Telecomunicaciones

Orange y MásMóvil hacen frente a las subidas de tipos: reducirán la elevada deuda con caja y sinergias

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Orange y Másmovil.

El momento en el que nace la joint venture entre Orange y MásMóvil coincide con el de la vuelta de las subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales y eso tendrá como resultado un incremento del coste financiero de su elevada deuda, que partirá siendo superior a 14.000 millones de euros. Aunque esto no deja de ser un problema para el grupo combinado, por ahora no es motivo de preocupación para sus gestores, tal y como confirman fuentes del sector. La generación de caja y las sinergias previstas deberían permitir reducirla significativamente en los próximos tres años.

En la actualidad, las compañías negocian un préstamo de 6.500 millones con diversos bancos para repartir un dividendo asimétrico para cada uno de los accionistas de esta sociedad al 50%. En total, Orange percibirá unos 4.500 millones y MásMóvil, 1.500 millones, con el fin de compensar la diferencia de valoración entre las dos empresas. Una suma que habrá que añadir a los 7.700 millones de deuda de la operadora controlada por los fondos de capital riesgo KKRCinven y ProvidenceEn total, el apalancamiento será de 5 o 6 veces Ebitda, cuando las telecos suelen tener un ratio de 2 o 3 veces Ebitda.

El grupo tiene previsto reducir ese nivel a 3 veces en 2025, cuando podría salir a Bolsa. «El movimiento típico de los private equity es endeudar las compañías y luego generar sinergias, mejorar el Ebitda, su caja y, a partir de ahí, rebajar el endeudamiento. Y una vez que el endeudamiento esté en torno a esas 3 veces, salir a Bolsa con una situación financiera un poco más holgada», explica Juan Peña, analista de GVC Gaesco Valores. Con la fusión, se contempla que las empresas obtengan sinergias de más de 450 millones de euros a partir del tercer año tras el cierre de la operación.

Ante las subidas de tipos de interés que se esperan en Europa próximamente para atajar la inflación, Peña prevé que habrá un incremento de los intereses asociados a esta deuda, lo que «probablemente rebaje un poco las expectativas de valoración de la joint venture de cara al futuro». Así, no descarta que el actual contexto económico pueda hacer cambiar de opinión a ambas compañías, lo que podría redundar en una menor valoración de MásMóvil, que es sobre la que recae el grueso de la deuda, una vez anuncien el acuerdo. «Vamos a ver cómo queda la ecuación final de canje», agrega.

No obstante, pese a que ese mayor coste financiero es un viento contrario con el que tendrá que pelear la nueva sociedad, todo apunta a que los temas macro no son un quebradero de cabeza en estos momentos para los equipos que ultiman la firma del acuerdo de fusión. La dirección del grupo ahora mismo está más centrada «en la parte operativa, en extraer sinergias y en unir las compañías para construir un gigante», indica Peña.

Palancas para reducir la deuda

En cualquier caso, la operadora que dirige Meinrad Spenger ya está moviéndose para por lo menos quedar mejor en la foto antes de que la fusión se materialice. Desde hace meses mantiene «negociaciones avanzadas» para incorporar a «uno o varios fondos» en la sociedad de gestión de red de EuskaltelEKT Cable. Ese dinero en parte se destinaría a reducir su deuda, de acuerdo con fuentes del sector consultadas por OKDIARIO. La idea sería vender algo más del 50%, con lo que podría obtener en torno a unos 500 millones de euros, según los cálculos de Peña.

Pero hay más palancas de las que tirar en caso de que en el futuro haya urgencia por reducir la deuda, como por ejemplo la venta del negocio en Portugal de MásMóvil. Se ha especulado con que podría acabar en una fusión o vendiéndose tras el desembarco de la rumana Digi en el país, que ha elevado la competencia reduciendo márgenes. Y también está la posibilidad de que Orange haga una operación con su fibra, aunque por ahora no parece que haya nada sobre la mesa. Sin embargo, se trata de 16 millones de hogares de fibra que podrían ser monetizados, así que esa opción está ahí, apunta Peña.

Se espera que el Banco Central Europeo ponga fin a su política de tipos cero en su próxima reunión del 9 de julio, en la que los incrementará en un 0,25%, para volver a subirlos en septiembre, en un intento por controlar la desbocada inflación, que, según la entidad, se mantendrá en niveles altos durante más tiempo del que pensaba.

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