El agresor absuelto por Carmena «llevó a la chica a unos arbustos y le arrancó la camisa y el sujetador»

El agresor absuelto por Carmena «llevó a la chica a unos arbustos y le arrancó la camisa y el sujetador»
Confluencia de las calles Río Manzanares y Río Alagón, donde se produjo el intento de agresión sexual.

Manuela Carmena, como ponente de la sentencia absolutoria de un intento de agresión sexual, no apreció en el relato de los hechos probados ningún atisbo de delito sexual, es más, la sala coincidió en mostrarse incapaz de determinar lo que sucedió, de ahí la absolución al agresor.

Los hechos probados en la sentencia dictada por un juzgado de Alcalá de Henares describen algo más que un posible robo. «El agresor abordó a la joven que se encontraba realizando una llamada telefónica en una cabina», describe el documento judicial, que señala que «ayudado de un tubo de hierro, el acusado se puso a su espalda [de la víctima] tapándole la boca con una mano, mientras con la otra la arrastró de la cintura hacia una zona de arbustos de un parking cercano», señala la sentencia original.

A continuación, el acusado tiró a la víctima «contra los arbustos» y le arrancó «el abrigo, la camisa y el sujetador». La víctima, en todo momento, mostró una notable resistencia a la agresión. Incluso cuando el agresor la tiraba del pelo para intentar inmovilizarla, la chica seguía luchando por escapar de aquella situación. En todo momento, ella pidió ayuda, pero dada la hora –00.45 horas de la noche– nadie acudió para salvarla.

Finalmente, la víctima logró zafarse del atacante, corriendo a pedir ayuda a un conductor de autobús que se encontraba en las inmediaciones del lugar donde se produjo el intento de agresión.

Los jueces de la Audiencia provincial, Manuela Carmena, Ramiro Ventura Faci y Fernando Orteu Cebrián, reconocen que son incapaces de explicar, una vez expuestos los hechos, la motivación de los mismos. ¿Era una agresión sexual? ¿Un intento de robo? Resulta curioso que, a la vista de la pruebas presentadas en la causa original, los magistrados sean capaces de discernir que no se trata de un abuso sexual pero tampoco sepan explicar qué tipo de delito –desde su punto de vista ninguno– se produjo.

Lo cierto es que la crisis de ansiedad de la chica, así como las numerosas heridas que le produjeron aquella noche, no bastaron para demostrar ni abuso sexual, ni agresión ni intento de robo.

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