Economía
Inversión

Actúe con cautela y serenidad

Es tiempo de cordura, sentido común, templanza… y, por supuesto, de ser selectivos y aumentar la diversificación, de la buena.

El 24 de agosto del año 79 d.C. la erupción del volcán Vesubio destruyó la ciudad de Pompeya.  Aquel día, la fuerza de la naturaleza acabó no sólo con una de las más hermosas ciudades de la Roma antigua sino con la vida de muchas de las personas que se encontraban próximas al imponente volcán.

Aquel desastre natural difícilmente podría haber sido evitado; la pérdida de vidas humanas posiblemente sí, ya que, al parecer, semanas antes de la erupción del Vesubio, la región ya había sufrido multitud de temblores.

Quieren las casualidades de la historia que el político y escritor Plinio el Joven, testigo de aquel final de la antigua Pompeya, escribiera años después la siguiente cita: “la avaricia se ha adueñado de tal manera de los hombres, que en lugar de ser ellos los que poseen las riquezas parecen ser éstas las que los poseen a ellos”. Al hablar de esta manera, Cayo Plinio Cecilio Secundo no sólo hacía referencia a los males que aquejaban a la sociedad de su tiempo sino, también, posiblemente a los que se sufrieron en 2008, año de la caída de Lehman Brothers, o incluso a los que se viven en estos instantes en la que la actuación de bancos centrales y gobiernos ha llevado a la situación de anormalidad de encontrarnos con tipos de interés negativos en una enorme cantidad de activos de renta fija.

De hecho, creo que – en esta nueva Pompeya en la que nos encontramos- el entorno económico y financiero se caracteriza por cuatro nuevas situaciones normales, algunas de las cuales yo no las consideramos para nada tan normales sino más bien todo lo contrario:

a) El mundo, a nivel económico, crece. Pero lo hace a un ritmo excesivamente más moderado y, a veces, hasta algo desesperante frente a otros ciclos de post-crisis anteriores. Esta es una preocupación no sólo de los gobiernos, por el descontento social que genera, sino también por parte de las autoridades monetarias, que confirman el hecho de que por mucho “manguerazo de liquidez” que se siga suministrando, la “bondad” de las políticas monetarias superexpansivas no solucionan todo… al menos a nivel económico. Sin embargo, algunos ven normal que se deje sólo en manos de los bancos centrales la capacidad de generar riqueza para los ciudadanos en lugar de pensar que hay otras alternativas que, a la larga, serían mucho más eficientes.

b) En segundo lugar, y precisamente relacionado con los principales bancos centrales del mundo, muchos piensan que éstos seguirán actuando lo más coordinados posibles con el fin de no molestar a los distintos mercados financieros (sobre todo los de crédito y bursátil). En esta situación hasta se llega a pensar que lo que realmente busca Trump, en cada mensaje en redes sociales en temas de guerra arancelaria, no es presionar o cabrear a los chinos sino hacer que la Fed actúe bajando los tipos de interés. A mí, personalmente, no me sorprendería que la propia Reserva Federal efectivamente terminara actuando antes de acabar este año bajando los tipos de referencia.

c) “Pedir prestado dinero no sólo puede salirme gratis sino que hasta puede que me paguen por ello”. ¿Ustedes, de verdad, entienden esta nueva situación que nos venden como normal? ¿Ven, sinceramente, lógico que haya empresas que emitan deuda con tipos de interés negativos o que haya Estados emitiendo deuda pública con rentabilidad negativa?

