Barcelona

El gremio de restauración lamenta que Colau se centre en cerrar sus chiringuitos y no en los lateros

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Las playas de Barcelona tendrán a partir de este sábado menos chiringuitos, menos hamacas y menos sombrillas. El Ayuntamiento de la Ciudad Condal, capitaneado por Ada Colau, ha anunciado que la temporada alta de baño -que comienza este sábado- viene de la mano de un recorte del 25% de los chiringuitos; la presencia de tumbonas se recorta a la mitad y hasta en un 75% en el caso de los parasoles. El objetivo: evitar la saturación del litoral barcelonés.

La medida no ha gustado a todo el mundo. El Gremio de Restauración de Barcelona asegura que esta iniciativa municipal tiene un impacto directo en la creación de empleo y riqueza de la Ciudad Condal. «En lugar de posibilitar el éxito de la ciudad para crear riqueza, en el fondo lo que generan es nuevos impedimentos a la creación de empresas», explica su director general, Roger Pallarols.

Pallarols indica que el problema de la masificación de las playas de Barcelona debe atajarse «erradicando el comercio ilegal de lateros», que perjudica gravemente al sector. «El Ayuntamiento antes que poner trabas a la actividad legal, debe afrontar el grave problema de la venta de bebida y comida en las playas, que pone en peligro la seguridad alimentaria», afirma.

«Pasividad» ante la venta ilegal

El colectivo de restauradores de Barcelona sostiene que durante la legislatura de Colau se ha incrementado la venta ilegal en la costa de Barcelona. «Hay una pasividad enorme con la venta ilegal, crece cada vez más y esto sí que degrada y masifica el espacio público».

La presencia de lateros se intensifica durante la temporada alta de baño, que comienza este sábado y termina en septiembre. «Es absolutamente descontrolada», asevera el director general del organismo.

Además, mantiene que con la nueva medida «no ganan ni los usuarios porque se pierden servicios; ni gana la ciudad porque pierde ingresos ni en materia de empleo porque se destruyen puestos».

Pallarols asegura que la Ley de Costas permite la creación de servicios públicos de temporada, como los chiringuitos, el servicio de hamacas y sombrillas, y el Ayuntamiento es adjudicatario preferente de dichos servicios.»Normalmente, los saca a concurso para que lo gestione una empresa especializada. Esto le supone unos ingresos para financiar el mantenimiento adecuado de las playas que le exige esta ley». Por lo que, los ingresos para mantenerlas también disminuirán.

Sólo 15 chiringuitos

En vez de haber 20 chiringuitos, habrá sólo 15; las playas sólo podrán tener un total de 1.150 hamacas, cuando en 2017 había 2.300; y aquellos que antes de salir de casa para ir a la playa cojan la sombrilla, tengan en cuenta que ahora sólo tienen hueco un total de 575 parasoles, cuando el año pasado la cifra superaba los 2.300.

El comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona, Frederic Ximeno, ha explicado este jueves que esta decisión obedece a los objetivos de mejorar los servicios existentes, reducir la masificación en el litoral, y potenciar las playas como espacio natural.

Vasos reutilizables en los chiringuitos

Asimismo, el Ayuntamiento ha impulsado la Mesa Técnica de playas, “una herramienta permanente de coordinación y seguimiento de la gestión de las playas de Barcelona”, y Ximeno ha señalado que el Plan de acción de 2018 contempla 77 acciones orientadas a la redefinición de la ocupación de los servicios actuales, a promover usos propios del litoral y dar servicios de calidad.

Ximeno ha añadido que el Ayuntamiento ha hecho un esfuerzo en materia medioambiental y este año ha quintuplicado el número de papeleras en la playa y ha creado un equipo de limpieza de sólidos, además los chiringuitos están obligados a utilizar vasos reutilizables, y los usuarios tendrán a su disposición más de 117 lavabos y 97 duchas públicas.

Acerca de la voluntad de defender las playas como espacio natural, el Ayuntamiento está instalando una nueva señalización de todas las playas con información sobre el ecosistema marino y se ha balizado con boyas la isla artificial del espigón del Bogatell para proteger el cormorán.

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