Economía
mercado de trabajo

Sigue el maquillaje en el empleo: los fijos discontinuos que no trabajan se duplican en julio a 660.000

El Gobierno ha vuelto a presumir estos días de los datos del paro de julio, que reflejaron un descenso en las listas de desempleados de 11.000 personas. Sin embargo, ni Pedro Sánchez, presidente del Ejecutivo, ni Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, han dicho una palabra sobre el incremento de los fijos discontinuos -que no cuentan como parados en los períodos de inactividad-, que dejan en papel mojado las cifras del SEPE, como señalan algunos expertos. La realidad es que en julio el número de fijos discontinuos que no trabajan se duplicaron respecto a julio de 2022, hasta alcanzar las 671.487 personas.

A esa cifra habría que restar los algo más de 12.000 trabajadores que se mantienen en ERTE, según explica el jefe de Estudios de USO, José Luis Fernández, por lo que la cifra final quedaría en 660.000 personas. El Gobierno se ha negado a dar el dato exacto de fijos discontinuos que no trabajan, como se comprometió hace meses. Sólo ha aclarado que se encuentran dentro de los Trabajadores con relación laboral.

Esto significa que la cifra de parados real es muy superior a la que refleja el Gobierno, algo más de 2,67 millones. Porque contando además a los fijos discontinuos o a los que están haciendo algún curso o aquéllos que están trabajando, pero desearían hacerlo más horas, la cifra real supera los 4,3 millones, ligeramente por debajo de la cifra que había antes de la pandemia, en julio de 2019, 4,4 millones.

La acusación de algunos economistas y de la oposición política de maquillaje de las cifras del paro se argumenta precisamente en estas cifras, las de los fijos discontinuos. Esta modalidad de contratos -obligatorio desde la reforma laboral de Díaz en sustitución de los temporales y los contratos de obra- llevan dos meses consecutivos, siendo los más habituales en España entre los indefinidos, por encima de los indefinidos a tiempo completo y a tiempo parcial.

Precariedad

Otra de las constantes que destaca el Gobierno sobre los efectos de la reforma laboral es que ha acabado con la precariedad en los contratos, que ahora son más estables. Lo cierto es que los contratos fijos discontinuos dan más estabilidad al empleado porque le resta incertidumbre, pero el número de contratos de menos de un mes firmados en julio ha sido el 33% del total, frente al 31% de julio de 2022, el 35% de julio de 2021, y el 37% de julio de 2019.

La situación es, por tanto, similar pese a la reforma laboral. Algo que se puede ver también en las horas trabajadas. Fernández destaca que «trabajamos menos horas semanales de media en 2023 que en 2022, con un mayor número de personas ocupadas. Este déficit del número de horas nos está indicando que si tenemos un teórico récord de ocupación, la misma citada se está realizando con personas que no completan una jornada entera de trabajo: tenemos más personas trabajando y se trabajan menos horas semanales, esto no favorece ni la calidad del empleo, ni la productividad asociada a él».