El Real Madrid no quiere repetir el último año de Mourinho

Si el Real Madrid no gana en Anoeta, se acerca peligrosamente a repetir el último año de José Mourinho. Aquel equipo había ganado la Liga de los récords el año anterior y sólo unos penaltis ante el Bayern les privaron de buscar el primer asalto hacia la Décima. Además, ese verano conquistaron la Supercopa de España ante al Barcelona. Los blancos sabían que la temporada era importante. Tocaba asentar el dominio en España y buscar una Champions que se resistía demasiado. Pero las cosas no empezaron bien.

Hay que remontarse al 18 de agosto de 2013. El Real Madrid debutaba en Liga ante el Valencia en el Santiago Bernabéu. Se debía arrancar con tres puntos. Pero como esta temporada, el Madrid empató a uno. Primer pinchazo que no se tomó con demasiada preocupación por Chamartín. Las alertas saltarían una semana después.

Los blancos visitaban el Coliseum Alfonso Pérez y el Getafe les ganaba para sorpresa de todos. Varela y Barrada remontaban el gol inicial de Higuaín. Lo que era un tropiezo hace una semana se convirtió en preocupación. El equipo no arrancaba. Una semana después una victoria ante el Granada en el Bernabéu traía un poco de paz a Concha Espina antes del parón de selecciones. Aunque fue un simple espejismo.

Tras las fechas FIFA el Madrid visitó el Sánchez-Pizjuán y ante el Sevilla cayeron derrotados por 1-0. La crisis era una realidad. Las opciones de título le habían durado un mes al actual campeón. Sin darse cuenta se encontraba a ocho puntos de un Barcelona que no iba a desaprovechar la ventaja en lo que restaba del curso. El «no tengo equipo» que soltó Mourinho en la sala de prensa sevillista retumbaría durante todo el año.

El resto de la campaña fue para olvidar. El 22 de diciembre la guerra Mourinho-Iker estallaba en una Rosaleda que veía como un Málaga guiado por un gran Isco ganaba al Madrid. Llegaba el fin de una leyenda y la sentencia de un entrenador que resucitó a un club a la deriva durante varios años.

No salió nada

En Champions el equipo dio la cara con detalles. Accedió a octavos de final como segundo de grupo, aunque en las eliminatorias respondió ante el United y el Galatasaray para plantarse en semifinales. Todas las carencias de un equipo sin alma se verían en el Westfalenstadion. Cuatro goles de Lewandowski hicieron que los blancos salieran goleados en la ida por 4-1. En la vuelta, el Bernabéu dio los últimos coletazos de un proyecto muerto. Se rozó la remontada, pero no se logró la machada.

En la Copa del Rey sí llegaron alegrías, aunque el petardazo se reservó para el final. En semifinales, el Madrid eliminaría al Barcelona con un Varane impresionante que, semanas después, se rompería la rodilla. Una mala noticia más para un curso horrible. El fondo se tocó en casa, en una final ante el Atlético que, como no podía ser de otra manera, se perdió. Los de Mou tuvieron ocasiones para ganar y golear, pero sólo entró un cabezazo de Cristiano. Mientras que dos zarpazos rojiblancos acabaron con 14 años de derrotas rojiblancas en el derbi capitalino y con el título rumbo al Calderón.

Una temporada horrible que los hombres de Zidane no quieren repetir de ninguna de las maneras. Y saben que todo lo que no sea ganar en Anoeta podría significar decir adiós a la Liga casi antes de empezarla. Remontarle siete puntos al Barcelona con Messi en este estado de forma parece un reto imposible. Está en sus manos.