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Gran Premio de Mónaco

Verstappen y Alonso, reyes en el Principado

Max Verstappen se ha llevado la victoria en el Gran Premio de Mónaco por delante de Fernando Alonso, segundo para cosechar su mejor resultado en la Fórmula 1 desde hace casi una década. Hasta el Gran Premio de Hungría 2014 hay que remontarse para encontrar tan arriba al asturiano. Por detrás, octava posición para Carlos Sainz en una carrera soporífera hasta que irrumpió la lluvia en el tercio final para cobrarse varias víctimas, entre ellas el madrileño. Completó el podio Esteban Ocon, superior con su Alpine a los dos Mercedes, y sexta posición para Charles Leclerc en otro mal día para Ferrari.

Verstappen llegó a Mónaco temiendo por el dominio de Red Bull en las estrechas curvas del circuito urbano y se marcha silbando, con su liderato del Mundial muy reforzado tras una prueba en la que Sergio Pérez no logró puntuar. Al mexicano ya le pisa los talones en la clasificación Fernando Alonso, sobresaliente un día más y autor de su quinto podio en seis carreras esta temporada. La 33 tendrá que esperar, pero mientras tanto suma y sigue.

Salida limpia, con todos los pilotos protegiendo sus posiciones y ni un solo adelantamiento en la zona noble de la parrilla. Verstappen disparado a por el triunfo y Alonso detrás, controlando siempre la distancia, husmeando cualquier posible oportunidad que se le pudiera presentar en forma de accidente, lluvia, coche de seguridad o un poco de todo. Las diez primeras vueltas de calentamiento hasta que se produjo el primer incidente reseñable.

Lo protagonizó Sainz, que se comió a Ocon a la salida de túnel en la pelea por la tercera posición. Pudo ser más grave el incidente, pero su Ferrari aguantó pese al golpe que sufrió en el alerón delantero. El francés, cuya convivencia con Alonso en Alpine fue un martirio, por fin le echaba una mano a su antiguo compañero al crear un tapón que frenaba al resto de aspirantes a la segunda plaza.

Todo el mundo miraba al cielo ante la amenaza de lluvia, el único argumento que podía agitar la coctelera de una carrera tediosa. Sainz se enojaba con su equipo por la radio, disgustado por una parada que le impedía adelantar a Ocon a través de la estrategia. «¡¿Por qué me habéis parado?!», bufaba el madrileño en una de esas peloteras cíciclas con sus ingenieros.

Agua e incertidumbre

A falta de 25 vueltas para el final, cayeron las primeras gotas, aleluya, el picante llegó del cielo. Se desató la guerra de los neumáticos, aún más cruenta a medida que empezó a llover de verdad. Todos tuvieron que entrar a boxes para poner gomas intermedias mientras se sucedían los resbalones sobre el asfalto. Se estaba rifando el caos y le tocó la china Sainz, que se fue contra las protecciones. Su coche volvió a librarse de daños, pero cayó hasta la octava posición.

Entrados ya en la parte final de la prueba, el líder dio el susto con un besito de su coche a las protecciones laterales, pero no llegó la sangre al río. Unos poco centímetros más y la victoria se habría posado sobre el casco de Alonso… Toca seguir esperando. La huele, la tiene cada vez más cerca, casi la roza, pero al mismo tiempo también está lejos: todo pasa por un error de Verstappen, ese robot casi infalible que ha dado otro pasito hacia su tercer título mundial. Próximo episodio, el Gran Premio de España en Montmeló.