La ‘prioridad’ de Europa: un ChatGPT inclusivo


La Comisión Europea está financiando un proyecto para construir un ChatGPT inclusivo que sea capaz de operar con «todos los idiomas de la UE», según ha anunciado Bruselas el jueves. Es decir, mientras China consigue la tecnología para cargar un coche eléctrico en cinco minutos, Europa dedica su tiempo a invertir en un modelo de lenguaje de inteligencia artificial (IA) que hable catalán.
Europa tiene cada vez menos relevancia en el panorama internacional. Tal y como adelantó este periódico, el Producto Interior Bruto (PIB) de Europa cada vez representa un menor porcentaje de la economía total del mundo. En concreto, en 2004, el PIB de la UE era el 25,8% del total a nivel global. Sin embargo, 20 años después, es 8 puntos menos, tan sólo el 17,6%.
De hecho, los Veintisiete han sido superados por China en los últimos años, aunque en estos momentos el gigante asiático se encuentra ligeramente por debajo. El problema viene de los estados con una membresía más longeva en la Unión.
El peso de estas economías en el globo ha descendido hasta el 15,4% en 20 años, algo que refleja el problema estructural de los Veintisiete del que se alerta en documentos como el informe Draghi.
En ese contexto, el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha pedido una inversión desorbitada para recuperar parte del terreno que Europa ha perdido en la industria y en los mercados internacionales, especialmente en el sector tecnológico.
El ChatGPT inclusivo de Europa
Sin embargo, la prioridad de la UE no es tomar la delantera con la inteligencia artificial. Al menos eso no es lo que muestra. Más bien, Bruselas tiene intención de financiar a través del programa DIGITAL un proyecto para recopilar datos de todas las lenguas del continente y, con ello, «ofrecer servicios» de inteligencia artificial «en todos los idiomas de la UE». Es decir, la Comisión busca que el ChatGPT europeo sea inclusivo y se pueda utilizar en cualquier lengua.
Una vez más, Bruselas antepone su idealismo a un desarrollo sobrio de la economía. El avance productivo y tecnológico queda sometido a las ideas rimbombantes de las autoridades comunitarias, las cuales están más preocupadas parecer modernas en lo social que de ser modernas en lo material.
Así, mientras la UE discute sobre como se puede construir una inteligencia artificial amigable, los grandes bloques geopolíticos se disputan los recursos, llevan a cabo una carrera por la innovación y no ven a Europa como un contrincante en nada.
Los Veintisiete se han convertido en un ejemplo de burocracia, regulación y de moralinas baratas que se traducen en un retroceso cada vez mayor de su economía y un peso cada vez menor en los asuntos internacionales.
Y es que ya no es sólo que se llega tarde a todo, sino que, cuando se llega, se le da importancia a lo que nadie ha pedido. La realidad es que un ChatGPT capaz de hablar en occitano no va a resolver absolutamente ninguno de los problemas de los europeos. Más bien, va a provocar que se despilfarre un dinero que podría haber ido dedicado a sostener la poca industria que sigue en pie.