La economía asedia a Sánchez: el paro se suma a más de veinte indicadores en desaceleración
La economía española no pasa por un buen momento. Los datos del paro de octubre lo demuestran con claridad. Horas después del debate electoral se conocía uno de los peores datos de desempleo que se recuerdan desde el año 2012, el año en el que España estuvo al borde de la quiebra y en el que se tuvieron que hacer grandes recortes y pedir un rescate para la banca. En octubre de 2019 ha subido el número de parados en casi 100.000 personas: concretamente en 97.948 desempleados (+3,2%).
Pero no es una cifra aislada. A las estadísticas publicadas este martes por el Ministerio de Trabajo se suma que más de la mitad de los indicadores económicos se encuentran en números rojos o en desaceleración. Es el balance con el que deja la economía española el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, de cara al 10-N, que junto a sus ministros sigue quitando hierro al enfriamiento que vive la economía nacional.
De hecho, de cuarenta indicadores que recoge el Ministerio de Economía y Empresa en su Resumen de Indicadores (un documento que sirve para medir la evolución reciente de la actividad con datos oficiales, los que utilizan muchas empresas para evaluar la coyuntura con la que toman sus decisiones de inversión), hay más de una veintena que se encuentran en negativo o en desaceleración en lo que va de 2019 si se compara con la media registrada el año pasado.
Por ejemplo, el Producto Interior Bruto está creciendo un 2,1% en lo que va de año, tres décimas menos que en 2018 (2,4%). A esto se suma que la contribución de la demanda nacional al Producto Interior Bruto es un punto inferior que en 2018 (1,6 puntos en lo que va de 2019 frente al 2,6 registrado en 2018).
Por otro lado, el Indicador Sintético de Actividad, que sirve para medir cómo es la evolución del crecimiento con dos trimestres de adelanto, también se encuentra en una peor situación que en 2018. El año pasado crecía a un ritmo del 2,5% y ahora lo hace dos décimas menos.
Lo mismo ocurre con las ventas de las grandes empresas (2,1% en lo que va de año frente a un 3% en 2018), la confianza económica (104,8 puntos frente a los 108 del año pasado) o el consumo de energía eléctrica corregido (que en 2018 se encontraba creciendo un 0,3% y en lo que va de año ya cae un 2,9%). De hecho este indicador es muy significativo porque en algunos países con menos recursos es el que se utiliza para medir la evolución de la actividad.
Asimismo, el saldo neto del indicador de confianza industrial cae un 3,9% frente al retroceso del 0,1% de 2018 y el avance del 1% en 2017, y el indicador de producción de la industria de la construcción retrocede un 0,4%, frente al avance del 2,3% en 2018, a pesar de que es un sector que no se encuentra ni por asomo en los niveles previos a la crisis económica.
Pero hay más cifras que muestran la desaceleración en España: la matriculaciones de coches se desploman un 6,3% en lo que va de año frente al avance del 7% del pasado ejercicio; el saldo neto de la confianza del consumidor cae un 5,3%, frente al -4,2% de 2018, y la disponibilidad de bienes de equipo crece prácticamente la mitad de lo que lo hacía el año pasado: 3,9% frente al 7,1%.
Y no hay que olvidar tampoco que la matriculación de vehículos de carga avanza un 1,7%, 5,3 puntos porcentuales menos que la media de 2018, o que la financiación del sector privado cae un 0,6% y se suma a la caída del 2% registrada en 2018 y del 2,2% de 2017, un proceso de desapalancamiento que también muestra que hay menos crédito a disposición de las compañías.
En el sector exterior las exportaciones de bienes también se han ralentizado sensiblemente. Y las importaciones. Las ventas al exterior crecen un 1,1%, 1,5 puntos menos en lo que va de año que en el año previo. En 2017 eran un motor económico mucho más patente cuando repuntaban un 8,9%. Las compras del exterior también se han ralentizado sensiblemente. Ahora sólo avanzan un 1,2%, frente al crecimiento del 5,6% de 2018 y el avance del 10,5% de hace dos años.
El enfriamiento de la economía, por tanto, ya está dañando el mercado laboral, como muestran las dos últimas Encuestas de Población Activa, que revelan que el paro ya crece en términos desestacionalizados. La ocupación crece tres décimas menos que en 2018 (2,4% frente al 2,7% del año previo) y el paro se reduce a un ritmo del 7,7%, frente al descenso que se observaba del 11,2% el año pasado. Los datos del Ministerio de Trabajo confirman esta tendencia perniciosa en el mercado laboral.
A pesar de ello, los expertos coinciden en que un factor clave para que en la actual coyuntura no se haya destruido más empleo es la reforma laboral que prometen derogar partidos como el PSOE o Podemos en sus respectivos programas electorales. Mientras tanto, el coste laboral avanza un 2,3%, frente al auge del 1% de 2018, lo que hace más difícil la contratación en una época de ralentización.
En cuanto a las cuentas públicas, aunque el déficit sí que se está reduciendo, no lo está haciendo a un ritmo suficiente para que se aminore la deuda de las administraciones, que sigue alcanzando niveles récord. Si en 2018 ascendía al 97,6% del PIB, ahora se ubica en el 98,9% (1,2 billones de euros en lo que va de año frente a 1,17 billones en 2018 en términos absolutos).