Inversión

Las Bolsas siempre caen en el año posterior a una crisis energética, según un estudio de Banco Santander

Inflación
Cartel de la calle Wall Street frente a la Bolsa de Nueva York.
Laura Piedehierro
  • Laura Piedehierro
  • Periodista. Cuando no escribo del Ibex 35 me gusta mirar cuadros. Antes en Estrategias de inversión y ahora aquí.

El impacto en los mercados de cualquier conflicto geopolítico siempre es negativo, pero existen diferencias entre unos y otros. Mientras que las Bolsas se recuperan en los doce meses posteriores a al evento, no sucede lo mismo si llevan acarreada una crisis energética, según los datos recopilados por Banco Santander.

Desde 1941 los riesgos geopolíticos han provocado una caída inicial media en el S&P 500 del 16%, mientras que la recuperación posterior del principal índice de Wall Street durante el año siguiente arroja una subida del 8%.

Aunque esas son las medias, existen diferencias entre unos eventos y otros. Por ejemplo, en 1941 la caída inicial del S&P 500 como consecuencia del ataque de Pearl Harbor fue del 18%, un descenso del que el indicador se recuperó un año más tarde. En 1950 el inició de la Guerra de Corea le costó al índice un descenso del 8%. La revalorización registrada en los doce meses posteriores se salda con una revalorización positiva del 11%.

Si se sigue el eje cronológico, la crisis de los misiles de Cuba causó una caída en el índice estadounidense del 4%, para subir un en los doce meses siguientes y registrar una revalorización del 30%. El impacto inicial de la Guerra de Vietnam fue del -7%, pero el S&P 500 recuperó un 10% en el año siguiente al inicio del conflicto bélico.

El 4 de noviembre de 1979 dio inicio la crisis de los rehenes de Irán. El susto supuso una bajada del 17%. Las subidas posteriores arrojan un saldo del +26% en el plazo ya mencionado. El comienzo de la Guerra del Golfo en 1990 provocó una caída del 14%, pero la recuperación vivida después ocasiona una recuperación del 28% doce meses después. La Guerra de Irak, los atentados del 11M o la Guerra de Siria provocaron descensos de entre el 5% y el 10%, pero rentabilidades de entre el 8% y el 27% a un año.

Por el contrario, la crisis del Canal de Suez se saldó con un primer golpe de un -21%. A doce meses la caída era del 10%. En este caso, el choque entre Egipto e Inglaterra, Israel y Francia a cuenta de la nacionalización del canal provocó una crisis energética, causada por el desabastecimiento de crudo que provocó la reducción del tráfico de barcos.

La crisis del petróleo de 1973, causada por la Guerra del Yom Kippur entre Israel y las naciones árabes desembocó en un embargo petrolero por parte de la OPEP. Fruto de la decisión del cártel, el precio del crudo se multiplicó por cuatro y desencadenó una recesión económica en EEUU que duró dos años. A lo largo de esta crisis energética, el S&P 500 cayó un 44% en un primer momento. Un año después la caída era del 35%.

El S&P 500 tampoco se recuperó en los doce meses siguientes a los atentados del 11S. Tras una caída inicial del 32%, un año después el descenso era del 17%.

El conflicto entre Ucrania y Rusia

Durante un evento organizado por EFPA España, el director de productos y asesoramiento de Santander Private Banking, Iñigo Gallastegui Alcoz, expuso estos datos y recordó que, históricamente, los mercados han caído de forma muy violenta en contextos bélicos similares, pero siempre se han recuperado «de forma inmediata».

De esta forma, cree que es un «gran error» tomar decisiones de inversión precipitadas. «Tomar decisiones en caliente es siempre un error. Lo demuestran la historia, los resultados y la ‘performance’ de las carteras. Lo primero es mantener la calma, dejar que las cosas ocurran, y luego alertar al cliente del contexto en el que nos movemos», defendió

Los asesores financieros coincidieron en señalar que en que tomar decisiones de inversión precipitadas en el actual contexto, marcado por el conflicto entre Rusia y Ucrania, «es un error». El presidente de EFPA España, Santiago Satrústegui, apuntó que la guerra ha creado una nueva incertidumbre «que se une a las que se arrastran de los últimos años» y que ha impactado sobre los precios y el modelo energético, entre otras cuestiones.

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