ChatGPT podría vulnerar la propiedad intelectual de Booking y responder ante la Justicia europea
El periódico 'The New York Times' demandó a finales de diciembre a Microsoft y OpenAI
El periódico The New York Times demandó a finales del pasado diciembre a Microsoft y OpenAI por una supuesta vulneración de su propiedad intelectual a través de ChatGPT, una actuación que podría afectar a otros portales como Forbes o Booking, según el documento judicial al que ha tenido acceso OKDIARIO. Esta última tiene su sede en Ámsterdam (Países Bajos), por lo que la plataforma podría acogerse al Reglamento de Servicios Digitales y al Reglamento de Mercados Digitales de la Unión Europea para demandar a la tecnológica americana, según fuentes jurídicas.
En la demanda del medio americano constan también otras empresas como Forbes, The Guardian, Al Jazeera o Wikipedia. Según The New York Times, OpenAI habría utilizado contenido de todos estos portales para entrenar a su inteligencia artificial, el conocido ChatGPT.
Francisco Javier Martín Aláez, del grupo de investigación Empresa, Consumo y Derecho de la Universidad de La Coruña, explica a este periódico que «la plataforma (OpenAI) será responsable directa por los contenidos ilícitos que sean resultado de las respuestas del asistente virtual integrado en su navegador web. La inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, también puede componer contenidos y responder directamente si devienen ilegales. Si esto es así, y aun cuando no compitiesen con el medio de comunicación citado, sería precisa la autorización del titular de derechos de propiedad intelectual para el uso que ese entrenamiento supone, cuanto más para evitar la ilicitud de los contenidos generados».
La regulación en Europa es sin embargo diferente. En el Mercado Único Digital «tal comportamiento podría abordarse desde la óptica del Reglamento de Mercados Digitales, en cuanto que servicios básicos de plataforma que sean prestados u ofrecidos por guardianes de acceso -y Microsoft lo es- a usuarios profesionales establecidos en la UE o a usuarios finales establecidos o situados en la Unión de acuerdo con su art. 1.2»
Además, los afectados podrían recurrir «también al Reglamento de Servicios Digitales, en cuanto servicios intermediarios ofrecidos a destinatarios del servicio que tengan su lugar de establecimiento o estén situados en la Unión, con independencia de donde los prestadores de dichos servicios intermediarios tengan su lugar de establecimiento, de conformidad con su art. 2.1», según el investigador.
La demanda del periódico a OpenAI trata de demostrar que «la fuente de datos con mayor peso del del GPT-3 es una copia de Internet en la que el dominio de The New York Times es de los que más representados», según fuentes del sector. El texto muestra una serie de páginas web que la inteligencia artificial de ChatGPT habría utilizado para aprender a escribir textos, como booking.com.
El problema es que «aún existe una propuesta Directiva, la responsabilidad de la inteligencia artificial todavía no está armonizada ni regulada a nivel europeo», según Martín Aláez. Sin embargo, «las plataformas si lo están».
«Las plataformas utilizan inteligencia artificial. Por tanto, podemos recurrir, en ausencia de regulación más específica, a la normativa de las plataformas en línea para exigir responsabilidad a las empresas que presten un servicio básico de plataforma por contenidos ilícitos generados por un sistema de IA, como podría ser este caso de presunta utilización de los datos de Booking para entrenar a ChatGPT», argumenta el investigador.
Por ello, el caso de OpenAI y su ChatGPT podría cruzar el Atlántico y trasladarse a la Justicia Europea si Booking decide utilizar esta fórmula dado que tiene su sede en Ámsterdam. La empresa podría apoyarse en los argumentos de la demanda que se ha presentado en Estados Unidos y convertir el conflicto de la tecnológica en un asunto internacional.
La demanda a OpenAI en EE.UU.
«La demanda afirma que se utilizaron ‘millones’ de artículos publicados por The New York Times para ‘entrenar’ chatbots automáticos que ahora rivalizan con el mismo The New York Times como fuente de información confiable. A través de Microsoft Bing Chat y ChatGPT de OpenAI, los demandados podrían estar utilizando recursos de medios de comunicación y páginas web», explica Martín Aláez.
«Si esto es así, la empresa debe pedir autorización. The New York Times muestra en su demanda que ChatGPT da respuestas basadas en artículos suyos. Podría considerarse que está, por así decirlo, copiando o plagiando. Sin embargo, esa copia no sería directa en sus respuestas, sino que la tecnología estaría utilizando los textos para entrenarla. Siendo así, no estaríamos ante un plagio, pero sí ante un uso ílicito», comenta el experto.
En ese sentido, OpenAI «podría estar utilizando contenido de otras empresas en beneficio propio, para lucrarse y competir con ellas». De hecho, la demanda del periódico americano sostiene que la inteligencia artificial ha hecho uso de artículos de pago: «Si las personas pueden acceder al contenido de gran valor del Times a través de los propios productos de los demandados sin tener que pagar por ello y sin tener que navegar a través del muro de pago del Times, es probable que muchos lo hagan», afirma la demandante.
Por tanto, según la parte actora «la conducta ilegal de los demandados amenaza con desviar a los lectores, incluidos los suscriptores actuales y potenciales, del Times, reduciendo así las suscripciones, la publicidad, las licencias y los ingresos de los afiliados que financian la capacidad del Times para continuar produciendo su nivel actual de periodismo». El medio afirma que ChatGPT genera resultados que son idénticos «palabra por palabra» a algunos de sus trabajos.
We build AI to empower people, including journalists.
Our position on the @nytimes lawsuit:
• Training is fair use, but we provide an opt-out
• «Regurgitation» is a rare bug we’re driving to zero
• The New York Times is not telling the full storyhttps://t.co/S6fSaDsfKb— OpenAI (@OpenAI) January 8, 2024
En definitiva, si el reclamo de The New York Times se repite con booking.com, la compañía neerlandesa podría recurrir a la normativa europea. En concreto, el caso podría tratarse mediante el Reglamento de Mercados Digitales y Reglamento de Servicios Digitales.
La legislación europea permite que las demandas sostenidas sobre estas normativas puedan realizarse contra entidades de otras regiones. Por tanto, OpenAI podría enfrentarse a la Justicia Europea en los próximos meses.
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