Gestión de Patrimonios

¿Cuándo realizar una inversión de reemplazamiento?

¿Cuándo realizar una inversión de reemplazamiento?
(Foto: GETTY/ISTOCK).

Escoger el momento en realizar una inversión  y si ésta es o no necesaria es una de las decisiones más trascendentes que debe de tomar la empresa. Se trata de desembolsar una importante cantidad de dinero que, además, puede suponer contraer una deuda. Se espera, por lo tanto, un retorno a través de los beneficios que se generarán.

Una de las inversiones más recurrentes es la llamada de reemplazamiento.  Son aquéllas que se deben afrontar para sustituir un bien que ha acabado su vida útil, que ha sufrido algún daño o que ha quedado obsoleto por alguna innovación. Ahora bien: ¿en qué momento debe de realizarse tal inversión? A tal pregunta le intentaremos dar una respuesta a continuación

¿Cuándo invertir en reemplazamiento?

Existen una serie de hechos que llevan a la empresa a tomar la decisión de reemplazar un activo. Son los siguientes:

  • Aparición de una innovación que aporta alto valor añadido: en este caso, no existe ninguna duda sobre la conveniencia de realizar la inversión. Aunque el activo que dispone la empresa aún siga funcionando y no haya llegado al final de la vida útil estimada, si realmente hay la seguridad total que un nuevo bien permitirá un notable incremento de la productividad, debe de realizarse la inversión.
  • Replicar a la competencia: no necesariamente si la competencia decide realizar una inversión ésta será realmente productiva. Pueden haber errado en los cálculos o haber invertido en algún proceso o activo que finalmente no añadirá el valor que se espera. Ahora bien, si existe una determinada tendencia en el sector, es complicado que se haya producido un error generalizado.
  • Avanzarse a la competencia: quien consigue innovar primero antes que las otras empresas consigue una ventaja competitiva y una imagen a nivel de modernidad y conocimiento del sector que calará entre el público objetivo. Ser el primero en innovar entraña un riesgo, ya que no existe una experiencia previa al respecto, pero también puede aportar unos altos beneficios en caso de funcionar.
  • Necesidad de adaptar el producto a una nueva normativa: puede que se promulgue una ley que obligue a las empresas de un sector a realizar cambios en su modelo productivo o características del producto. Puede darse, por ejemplo, por temas relacionados con la protección del medio ambiente o de los consumidores. En este caso, pues, no habrá más remedio que realizar la innovación o no se podrá ofertar el producto.
  • Necesidad de adaptar el producto a nuevas preferencias: los clientes no mantienen, necesariamente, invariables sus preferencias en el tiempo. Puede que, con el paso del tiempo, haya que realizar modificaciones en el producto para adaptarlo a las nuevas demandas y exigencias del público objetivo.
  • Necesidad de adaptar el producto a las preferencias del público de otro país: en caso de exportar el producto fuera del país, no siempre lo que funciona en un lugar también tendrá éxito en otro. Por lo tanto, habrá que realizar, en línea con el punto anterior, ciertos cambios en el producto o su presentación para que sea aceptado entre el nuevo público.

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