Mayor Oreja: «El proyecto de ETA de ruptura de España está vivo en Cataluña»

Jaime Mayor Oreja
Jaime Mayor Oreja
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Madrid
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Jaime Mayor Oreja (San Sebastián, 1951) era ministro de Interior cuando ETA decidió secuestrar y asesinar a Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua. Hoy vive alejado de la política en activo. Recibe a OKDIARIO en su despacho de la Fundación Valores y Sociedad, desde la que impulsa movimientos ciudadanos para una regeneración social, cultural y política.

PREGUNTA.- El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco provocó una reacción unánime de la sociedad española contra el terrorismo de ETA como nunca se había visto. ¿Puede ser considerado como el principio del fin de la banda terrorista?

RESPUESTA.- Bueno, es que no hay fin de la organización terrorista. No hay fin de ETA. Hay un momento en el que ETA ha dejado de matar. Ha dejado de ser la vanguardia del movimiento nacionalista. Pero el proyecto de ETA, el proyecto de ruptura con España está vivo. Está vivo en Cataluña. Porque ETA no es solo una organización terrorista, es un proyecto político de ruptura. Nació para romper España. Ellos se han convertido en el País Vasco en la alternativa al PNV y lo hemos dejado de ser los constitucionalistas. En Navarra parte del gobierno es de ETA. Y Cataluña, pues evidentemente está en un proyecto de ruptura que es el proyecto de ETA.

Nosotros lo que sí conseguimos con todo aquello, desde el fortalecimiento del Estado de Derecho, fue acabar con aquella vanguardia. Conseguimos que la organización casi desapareciera. Aquello fue el principio del fin de la organización. El exceso de crueldad y la movilización social produce también un efecto en el nacionalismo vasco que hace que el PNV y ETA se abracen un año después.

P.- En Estella.

R.- Sí. El 16 de diciembre de 1998. Porque ellos temieron que aquello no sólo fuese el final de ETA, sino también el final del nacionalismo. Entonces, rápidamente, el movimiento nacionalista en su conjunto determinó una tregua trampa que se tradujo en una década de treguas de ETA para avanzar en su proyecto político. Pero dejaron de matar. Lo que nos alegra a todos los bien nacidos, pero sin dejar de entender y comprender que eso no significa el final de ETA. Eso significa esencialmente una nueva etapa en la que España tiene que afrontar un proyecto de ruptura más sofisticado.

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