Wall Street: ¡Embate bajista!
«El destino de un inversor lo marca su estómago, no su cerebro» Peter Lynch.
Hace meses que en nuestra división de Blackbird Research venimos advirtiendo sobre el implacable deterioro que ha sufrido la amplitud de Mr. Market, así como de la sospechosa moderación de un VIX en la antesala de la última reunión de una FED que nos hacía temer lo peor. Las palabras de Powell fueron sencillamente demoledoras y a colación de la creencia del mercado acerca de la supuesta PUT que la FED ha concedido a la lujuria bursátil, las bolsas hicieron caso omiso a las advertencias con relación a la economía y picaron el anzuelo de un mercado que se tiró uno de las faroles más fantásticos que recuerdo haber vivido.
El viaje de ida y vuelta nos hacía comprender el pasado jueves que en efecto, el mercado había comprendido el mensaje de una FED que si bien se mostró firme en transmitir optimismo, se cubría las espaldas advirtiendo del pufo con una palabra que queda en el tintero “intentar”. Y eso es con lo que me quedo de la última reunión de la FED; las palabras de un Jerome Powell que lejos del lenguaje contundente al que nos tiene acostumbrados, empieza a dudar de si jugando con su discurso podrá sujetar las bolsas. Y créanme que las dudas expresadas por Powell vienen siendo muy alejadas de aquél: “¡créanme, será suficiente!” de Draghi en 2012.
Y no es de extrañar, puesto que el encarecimiento de los precios de la energía, la escasez de suministros en varios sectores de actividad económica, las expectativas de posibles incrementos salariales, y la subida del mercado inmobiliario entre otros, asientan un entorno propicio para la inflación, y claro, para limitar la subida de precios algunos Bancos Centrales se están replanteando seriamente su política monetaria, subiendo sus queridos tipos de interés tras mantenerlos en niveles extraordinariamente bajos durante más de una década. ¡Touché!
Tal cambio de paradigma es el principal hilo conductor de lo que estamos viviendo en las bolsas, puesto que el ciclo de la manipulación instaurado desde aquel 2009 por la FED al fin se ha terminado, y con él desaparecen muchas, pero que muchas cosas, como el apetito por la deuda a largo plazo, la valoración irracional de las empresas growth y la preferencia de los inversores a ciertos activos libres de riesgo versus el capital riesgo. La subida de los tipos de interés activa el incremento del coste en el mercado de crédito, aquel que sirve para que Estados y empresas puedan financiar su actividad.
La subida del coste de crédito, no solamente afecta al coste de financiación de los diferentes agentes económicos, sino que tiene un efecto secundario en los mercados financieros afectando, por un lado, a la caída de los precios del mercado de bonos a largo plazo, y, por otro lado, a la pérdida de poder adquisitivo al repercutir la inflación en la rentabilidad real para el inversor. Este escenario es muy peligroso señores, puesto que lleva al mercado de facto a cuestionarse si tiene sentido financiar la economía mediante la inversión en Renta Fija y dificulta el acceso al crédito barato del que han venido viviendo tanto Estados como empresas durante toda esta última y convulsa década.
Obviamente, cabe destacar que este escenario se convierte en menos márgenes, menos inversión, menos consumo y menos crecimiento… ¡pas mal! Un escenario coyuntural al que la FED quiere llevar la economía adrede, sabiendo que a veces la estanflación es necesaria para romper la inflación y así dar paso a un renovado y nuevo ciclo económico que permita una nueva era de crecimiento.
Este entorno, obviamente es especialmente convulso para unas bolsas que han vivido de rentas durante más de una década y que padecerán en sus propias carnes las dificultades con las que se encontrarán los Bancos Centrales a la hora de coordinar actuaciones que pretendan en primera instancia contener la economía y reactivar el crecimiento después, puesto que el margen de actuación de dichos Bancos Centrales ha quedado seriamente limitado tras una era de excesos monetarios y fiscales, que necesita ser severamente reducida. En este sentido, no me extraña que la FED trate de tirar balones fuera refugiándose en un discurso pusilánime y dubitativo, más que asertivo, dejándonos caer que vienen curvas a partir de ahora. ¡Todo un regalito!
Y así es como hemos vivido en Blackbird una de las semanas más importantes de los últimos años, con la calma de saber que la lectura de la amplitud del mercado nos advirtió de la rotación cíclica y su deterioro con suficiente antelación como para poder refugiarnos operativamente bajo una cartera defensiva y en parte bajista, que nos permite mirar con optimismo y tranquilidad unos mercados que ya no discuten su tendencia bajista, sino la magnitud y velocidad de la misma.
Y claro, por más que le pese a mi admirado Peter Lynch, es cierto que el destino de un inversor lo suele marcar más su estómago que su cerebro, pero la capacidad que tenemos de elegir si la codicia o el sentido común impera en nuestras decisiones nos permite capear el temporal de una manera cómoda, dejando tranquilo a nuestro estómago y más que preparados para salir de caza, ¿Un consejo? Agárrense, que vienen curvas.
Gisela Turazzini, Blackbird Bank Owner Founder CEO
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