Una vez más, constatamos cómo el ahorro más conservador es penalizado, mientras que tanto alucinógeno financiero (que es lo que supone tener los tipos de interés negativos) puede hacer a una compañía o a un estado a creerse ser Supermán, cuando no lo es. Y esto es peligroso y, de hecho, por ahí puede que en algún momento estalle la burbuja de optimismo financiero en el que parece instalado más de un inversor en estos instantes. Es decir, creemos que se continúan infravalorando los riesgos de esta situación.

d) La búsqueda desesperada de “yield” ya no se hace por muchos a través de la inversión en activos de renta fija más “convencionales” (deuda pública de Estados de países más desarrollados o renta fija europea con calificación crediticia “investment grade”), sino que se busca invirtiendo capital riesgo, en acciones de empresas de dudosa solvencia o a través de activos de deuda de mayor volatilidad, pero que, de nuevo, se nos tratan de “vender” como exentos de riesgo. Todo esto no es que sea malo, pero debemos ser conscientes de que en este nuevo juego de la búsqueda de “Pokemon”, en el que se encuentran muchas casas de gestión de activos e inversores institucionales, uno debe ser consciente de los riesgos que asume como, por ejemplo, del hecho de  invertir en renta fija con tires (rentabilidades) negativas con la idea de que van a ponerse más negativas aún.

Revisando algunas de esas nuevas normales se me viene a la cabeza un pasaje del libro “El último Tango de Auschwitz” (de Andrés Sorel) cuando dice aquello de “En lo normal se podía juzgar lo anormal; en lo anormal no puede juzgarse lo que ya se considera absolutamente normal.”

Por lo tanto, y teniendo esas cuatro nuevas “normales”, a la hora de diseñar cualquier cartera de fondos de inversión hay una serie de claves a vigilar que, a modo de sismógrafos, debemos controlar para evitar que los temblores de los distintos mercados y activos financieros nos hagan sufrir en exceso:

1.- Que el ciclo macro y microeconómico mundial no defraude.

2.- Qué hacen y qué dicen los principales Bancos Centrales del mundo. Existe mucha fe en los mismos como grandes salvadores de la economía real mundial. Pero hay que estar atentos a sus movimientos y a la coordinación que consigan mantener entre ellos.

3.- La alta correlación entre muchos activos financieros. La política monetaria ultra expansiva ha creado una verdadera torre de Babel. Por ello, cuando corrigen los mercados de deuda también suelen caer los mercados de bolsa. En definitiva, hemos ido “volando” muchos puertos seguros o activos libres de riesgo durante estos años. ¡Qué gran anormalidad financiera! Parece que vamos camino de hacer bueno lo que señalara el escritor Rafael Dedi: “El refugio no evita la tormenta”. Aunque, por ahora, hay cierto margen para evitar que suceda esto.

4.- Atentos a la enorme masa de deuda con tires negativas. Si en algún momento alguna “mano fuerte” decide vender algún segmento de deuda podría llegar a pincharse esta burbuja de optimismo financiero.

5.- Incertidumbres geopolíticas (guerra comercial, Brexit, Irán,…) que generan cabreo social e incertidumbre en la comunidad inversora.

Señalado todo lo anterior ¿qué les puedo aconsejar de cara a las próximas semanas a la hora de invertir en los mercados de capitales?: Que actúen con racionalidad y serenidad, no dejándose influir en exceso por los Tuits que Trump nos regala cada día, pero siendo cautos y diversificando correctamente pues ni hay gangas y, en paralelo, uno debe tener muy presente que la volatilidad no debe ser entendida siempre como algo negativo sino que, a veces, es una oportunidad.

Aunque la semana que viene, en este mismo blog, les señalaré dos posibles carteras modelo y genéricas en función del perfil de riesgo, sí les adelanto cuatro ideas muy importantes para mi y para mi nuevo proyecto empresarial, Luna Sevilla Asesores Patrimoniales:

La liquidez es un activo más que, en muchas ocasiones, es el mejor activo a la hora de descorrelacionar.  Atentos a las comisiones que uno paga. Traten de que les asesoren con productos de calidad, adaptados a Vd. Y al entorno económico-financiero…pero que sean muy competitivos en costes. Lo caro a veces no es lo mejor.

Hay fondos de retorno absoluto que sí están aportando valor en momentos de pico de volatilidad pero que quizás, como ya señalé en un artículo anterior, sean como esas joyas y obras de arte que para muchos pasan desapercibidas o no les interesan que Vd. conozca.
Busca valor en el este y oeste geográfico…y en utilities en Europa.