Economía
EMPLEO

Sánchez tapa el paro con empleo público: las personas sin trabajo ascenderían a los 2,66 millones

El 25% de los empleos creados en el último año son públicos

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tapa el nivel de paro que tiene España al recurrir a la creación de más empleo público. En concreto, en el último año, la economía española ha generado 343.101 empleos, según los datos de afiliación del Ministerio de Seguridad Social. De ellos, el 25% han sido generados por el Estado, según explica el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo. Por tanto, de no haberse generado ese empleo público, el número de parados se incrementaría en 85.775 personas, alcanzando un total de 2.661.060 desempleados en el país.

En la actualidad, tras la subida de desempleo de septiembre, España tiene 2.575.285 desempleados. Sin embargo, si sumamos aquellos que no tendrían trabajo si no fuera por la masiva creación de empleo público del Ejecutivo, el paro alcanzaría niveles del pasado abril, justo antes del descenso provocado por la temporada estival.

Con todo, el país lleva ya dos meses en los que el desempleo aumenta. En agosto, el paro registrado en las oficinas de los servicios públicos de empleo subió en 21.884 personas, lo que supuso un aumento del 0,8%. Además, los afiliados a la Seguridad Social cayeron en 193.704 personas, lo que representó el peor octavo mes del año desde la pandemia.

Sánchez tapa el paro con empleo público

Sin embargo, estos retrocesos serían más pronunciados si no fuera por la contratación pública. De esta forma, Sánchez tapa el paro recurriendo a la táctica de generar puestos de trabajo del Estado.

Juan Bravo también mantiene que más del 80% de los contratos han sido a tiempo parcial, fijos-discontinuos o temporales. Es decir, tan sólo el 20% han sido indefinidos, algo que choca con las intenciones de la reforma laboral de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social.

El mes pasado, el 62,5% de los 1.413.683 contratos que se firmaron eran temporales, alrededor de 650.500. En septiembre, aumentaron un 3,3%, hasta los 794.350. Es más, en los nueve primeros meses del año se han realizado 11,4 millones de contratos, un 1,4% menos que en igual periodo de 2023.

De ellos, 4,8 millones han sido contratos indefinidos, un 3,9% menos en comparación con septiembre del 2023, mientras que 6,57 millones han sido temporales, lo que supone un 0,5% más que en el mismo periodo del año pasado.

Dentro de los indefinidos, en septiembre se realizaron 253.289 contratos a tiempo completo, un 1,7% más que en el mismo mes del año pasado; 200.864 contratos fijos-discontinuos (-6,2% interanual) y 165.180 contratos indefinidos a tiempo parcial (+3,1%).

Por ello, el portavoz de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, considera que los datos de septiembre son «modestos». «Cada día hay más trabas a la contratación, al mantenimiento y generación de empleo», ha denunciado.

Sube la contratación temporal

Además, los analistas avisan de que el aumento de indefinidos tampoco se traduce en una mejora de las condiciones laborales de los españoles. En concreto, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ya había advertido que la reforma laboral convertía numerosos contratos temporales en indefinidos, pero elevando la «mortalidad» de los indefinidos ordinarios.

Es decir, la organización ha asegurado que, aunque se firman más relaciones laborales de este estilo, la duración de esta modalidad es menor. El informe llevó a cabo una evaluación inicial de la reforma laboral de 2021 utilizando una base de datos que abarca todos los registros diarios de creación y eliminación de afiliados a la Seguridad Social.

Según las conclusiones de Fedea, a pesar de que la reforma laboral ha resultado ser «muy eficaz» en la disminución de la tasa de temporalidad «contractual», no ha sido tan efectiva en la mitigación de la precariedad o inestabilidad laboral, ni en la reducción de la tasa de temporalidad «empírica».

Fedea señala que la estrategia seguida por la reforma española ha consistido en restringir «drásticamente» el recurso a los contratos de duración determinada o temporales «sin variación alguna de la flexibilidad de los contratos indefinidos ordinarios».

Varios años después, las conclusiones de Fedea suenan optimistas, pues los nuevos datos indican ese aumento de la contratación temporal que, además, no se ha centrado sólo en los meses estivales, sino que se perpetúa en el tiempo.