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Emprender en Estados Unidos es posible… si sabes cómo hacerlo

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(Foto: Getty).

Estados Unidos es conocido y reconocido por las innovaciones que constantemente son capaces de generar sus empresas y ciudadanos. Si nos fijamos, por ejemplo, las principales compañías del sector de las nuevas tecnologías tienen su sede en este país. Por ese motivo, muchas son las personas y empresas extranjeras que deciden intentar emprender allí.

La misma cultura norteamericana ha generado un sistema que facilita el emprendimiento. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la forma cómo operan es sensiblemente distinta a la europea y que, por lo tanto, es imprescindible adaptarse a ello para triunfar.

Algunos de los aspectos a considerar al decidir emprender en Estados Unidos son los siguientes:

  • Está formado por 50 estados con legislaciones distintas: Aunque desde fuera se pueda pensar que Estados Unidos es un lugar uniforme en referencia a la legislación existente, esto no es así. Se trata de un país en el cual cada estado tiene sus propias leyes y marca unos requisitos distintos para poder emprender.
  • Los estados no muestran preferencias totalmente uniformes: Hay desde estados con una mentalidad más tradicional hasta otros que, en parte por la llegada de mucha gente de otros países, son muy multiculturales. Por ese motivo, además del inglés (idioma compartido) es posible escuchar otras muchas lenguas (entre ellas, con un peso importante, el castellano). Por lo tanto, antes de decidir entrar en un mercado, hay que saber qué zona geográfica puede ser más receptiva a lo que estamos ofreciendo.
  • Es imprescindible aportar algún valor añadido: La facilidad existente para abrir negocios desemboca en una fuerte competencia. Por lo tanto, si se quiere entrar y mantenerse en un mercado, hay que ofrecer algo distinto y de más valor de lo ya existente.
  • Facilidad en la obtención de crédito: El clima emprendedor está respaldado por un sector financiero e inversores privados que están dispuestos a ofrecer financiación. A diferencia de aquí, el haber tenido una experiencia empresarial anterior negativa no supone un problema. Al contrario: entienden que de los errores que se hayan podido cometer se aprende. Por este motivo, es más fácil conseguir crédito si se ha tenido alguna experiencia empresarial anterior, aunque no haya tenido el desarrollo esperado.
  • Mayor voluntad de crecimiento y expansión: En general, los estadounidenses, cuando deciden emprender, enseguida piensan en expandirse y abrir nuevas delegaciones o en llegar a más acuerdos comerciales. Su pensamiento es más “a lo grande” y, en general, están dispuestos a asumir más riesgos que nosotros. Cuando creen en una idea, siguen hasta el final con ella. Va en la línea de lo ampliamente definido como “sueño americano”.
  • Rápida adaptabilidad a los cambios: Las empresas americanas muestran una gran flexibilidad para hacer frente a aquellos cambios que se producen en el sector. A ello ayuda una legislación laboral flexible.
  • Definen claramente estrategias y procedimientos: En general, las empresas están muy enfocadas a resultados. Por lo tanto, más que grandes justificaciones que expliquen por qué se ha decidido tirar por un determinado camino, buscan que se tengan muy claras las ideas básicas sobre precio, cantidades o zona donde enfocar la campaña.

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