para garantizar que con la salida del emérito no se juzgarían “instituciones, sino personas”.
Estrategia de Moncloa
Y es que los mensajes de Calvo no eran sino la correa de transmisión de una estrategia, y unas palabras, definidas en el laboratorio de Moncloa. El planteamiento de la vicepresidenta Calvo, sin embargo, tenía únicamente como apoyo la capacidad de presión y negociación de Moncloa con Zarzuela, porque lo cierto es que Juan Carlos ni soportaba por aquellas fechas, ni soporta en estos momentos, ninguna imputación ni limitación de movilidad y, por lo tanto, legalmente, puede volver a España y pasearse libremente en cualquier momento y por cualquier rincón del país.
Pero las frases, lanzadas en las conversaciones mantenidas entre el jefe de la Casa del Rey y Carmen Calvo en infinidad de ocasiones, también recibían un refuerzo negativo: el de mostrar que esa insistencia se podía volver en contra de la Casa Real. Por ello, y ante la negativa de Zarzuela a asumir en los primeros meses de tira y afloja el plan de Sánchez, fue el propio presidente del Gobierno quien cargó las tintas en público lanzando su famosa frase de que el descubrimiento de nuevos escándalos sobre las finanzas de Juan Carlos implicaba la aparición de noticias «inquietantes, que nos perturban a todos». Y remarcó: «A mí también”. Todo un aviso de que la salida de Juan Carlos debía materializarse. Por las buenas, o con presión externa.
De hecho, aquella intervención finalizó con un curioso agradecimiento al Rey Felipe. Por “distanciarse”. Surgía, de ese modo, y una vez más, el reiterado mensaje: el de la necesaria distancia. Pero la física. Ya por aquellas fechas se habló de la situación fiscal. Y de la posibilidad de que aparecieran rastros de ingresos sin declarar a Hacienda. Y de que no sería extraño tener que dar paso a una regularización. Charlas anticipadoras de todo lo que estaba por llegar.
Charlas predecesoras de las que en las últimas semanas se han mantenido. Pero ahora, ante la evidencia del deseo del Rey emérito de volver a España en las cercanías de la Navidad una vez presentada ante la Agencia Tributaria la documentación necesaria para ponerse al día en el pago de impuestos. Y unas charlas que abrieron la vía definitiva al actual punto de encuentro entre Moncloa y Zarzuela, porque ninguna de las instituciones considera en estos momentos adecuado que el hombre más buscado por los focos retorne al territorio nacional y al absoluto y más aplastante protagonismo en las portadas, en plena regularización fiscal y con un inmenso debate abierto en el seno del Gobierno sobre la institución monárquica.
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