Alemania

La locomotora económica de Europa se estanca: presenta la mayor caída de su producción industrial de los últimos 10 años

Angela Merkel
Angela Merkel. (Foto: AFP)

Alemania, la locomotora económica de Europa, el líder económico de la Eurozona, continúa experimentando un agravamiento de la situación económica en el país. La incertidumbre que acontece a la Unión Europea, alentando una futura contracción en el Producto Interior Bruto (PIB) de diversos países, se suman a un entorno proteccionista que amenaza al comercio global y, por ende, a aquellos países que, por su estructura económica, poseen gran parte de su economía supeditada al sector exterior.

Alemania es un ejemplo de ello. La principal economía de la zona euro, la más abierta al comercio, posee una estructura en la que su PIB, gran parte del mismo, se encuentra fuertemente arraigado al comercio. Concretamente, cerca del 40% (39,01%) del PIB en Alemania supone el peso de las exportaciones. Una magnitud que se intensifica cuando lo sumamos a las importaciones, donde el peso total del comercio exterior sobre el porcentaje total del PIB en el país alcanza la friolera cifra del 86%.

Anteriormente, según los registros que facilitaba la OCDE en materia macroeconómica sobre Alemania, en 2017, el peso de las exportaciones rozaba casi el 50% del PIB en el país (47%), sin embargo, esta ha ido reduciendo el peso de las mismas hasta alcanzar el 39% mencionado. Alemania, históricamente, ha sido un gran agente de cambio en el comercio exterior, obteniendo, en 2014, el mayor superávit comercial percibido en el mundo; un registro histórico que llevó al país a posicionarse como el tercer  exportador, e importador, más importante del escenario global.

Pese a que las exportaciones alemanas tienen como principal destino la Unión Europea, con gran relevancia las del sector del automóvil en el país, la incertidumbre de la que hablábamos, la cual sacude al comercio exterior en su conjunto y al conjunto de transacciones que este fenómeno produce, está moderando el ritmo de transacciones en el país. Los auges proteccionistas que amenazan al comercio global han deteriorado el escenario para una economía que experimenta un estrecho acercamiento a la contracción en su PIB.

Y es que, la economía europea en su conjunto, impulsada por el país germano, experimenta una dura ralentización en los crecimientos que la sitúa como uno de los conjuntos económicos desarrollados más vulnerables del momento. A su vez, fenómenos como el Brexit desestructurado -que sigue ganando peso tras la llegada de Boris Johnson-, así como la guerra comercial, y de divisas, que mantienen los dos líderes económicos del mundo, aprietan a una economía que ya comienza a perder todo el dinamismo del que, en años anteriores, gozaba el país.

Si observamos los datos macroeconómicos que nos deja Alemania, el sector exterior, pese a continuar en un rango de superávit comercial, comienza a mostrar serios signos de ralentización intensa en la economía nacional. Las últimas lecturas sitúan al superávit alemán en un escenario bastante delicado, pues este es un 10% inferior a la lectura que hacíamos el año pasado. Las exportaciones se contraen y, pese a reducir las importaciones para compensar la balanza de saldo exterior, el nivel de exportaciones del país cayó en un 8%, su peor registro de los últimos tres años.

A esperas de registrar la lectura del Producto Interior Bruto (PIB) del segundo trimestre, los datos que nos ofrece el país en materia de producción industrial y exportaciones ponen de manifiesto que la lectura del indicador macro, que se hará público durante esta semana, no va a ser satisfactoria para los germanos. Aunque la economía augura una mayor recuperación para 2020, para este año, 2019, se espera que la economía crezca a ritmos muy debilitados, cifrando las previsiones en el 0,5%, un crecimiento previsible, pero que muestra un fiel reflejo de la desaceleración económica europea.

La caída que ha experimentado la demanda global amenaza, en primera instancia y de forma más abrupta, a aquellas economías que, como Alemania, poseen, como se diría coloquialmente “pié y medio” en el sector exterior. La caída que vive el comercio exterior, fenómeno que, como muestra la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) supone uno de los principales agregados al crecimiento del PIB mundial, lastra la inversión y los flujos de capitales entre los distintos países. La globalización se encuentra bajo amenaza y el comercio, que no ha dejado de crecer en los últimos 12 años, se modera.

En materia de producción industrial, otro gran peso para la economía germana, un cuantioso 20% del PIB alemán, se encuentra en una situación similar a la de las exportaciones. Según la lectura que nos ofrecen los últimos registros podemos ver cómo la contracción interanual que vive la producción industrial en el país es bastante severa. Con un 5,2% de contracción, la economía alemana experimenta la mayor caída de su producción industrial de los últimos diez años. Una situación que, dado el peso de la misma en la economía, pone en vilo a la economía germana. Una economía que apunto a recesión técnica en el próximo trimestre.

Esto significa que el PIB de la economía alemana, en lugar de expandirse, continuará su contracción durante los próximos meses. La economía alemana atraviesa una dura situación que, por lo pronosticado en el país, viene precedida por, como hemos dicho, los principales fenómenos negativos que vive la economía mundial. Un tropiezo de la economía alemana que, por ahora, no preocupa a la canciller. El Gobierno alemán ha decidido aplicar una política continuista y no activar los estímulos; una actitud acertada, ya que, de activarlos, dejaría maniatados a los alemanes. Sin embargo, no olvidemos de que, como hemos dicho, estamos hablando de la locomotora económica europea y, ante un agravamiento de la situación, el Banco Central Europeo (BCE) ya ha advertido que se tomarán medidas.

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