El sector pesquero español critica el abandono del Gobierno: «Europa y España nos dejan solos»
El sector pesquero español, una de las principales potencias de la industria en Europa, se encuentra en medio de una crisis sin precedentes debido a la incertidumbre sobre el futuro del acuerdo pesquero entre la Unión Europea (UE) y Marruecos -también en una encrucijada-.
Al respecto, Eligio Taboada, especialista en el sector pesquero señala a OKDIARIO el desamparo al que se encuentra el sector del mar. «En España no nos sentimos protegidos». «Estamos abandonados tanto por la UE como por nuestro país», y al final el empresario «tiene que buscar la forma de sobrevivir». Y si es yéndose a terceros países y constituir sociedades mixtas, «si no nos dejan otra opción, pues así será», lamenta.
Este acuerdo -expirado el pasado julio- permite a los barcos europeos faenar en aguas del reino de Marruecos a cambio de una compensación económica para el país africano. Regiones como Andalucía, Canarias o Galicia dependen en gran medida de este acuerdo para mantener su actividad económica y sostener el empleo local.
«Comercialmente nuestros productos son de la bandera del buque, aunque sean de capital español»
En este sentido, Taboada recuerda que muchos de los barcos que están faenando en otros territorios son de capital español, «aunque tengan otra bandera en el buque». Un tema al que no se le da importancia, señala. Al respecto, el experto en el sector explica que comercialmente «nuestros productos son de la bandera del buque». Es decir, «a nivel pesquero sí que estamos reconocidos como sociedad mixta, pero no en lo que respecta a nuestras importaciones». «Para algunas cosas nos controlan y para otras nos apartan», denuncia.
«En Marruecos, nuestros barcos no son marroquíes, y en España, no somos españoles»
Las sociedades mixtas ‘en tierra de nadie’
Dado el contexto actual, «estamos en tierra de nadie», enfatiza. «En los terceros países se nos acusa de robar» -aunque nosotros estemos pagando licencias y sueldos. Pero es que aquí, en España, «nos dicen que no somos españoles». Entonces, cuestiona el experto, «¿qué somos? «En Marruecos, nuestros barcos no son marroquíes, y en España, no somos españoles», critica.
Taboada advierte de que este «juego» puede salirle «caro» a la UE, porque en realidad, «se está creando una lucha entre europeos» que no beneficia a nadie. Ahora mismo, las sociedades mixtas son «apátridas» y «nadie entra a valorar esto». Por lo tanto, «exigimos tanto a la UE como a España que se nos reconozca como tal, pues para eso llevamos los controles y los requisitos que exige la UE». En este sentido, tanto las estrategias de la UE, como de Marruecos «lastran» la industria española. Aunque a la par, explica el experto, cada país tiene que mirar por sus flotas y sus ingresos. Pero, ¿quién mira por nosotros?», se pregunta de manera retórica.
Falta de inversión en el sector pesquero
El sector pesquero también critica la insuficiencia de subvenciones y ayudas económicas para modernizar las flotas y mejorar las condiciones laborales. La falta de inversión en infraestructuras portuarias y en formación para los trabajadores del mar es otro punto de tensión.
Sin el apoyo financiero adecuado, los pescadores se ven en desventaja competitiva frente a otros países que sí reciben mayor amparo gubernamental. Así, las normativas medioambientales y de seguridad impuestas tanto a nivel nacional como europeo, aunque necesarias para la protección del medio marino y de los trabajadores, han sido vistas por miembros del sector como difíciles de implementar sin el apoyo adecuado. Estas regulaciones aumentan los costos operativos y complican aún más la sostenibilidad del negocio.
Además, el impacto de estos problemas se refleja no sólo en la economía del sector, sino también en las comunidades costeras que dependen de la pesca. La disminución de la actividad pesquera tiene efectos en cadena, afectando a empresas proveedoras, mercados locales y la gastronomía tradicional. Muchas localidades ven cómo su población disminuye al no haber suficiente trabajo, generando un círculo vicioso de despoblación y pérdida de tejido económico.
La UE y Marruecos
La UE y Marruecos establecieron una zona de libre comercio como parte del Acuerdo de Asociación UE-Marruecos -firmado en 1996-, y que entró en vigor en marzo de 2000. Por su parte, las negociaciones para una zona de libre comercio profunda y completa (DCFTA) comenzaron en 2013. Una evaluación de impacto sobre la sostenibilidad realizada por un contratista independiente acompañó el lanzamiento de las negociaciones. En la última ronda de éstas -en 2014-, quedaron en suspenso a petición de Marruecos.
El último acuerdo se ratificó en 2019 y se firmó con una validez de cuatro años. Con él, la UE pagaba a Marruecos más de 50 millones de euros al año a cambio de que 128 barcos -92 de ellos españoles- pudieran pescar en aguas marroquíes y del Sáhara Occidental. De los buques españoles, la mayoría de los acogidos a este protocolo proceden de puertos de Andalucía, Canarias y Galicia. Por su parte, el impacto del componente comercial del Acuerdo de Asociación Euromediterráneo de la UE con Marruecos se evaluó mediante la evaluación ‘expost’ de los capítulos comerciales de los seis Acuerdos de Asociación Euromediterráneo (Argelia, Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos y Túnez).
Sin embargo, el acuerdo ha sido objeto de controversia en varias ocasiones, especialmente en relación con las aguas del Sáhara Occidental, un territorio en disputa. De hecho, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha emitido distintos fallos que cuestionan la legalidad de incluir estas aguas en el acuerdo sin el consentimiento del pueblo saharaui, lo que añade una capa de complejidad a las negociaciones para su renovación.
Cabe destacar que Marruecos es uno de los mayores receptores de fondos de la UE en el marco de la Política Europea de Vecindad. De hecho, en el Marco Financiero Plurianual para el periodo 2021-2027, la UE adoptó un nuevo y amplio instrumento de cooperación financiera: el Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (INDICI).
Con todo, en caso de una suspensión prolongada, las flotas afectadas podrían buscar otras zonas de pesca, aunque esto implicaría mayores costos y potenciales conflictos de intereses con otras naciones pesqueras. En Bruselas, las negociaciones están en marcha, pero el ambiente es tenso. La UE enfrenta el desafío de equilibrar sus compromisos legales y políticos con la necesidad de proteger los intereses económicos de sus miembros. La situación se complica aún más por la presión internacional para respetar los derechos del Sáhara Occidental.