Interior plagará de agentes la frontera con Francia para atrapar a Puigdemont, que quiere volver antes del 21-D

investidura puigdemont
Una patrulla de la Guardia Civil en el Pirineo.
Carlos Cuesta

El Gobierno tiene la evidencia de que Carles Puigdemont planea aparecer el último día de campaña en Cataluña. De que pretende salir de Bélgica escondido en coche y llegar hasta Barcelona para hacer un mitin, o, en caso de no poder llegar hasta la capital, realizar un acto de campaña en alguna localidad previa más discreta, pero plagada de medios ‘amigos’ que se encarguen de dotar de épica al relato.

La Policía y Guardia Civil lo saben y no piensan permitir, bajo ningún concepto, que ese acto se convierta en un motivo de movilización electoral extra del separatismo y de humillación para España. Por ello, el Ministerio de Interior tiene preparado ya un fuerte dispositivo policial que se encargará de vigilar y controlar la frontera para detener al expresident regional en el momento en el que pretenda cruzar los Pirineos camino de Cataluña.

El dispositivo -cuya reunión de planificación se efectuó ya el pasado lunes- está integrado por Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil. La primera línea de actuación serán los Mossos, puesto que es su jurisdicción, pero la envergadura de la operación requerirá del complemento obligatorio de Policía y Benemérita.

En el Gobierno se conocen los planes. Se sabe que la propuesta ha partido de un sector de PDeCAT (ahora JxCAT), no precisamente el más amigo de Puigdemont, pero que ha sido aceptada por la mayoría del partido. Y se sabe igualmente que Carles Puigdemont tiene miedo. Los asesores de su partido le han insistido en dos ideas. La primera, que JxCAT está muy cerca de adelantar a ERC y que una “traca final” como su aparición en un acto de campaña sería decisiva para conseguirlo.

La segunda idea pasa por el hecho de que sería posible volver a Bélgica posteriormente. Desde la Policía española no han tardado en contactar con Francia –país que debería cruzar Puigdemont en su travesía de ida y vuelta– para garantizar que este plan no puede salir bien. Y la respuesta francesa no ha podido ser más tajante. “La euroorden se activaría en horas”, han contestado desde la Administración gala. Es decir, que si Puigdemont contaba con poder escapar a la prisión, deberá saber que lo va a tener realmente difícil. Porque si se escapa a la ida, a la vuelta, Francia estará prevenida y hará todo lo posible por apresarlo y entregarlo a España en horas.

Las autoridades españolas saben que la prisión asusta a Puigdemont. Y saben que la posibilidad de que el plan no se ejecute depende, básicamente, de su miedo a la prisión.

La escenografía, pese a ello, está diseñada por los separatistas. Y pasa por aprovechar las leves medidas cautelares que decretó la Justicia belga para el ex presidente de la Generalitat y prófugo, Carles Puigdemont. Y es que el magistrado les ha impuesto, únicamente, la obligación de no abandonar Bélgica sin el permiso del juez, la exigencia de asistir en persona a todas las audiencias judiciales, el deber de cumplir con todas las citaciones que practiquen los Juzgados o la Policía y el de aportar una dirección donde se les puedan comunicar las citaciones. Pero, como se puede comprobar, ninguna de ellas evitaría en realidad el riesgo de que Carles Puigdemont se monte en un coche y recorra el tránsito hasta Cataluña por carretera.

La Fiscalía, por su parte, tiene claro que pedirá detener inmediatamente a Carles Puigdemont en cuanto pise España. El punto se debatió ya durante el mandato de José Manuel Maza al frente de la Fiscalía General. Y la conclusión fue y sigue siendo rotunda: el expresident de la Generalitat y los exconsellers fugados a Bélgica han demostrado su intención más que evidente de fugarse y de escapar a la acción de la Justicia. Por eso, y por lo continuos mensajes en favor del golpe separatista, todos ellos son merecedores de la petición de detención inmediata en cuanto entren en territorio jurisdiccional español.

Es más, el acto de provocación de pretender presentarse en campaña en España agravaría la acusación contra Puigdemont elevando su horizonte penal.

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