Economía
sector agroalimentario

La normativa de la UE dispara un 78% los costes de los ganaderos frente a sus competidores

Creciente preocupación por el acuerdo de la UE que daría ventaja a Mercosur

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La normativa de la Unión Europea (UE) a la que deben de ajustarse los productores comunitarios provoca que algunos ganaderos sufran unos costes un 78% superiores en comparación con otros países como Brasil, según refleja un estudio elaborado por Hffa Research. Por ello, Unión de Uniones, la segunda organización agraria más representativa de España, considera que «las ventajas competitivas de los países de Mercosur» dificultan que Europa pueda salir bien parada de un posible acuerdo comercial como el que se está barajando.

En ese sentido, la asociación de productores del campo asegura que la Comisión Europea se está equivocando con su análisis: «Sólo refleja que desde Mercosur entraría el 0,7% su producción, sin explicar que el bloque es el primer productor y concentra el 25% de la producción mundial de carne de vacuno».

La organización profesional agraria señala que desde las administraciones europeas y estatales deberían darse datos de lo que supone la cuota negociada sobre el consumo en España y en la UE con total transparencia y no sólo diciendo «lo que conviene o cifras incompletas».

«Toda la cuota de vacuno de carne de Mercosur podría llegar a suponer un 14,4% del consumo aparente de carne de vacuno anual de España, consideración un tanto extrema, pero no descabellada», explican los ganaderos.

«No hemos observado ninguna medida que impida que las importaciones desde Mercosur se concentren en un solo país o unos pocos países, y es algo que ya ha ocurrido también con las medidas de comercio con Ucrania», denuncia Mariano Lidio Rodríguez, ganadero y responsable de vacuno de carne de Unión de Uniones.

La excesiva normativa de la UE

Así, una de las principales diferencias entre ambos bloques económicos es el nivel de regulación, algo que ya han admitido grandes instituciones como el propio Banco de España. En concreto, José Luis Escrivá ha reconocido que la UE tiene un problema de burocracia: «Existe un consenso creciente sobre el nivel excesivo de complejidad regulatoria en Europa».

En ese sentido, el responsable del banco central español ha señalado que este exceso de regulación está provocando quebraderos de cabeza en los bancos, en los supervisores y, además, puede causar la fragmentación del mercado europeo. En esa línea, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, también ha abogado por simplificar la regulación bancaria, aunque ha detallado que se tiene que hacer sin comprometer la estabilidad del sistema.

No obstante, el gobernador del banco central no cede ante las presiones de sectores como la agricultura, que piden reducir el exceso de normas, y considera que pueden existir vías alternativas: «No estoy hablando en ningún caso de desregulación; no se trata de reducir las exigencias o eliminar las normas que garantizan la estabilidad del sistema, sino de simplificar el conjunto de esas normas para hacerlas más efectivas».

Es decir, para Escrivá, la solución recae sobre la fusión y simplificación de normas y no en rebajar la presión efectiva sobre los productores, algo cuyas consecuencias se ven muy bien en el sector agroalimentario. La segunda organización agraria más representativa de España ya había señalado en alguna ocasión que el uso de pesticidas en Europa es tres veces menos que el que pueden utilizar países como Brasil.

Protesta de agricultores el pasado año en Palma.

La organización también advierte de «la situación en cuanto a la reciprocidad»: «Un informe de la Dirección General de Sanidad y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea asegura que Brasil no puede garantizar de manera confiable que en los bovinos de la carne exportada no se haya usado oestradiol 17B, una hormona prohibida en la UE, pero legal en Brasil para fines zootécnicos, incluso en bovinos».

«Esto tira por tierra cualquier argumento que nos den sobre reciprocidad si la propia Comisión reconoce que Brasil no puede asegurar de forma fiable que la carne de vacuno que ya se está trayendo a la UE haya sido producida con hormonas», denuncia Unión de Uniones.