Economía

BCE: ¡Cinismo en estado puro!

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.

“Es fácil ser notablemente «compasivo» cuando otros son obligados a pagar los costos” Murray Rothbard.

Existe la absurda creencia de que las noticias son un catalizador inmediato para Mr. Market, sin embargo, discrepo: el mercado necesita un tiempo para digerir cualquier noticia económica. Volatilidad al margen, los movimientos del mercado en el corto plazo son incontrolables y absolutamente impredecibles. La única realidad que existe en la formación de los precios es la tendencia y el único objetivo que impera para todo trader es cuidar del capital mientras esta está indecisa o lateral.

Ya lo vimos hace unas semanas, cuando la FED subió los tipos de interés y el mercado subió de inmediato en contra de toda lógica. Lo que sucedió al día siguiente forma ya parte de la historia, en mi opinión. La pasada semana el BCE tomaba el timón de la actualidad económica con la esperada declaración de la política monetaria, dejando claro que el BCE, o bien no se entera de nada, o se está tirando el farol más espectacular de la historia de la Unión económica Europea.

Lo expongo por un simple motivo, y es que académicamente todo erudito en materia de macroeconomía sabe que combatir la inflación con tipos reales negativos es inútil, de la misma manera que cualquier persona que conozca mínimamente los mercados financieros sabe dos cosas; la primera, que el sistema financiero europeo podría colapsar si el BCE deja de comprar deuda pública soberana, y la segunda que la inflación es un peligrosísimo y sigiloso ladrón de guante blanco que destruye el ahorro y fomenta el derroche.

Estos tres argumentos y toda una vida delante de las pantallas de cotización me han convertido en una persona francamente cínica y no en balde, puesto que somos capaces de ver con nuestros propios ojos la absoluta manipulación existente en el corazón del sistema capitalista en todos y cada uno de los eventos que construyen nuestra sociedad, y obviamente con ello me refiero a los mercados financieros.

Como defensora absoluta que soy de la libertad y del capitalismo, me niego a aceptar que se proponga a mis queridos mercados como cabeza de turco, con la única y burda intención de que el poder siga teniendo más cupo de autoridad, para variar. Cuando la única realidad es que la perversión de la libertad; intervención, tras intervención, es una auténtica vergüenza para cualquiera que tenga un mínimo de conocimiento y dos deditos de frente.

Como ven, ¡estoy indignadísima! Y es que, el cinismo se convierte en lógica cuando uno puede hilvanar fácilmente un único argumento simple; si el Estado es el agente económico más endeudado y el BCE el principal garante del sistema bancario, ¿les interesa que quiebren los bancos e impaguen las deudas? Claro, es que enfrentarse a un proceso duro de reformas tiene consecuencias políticas muy desagradables como bien sabe el antiguo equipo de Mariano Rajoy.

Pero el “pero” es grande, y es que las consecuencias de la expansión monetaria de Mr. Draghi han provocado que Europa haya perdido una década aplazando un problema que ahora tras la pandemia, la guerra y la inflación se les ha ido por completo de las manos. Y claro, si con la inflación podemos atracar al contribuyente sigilosamente a cambio de pagar las deudas, pues tira millas, ¿no?

¡Bienvenidos al mundo real! Así que déjenme que me ría un poco de todos aquellos que hablan del tono “Hawkish” del BCE… La mayor inflación de los últimos 40 años, y que por cierto no para de subir, y la pretendemos frenar con 25 puntos básicos en julio y 25 más o quizás 50 en septiembre? Muy laxos andamos. Hace meses que les vengo exponiendo en ésta, mi tribuna de opinión, que el BCE ha venido negando este problema con su patética retórica semántica bajo las palabras “transitoria” y “persistente” como estrellas de la fiesta.

Pero lo cierto es que bajo mi criterio la inflación no es que sea persistente, es que es preocupante ¡y no poco! Yo creo que el único banquero central que se atreve a hablar con claridad es Bullard, bajo su ya mítico mensaje acerca de que hay que romper el ciclo económico si fuera necesario para contener la inflación. ¡Touchè! Al fin y al cabo, ¿cómo podemos lanzar un mensaje de restricción monetaria cuando la facilidad de depósito seguirá en negativo hasta septiembre y el BCE va a reinvertir los vencimientos de su expansión de balance, que suponen nada más y nada menos que 1,7 billones de euros? Que alguien me lo explique, por favor.

Sin embargo, el contenido del discurso de Christine Lagarde me parece en sí una tomadura de pelo, puesto que en el fondo deja claro que el BCE va a proteger a España e Italia, bajo el término “fragmentación financiera” y hablando de “condiciones financieras amplias”, en lugar de “favorables”. Seguimos con la patética y absurda retórica de la semántica. ¡Menos hablar, y más hacer señores!

A efectos prácticos, lo que nos dice Lagarde es que irán subiendo los tipos de interés a rebufo de la inflación existente esperando que las cosas se solucionen solas. Para mi deja muy claro que aunque dejen de imprimir dinero la artillería sigue en pie para mantener a raya la prima de riesgo de España y Portugal, algo que tiene una lógica aplastante teniendo en cuenta lo explicado anteriormente.

Como ven mis queridos lectores, el mensaje de Christine Lagarde lleno de dogmatismo mediocre e hipocresía populista deja en la retina la patética idea de que el Estado seguirá su propósito de alcanzar más cuota de poder a través de la mentira, y de culpar así al endemoniado libre mercado. Háganme un favor, no olviden que la libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración; en la política, el derecho; y en mí, el objetivo.

Gisela Turazzini, Blackbird Bank Owner Founder CEO.

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