Telecomunicaciones

KKR pone a prueba la ventaja industrial de Cellnex en la puja por las torres de Deutsche Telekom

kkr cellnex
Logo de Deutsche Telekom.

La puja por las torres de Deutsche Telekom se pone emocionante tras entrar en liza los fondos KKR, Global Infrastructure Partners (GIP) y Stonepeak, que han ofrecido a la compañía alemana 20.000 millones de euros por este negocio, en la que está llamada a ser la transacción más grande en la historia del sector. El operador de infraestructuras de telecomunicaciones Cellnex, al que JPMorgan ve favorito en el proceso, aguarda con la prudencia que le da la experiencia de su nutrida trayectoria de compras, consciente desde el principio de que estos activos son atractivos e iban a llamar la atención de inversores pata negra.

En los últimos años, los fondos han visto en este sector la oportunidad de invertir con una cierta visibilidad de flujos de caja, aprovechando su potente músculo financiero tras captar dinero entre inversores institucionales, siempre con el objetivo de obtener una rentabilidad vendiendo el activo una vez pasados varios años.

Tanto es el poderío que tienen, que, según fuentes del sector, se podrían permitir el lujo de pagar en exceso para convencer a Deutsche Telekom, midiendo previamente el beneficio de bloquear la jugada de Cellnex de conquistar un mercado, el alemán, que aún se le resiste y por el que su consejero delegado, Tobías Martínez, ha mostrado un interés claro. En otras palabras: a los fondos podría merecerles la pena poner más dinero de la cuenta para determinar la estructura del mercado, algo parecido a lo que, en una decisión estratégica, hizo en 2021 el gigante estadounidense American Tower, entonces deseoso de aterrizar en Europa, con la compra de las torres de Telxius, la filial de infraestructuras de Telefónica, por 7.700 millones de euros en efectivo, pagando unos múltiplos récord.

Decisión complicada

Sin embargo, Deutsche Telekom, la número uno de las telecos europeas, es quien tiene la palabra sobre si la prioridad es monetizar sus 40.600 torres repartidas entre Alemania y Austria lo máximo posible o si pensará en el día después y buscará un socio industrial como Cellnex que gestione las infraestructuras, apostando por un proyecto más a largo plazo. En ese caso, la operadora germana mantendría una participación minoritaria, mientras que la española y, posiblemente, el fondo canadiense Brookfield -su socio financiero en esta operación, según informan algunos medios- pasarían a ser propietarios mayoritarios de estos activos.

«Cada uno va a jugar con sus cartas. Cellnex siempre juega para intentar ganar el partido, aunque a veces puede retirarse a la mitad si el proyecto no va con ellos», comentan fuentes cercanas a la compañía.

En este proceso, los tiempos los marcará Deutsche Telekom, que no tiene prisa por vender, ante el gran apetito que despiertan sus torres. «Sabe desde el primer día que tendría pretendientes», indican fuentes del sector.

Además, la variable del entorno macroeconómico también podría condicionar la operación en un momento bastante incierto con el conflicto de Ucrania de fondo, causante de una inflación no vista en décadas, y mientras en Estados Unidos ya se empieza a barajar una posible recesión dentro de poco, a medida que las subidas de los tipos de interés hacen mella en el crecimiento de la economía.

En cualquier caso, se trata de «una puja muy complicada» -también se especula con el interés de American Tower y Vantage, la división de torres de Vodafone-, señalan otras fuentes del mercado, que apuntan que el resultado de la misma dibujará el panorama de las torreras europeas por el efecto dominó que podría tener sobre ese tablero. Ya se rumorea que la siguiente gran operación podría ser la fusión de Vantage con Totem, la torrera de Orange.

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