Barcelona se prepara para abrir las puertas del MWC con hoteles llenos y amenazas de boicot

Barcelona se prepara para abrir la nueva edición del Mobile World Congress, una feria que se ha convertido en un referente para el sector tecnológico y que aporta grandes beneficios a la ciudad. Un año más, la feria se verá empañada por las huelgas en el sector del transporte y la marcha de Uber y Cabify, a lo que se sumará el boicot que preparan los CDR para salpicar la imagen del evento que será inaugurado por el Rey Felipe VI.

La ciudad ya está preparada para acoger a los más de 110.000 asistentes al evento. El Mobile World Congress volverá a llenar este año los hoteles de Barcelona y a disparar los precios de estos establecimientos, que en algunos casos multiplican por 10 su tarifa habitual, aunque una gran parte de las habitaciones están bloqueadas por los organizadores y tienen precios cerrados.

El lunes arranca una nueva edición del Mobile, que en la tarde del domingo vive su jornada previa con actos de diversas compañías y una cena con autoridades. Esta edición contará con 2.400 expositores de más de 200 países y tendrá un impacto económico para el área de Barcelona de unos 473 millones de euros.

Entre las novedades que se esperan para hoy, destaca la presentación del Internet de las cosas que Telefónica ha mostrado en este medio día. Pero habrá más. Esta tarde se esperan novedades de Vodafone y de Huawei.

El fabricante de móviles chino está en el punto de mira en esta feria por la polémica sobre sus problemas de seguridad y el conflicto que mantiene en Estados Unidos desde hace meses. Estos asuntos marcarán la edición de 2019 del MWC en la que también hay otros asuntos en la agenda, como el debate sobre la presencia de la mujer en el mundo tecnológico.

Según la consultora hotelera Bric Consulting, estos datos hacen del MWC un acontecimiento único e incluso podría decirse que «alarga artificialmente la temporada hotelera de Barcelona a 13 meses».

El MWC se desarrollará hasta el próximo jueves. Unos días en los que Barcelona tendrá que afrontar la huelga de sus trabajadores de Metro con servicios mínimos, algo que no gusta a los organizadores de la GSMA que en las últimas ediciones ya habían amenazado con llevarse la feria a otro país si la ciudad catalana no colabora ofreciendo un escenario de normalidad a los asistentes. Lisboa quiere capitalizar esta oportunidad y quedarse el evento.