Economía
Bolsas

El mercado resta importancia a la alerta lanzada por los bonos de EEUU sobre una recesión económica

  • Laura Piedehierro
  • Periodista. Cuando no escribo del Ibex 35 me gusta mirar cuadros. Antes en Estrategias de inversión y ahora aquí.

La curva de tipos estadounidense se invirtió la semana pasada por primera vez desde 2009. La mayor rentabilidad exigida a los bonos de EEUU a 2 años respecto al interés de los bonos a 10 suele ser interpretada por los mercados como una señal de futura recesión. Históricamente así ha funcionado. Sin embargo, muchas voces comienzan a señalar que en esta ocasión podría ser diferente.

Primero fue la diferencia de rentabilidad entre la rentabilidad de los bonos a 5 y 30 años y la semana pasada, en dos ocasiones aunque de forma momentánea, el interés exigido al bono a dos años superó al del 10 años. El incremento de las rentabilidades de la deuda a corto plazo frente a la que tiene un vencimiento más alejado es lo que se llama aplanamiento de la curva de tipos. Si finalmente las primeras superan a las segundas se da la famosa inversión.

Esto ocurre porque el extremo corto –es decir, letras a varios meses o bonos a uno o dos años- de la curva reacciona a la política monetaria, mientras que el extremo largo- los bonos a 10, 20 o 30 años, en el caso de EEUU- está influido por las expectativas de crecimiento. En estos momentos la crisis provocada por la guerra en Ucrania ha echado por la borda todos los escenarios de crecimiento e inflación, sobre todo a este lado del Atlántico, pero también para la economía estadounidense.

La inversión de la curva de tipos de EEUU ha sido interpretada por los mercados como una señal inequívoca de que se avecina una recesión. En TwentyFour AM enfrían un poco esa capacidad de predicción, ya que el momento en el que finalmente se produce una recesión varía mucho. Históricamente, ha tardado en aparecer un periodo que oscila entre los nueve meses y los casi cuatro años. Esta razón hace que, si bien no se puede negar la fiabilidad del resultado, el calendario hace que sea imposible utilizarlo como algo más que una señal de advertencia.

Posibilidades de recesión en EEUU

“Cuando la curva de rendimiento se invirtió en agosto de 2019 y le siguió una recesión en marzo de 2020, nadie había oído hablar del covid-19. La inversión fue correcta, como siempre, pero la recesión que le siguió se produjo por razones que no se podían haber anticipado”, explican en la boutique financiera.

Ese movimiento de las rentabilidades de los bonos a corto plazo a consecuencia del endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal hace que su función como indicador de recesión sea bastante “menos útil”. Su escenario central sigue considerando que EEUU evitará una recesión en EEUU en 2023 y dan una posibilidad de 35% de que tenga lugar una contracción económica.

Inferior, del 25%, es la posibilidad que la gestora escocesa abrdn da a una contracción de la economía de EEUU. En la misma línea, opinan que el indicador “se ha distorsionado”, ya que los programas de expansión cuantitativa y otras fuerzas pesan sobre los rendimientos a largo plazo, al cambiar la forma de la curva. Por eso, no están tan convencidos de que “la forma de la curva de rendimiento nos transmita la misma historia que, por ejemplo, antes de la crisis financiera”.

Subidas de tipos y comportamiento de las Bolsas

Sin embargo, esto no significa que ignoren la señal de alarma que ha lanzado la curva de tipos estadounidense, ya que “su aplanamiento de los últimos meses revela claramente información sobre las perspectivas macroeconómicas y de los tipos de interés, incluso si nos centramos menos en el nivel exacto del diferencial entre los bonos a 2 y 10 años”.

En contra, Deutsche Bank se ha convertido en el primer banco de peso en Wall Street en predecir que se acerca una recesión importante en EEUU. “La economía de EEUU va a sufrir un duro golpe por el endurecimiento de las medidas de la Fed para finales del año que viene o principios de 2024″, según la entidad alemana, que prevé dos trimestres consecutivos de recesión y un aumento del desempleo en el país de más del 1,5%.

En cualquier caso, la inversión de la curva de tipos de EEUU –que ha tenido lugar en nueve ocasiones en los últimos 57 años (1965, 1968, 1973, 1978, 1988, 1996, 2000, 2005, 2019)-, no ha significado caídas para las acciones. A tres meses, el S&P 500 ha subido de media un 2% y a doce meses un 9%. “Es decir, hay una inercia clara que no demuestra la relación inmediata entre inversión de la curva y caída de las Bolsas”.