Granados: «El millón del altillo de casa de mis suegros procede del cierre de mi cuenta en Suiza»

Francisco Granados

P.- ¿Cómo analiza usted su implicación en la trama Púnica?

R.- Hay una motivación planificada de meterme con calzador en todas y cada una de las cuestiones investigadas a pesar de no tener nada que ver conmigo.

¿Eso es una motivación política? No lo sé. Pero que hay una motivación evidente de que haya una figura de cierta relevancia, de cierta entidad política en la operación, con el objetivo de darle empaque a algo que no lo tiene, pues es evidente.

P.- Pero los jueces y fiscales no se inventan las cosas.

R.- En muchos casos, sí. Cuando los fiscales dicen que mi hermano ha utilizado mi dinero para compararse su piso, se lo están inventando. Cuando dicen que yo he recalificado un millón de metros cuadrados en Valdemoro, se lo están inventando. Cuando dicen que he generado unas plusvalías de 700 millones de euros con recalificaciones en Valdemoro, se lo están inventando. Cuando dicen que yo he tenido alguna participación en la empresa pública Arpegio, en eso que ellos denominan «habría podido influir», se lo están inventando. Y cuando han dicho que quedaba acreditado que yo tenía un patrimonio oculto en el extranjero, se lo han inventado a sabiendas de que era falso. Con el único objetivo de tenerme en prisión todo el tiempo posible a ver si cantaba y reconocía unos delitos que no podía reconocer porque no los he cometido.

P.- Sí es verdad la cuenta Suiza.

Efectivamente. Todo esto empieza por una comunicación de la fiscalía suiza por una cuenta que abrí a principio de los 90, cuando trabajaba en un banco de inversión a través de un intermediario que ha sido imputado. Empecé con una cantidad de ahorro de mis padres que luego fui nutriendo a través de operaciones en bolsa. En el año 99, cuando llego al Ayuntamiento de Valdemoro, yo había sido hasta ese momento un profesional de éxito en banca y no me planteaba mi vida futura como político profesional. En ese momento no pensé cerrar la cuenta. Pero sí cuando Esperanza Aguirre me llama para nombrarme consejero.

Se lo planteo al banco francés BNP Paribas. Le planteo que quiero cerrar la cuenta y me explican que la única forma para que me devuelvan el dinero es buscarme un contraparte que me dé el dinero en España y él se quede con mi dinero aquí, en Suiza. Así lo hacemos. Y esa contraparte, lamentablemente para mí, es David Marjaliza.

P.- También se podía hacer de otra manera, que era regularizando con la Agencia Tributaria.

R.- Regularizando, sí. Yo era en ese momento alcalde de Valdemoro, estaba a punto de ser nombrado consejero de Esperanza Aguirre y sentí vértigo. Esa es la verdad. Ese es el gran error de toda esta historia. Yo quería desaparecer de esa situación lo más rápido posible. Y cometo el gran error de hacerlo mal. Francamente mal.

Primero porque no hice esa regularización. Y segundo, por buscarme una contraparte que luego salió como salió. Este es el origen. Y en lo que a mí se refiere, el final de la Púnica.

P.- Lo que es incontrovertible es el millón de euros que aparece en el altillo de casa de sus suegros.

R.- Yo no negué la noticia y dimití al día siguiente. Yo he llegado a pensar si aquella filtración no sería interesada para que renunciara a mi aforamiento. Es verdad que el dinero de la cuenta Suiza (1,3 millones de euros) Marjaliza me lo da aquí. Cuando nosotros nos cambiamos de vivienda, vivía en un piso y nos trasladamos a un adosado, para evitar problemas en el traslado, como era un dinero con el que no contaba, pues se quedó en casa de mis suegros. Esa es la verdad. ¿Es poco estético y hasta si quiere poco ético? Sí. Pero de ahí a ser el causante del saqueo de las arcas públicas en la Comunidad de Madrid y de la  financiación irregular del partido y de todo, pues no. Esto sí, pero todo lo demás, no

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