Con Doncic no hay campanadas (96-89)

Doncic
Tavares machaca ante la mirada de Brown. (EFE)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

En el último partido del año, el Real Madrid volvió a demostrar su dominio y se hizo con el triunfo en el derbi madrileño y este año también navideño, frente a Movistar Estudiantes, por 96-89. En un encuentro vibrante por lo inesperado de sus acontecimientos, volvió a erigirse como protagonista principal Luka Doncic, con 24 puntos y algunas acciones que llevaron un día más al delirio al respetable. «Luka quédate», cantó al unísono el Wizink Center en los últimos segundos, mostrando el deseo imposible de una afición que enloquece día tras día con su joven ídolo.

A pesar del ambiente festivo que se respiraba en el Wizink Center, y la intensidad que acostumbran a obligar los derbis entre Estudiantes y Real Madrid, ambos equipos saltaron a la cancha a medio gas, dejando por momentos sensación de relajación. En esta situación, que provocó un ritmo lento en el partido, dominó Fabien Causeur, que se maneja a las mil maravillas en estas situaciones.

Ocho puntos del francés permitieron al Madrid dominar desde el inicio, con Thompkins demostrando que la pólvora no se le había mojado en fin de año, y Cvetkovic dando la réplica en el bando estudiantil. Todo ello a la espera de Luka Doncic, inédito en el primer cuarto, pero que no iba a tardar en hacer de las suyas.

El físico es posiblemente el aspecto por el cual el esloveno puede caer alguna posición en el próximo Draft de la NBA, pero en Europa también es dominante en este aspecto. Destinado por Laso al poste, Doncic tradujo sus dos primeros ataques en sendas canastas tras coger su propio rebote ofensivo, demostrando un poderío notable también en la zona. Estos primeros puntos vinieron seguidos de dos entradas a canasta marca de la casa, que unidas a su paso por la línea de tiros libres, le permitieron tanto a él como al Madrid elevar el marcador por encima de los diez puntos.

Con muchas rotaciones, Yusta y Randle volvieron a contar con minutos de privilegio en cancha, ambos dando la talla en un encuentro de rivalidad máxima. La dureza de Estudiantes le había penalizado en la competición, pero esta intensidad se tradujo también en canastas en aro contrario, sobre todo en el tramo final, donde lograron paliar los males de minutos anteriores y cerrar el marcador hasta un 46-39 que dejaba el choque abierto para la segunda mitad.

Un parcial de 0-11 por parte de Estudiantes volteó por completo el devenir del partido, provocando la entrada de los pesos pesados de la segunda unidad madridista, con Felipe y Luka al mando. La inspiración de Landesberg no fue controlada por el propio jugador, que tras un canastón falló el tiro libre adicional y en la contra hizo una antideportiva a Doncic, tras la cual se enfadó e intentó hacer un mate –matazo– al esloveno en la cara. «No en mi casa», dijo Doncic figurada y literalmente, tras una chapa de órdago con el que el Palacio se levantó definitivamente. Hablábamos del físico infravalorado de Luka. Para muestra un tapón.

El pique entre ambas estrellas era un hecho, y Landesberg optó por ponerse a defender y minimizar la aportación de Doncic. Buena decisión del americano, que de paso consiguió centrarse y ayudar a sus equipos en una remontada que volvía a ser necesaria, ya que la producción de Carroll se estaba traduciendo, como casi siempre, en puntos para el Real Madrid. Un triple de Brown ponía a los visitantes de nuevo a tiro de piedra, pero Reyes, en su segunda canasta sobre la bocina de la mañana, mostró que, además de más veterano, también es más listo que ninguno.

Tensión y victoria blanca

Ocho puntos consecutivos de Landesberg colocaron a Estudiantes por delante. El derbi se había convertido en un duelo de poder a poder en el que los visitantes se iban a dejar la vida. El aro parecía haber puesto una tapa para los tiros madridistas. Penetradores como Campazzo fallando bandejas, Tiros librados–¡y tiros libres!– errados por Carroll, y siete minutos por jugar. Ambos protagonistas no tardaron ni uno en resarcirse, mostrando el carácter y el ADN Real Madrid que llevan tatuado en la sangre.

El encuentro era un cúmulo de emociones, con el modesto completando una actuación genial que había activado a la bestia. El toma y daca continuaba, al igual que la imprecisión del Real Madrid, que a pesar de todo, liderado por Campazzo, sobrevivía y mandaba por momentos ante el ‘balones a Landesberg’ que proponía Maldonado. La estrategia blanca demostró ser más efectiva porque el Facu cuenta con la capacidad de controlar sus emociones cuando el final se acerca y porque Doncic, una vez más él, puso con un triple desde ocho metros de nuevo el triunfo en su mano al Real.

El encuentro aún tenía un resquicio de esperanza para Estudiantes, pero con Landesberg expulsado tras una doble técnica, Doncic y Carroll, con una última canasta sobre la bocina, pusieron el cierre al partido y a un año de mérito para el Real Madrid.

 

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