REAL MADRID 5-0 SEVILLA: JORNADA 15 DE LIGA SANTANDER

El imperio contraataca

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Cristiano celebra el 2-0 al Sevilla. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Como el anuncio de El Almendro, el Real Madrid volvió a casa por Navidad. Los blancos –ya era hora– dieron una alegría al personal con una goleada exprés en 45 minutos. El Sevilla fue un títere en las poderosas manos del campeón de Liga. Los de Zidane marcaron de golpe todos los goles que les debía la Liga. Nacho, Cristiano dos veces, Kroos y Achraf trituraron a los hispalenses. El Real Madrid, igual que los malos en Star Wars, demostró que el imperio siempre contraataca.

Más que un once Zidane tenía que hacer un puzzle. Pero le faltaban muchas piezas. Ni Carvajal, ni Ramos, ni Casemiro por sanción, ni Varane ni Bale por lesión. Muchas ausencias para recibir al Sevilla en otro de esos duelos sin red de los que le quedan al Real Madrid para seguir asido al clavo ardiendo de la Liga.

Pero Zizou había estudiado al Sevilla. Y a su equipo, claro. Tapó las carencias defensivas de Achraf y Marcelo con Lucas Vázquez y Asensio por delante para blindar los flancos y condenó a Isco al banquillo. Tampoco jugaban ni Kovacic ni Marcos Llorente, candidatos a ocupar la vacante de Casemiro. Sí era titular Vallejo como acompañante de Nacho, una extraña pareja en la defensa del Real Madrid. Kroos y Modric se repartían el centro del campo y los intocables Benzema y Cristiano repetían arriba.

Apretó de salida el Real Madrid con Kroos y Modric echando al equipo hacia arriba. Pero no se arrugó el Sevilla, que devolvió la moneda de ese concepto que se inventó Mourinho: la presión alta. Un disparo de Lucas Vázquez desde la frontal hizo lucirse a Sergio Rico con un paradón espectacular en el minuto dos. Y del córner subsiguiente llegó el tanto de los blancos. Fue una cagada monumental entre Muriel y Lenglet, que asistieron sin querer a un Nacho que merodeaba por el área y marcó a placer.

El Madrid por la vía rápida

El Real Madrid, como tantas veces el año pasado, encontraba el gol antes que el fútbol. Eso sí, su arranque había sido fulgurante. Y siguió siéndolo después del gol ante un Sevilla que era una piñata ciega: no sabía por dónde le venían los golpes. Percutió Cristiano con la zurda al filo del minuto 10 y provocó otro córner, el tercero, para los de Zidane.

Intentó estirarse algo el Sevilla con un Banega que tiene siempre un cuarto de hora bueno en cada partido. El partido se jugaba a cámara lenta y el Bernabéu vivía en una plácida duermevela con los ojillos entornados. El Real Madrid presionaba pero sin matarse tampoco. Y así se consumían los minutos camino del ecuador del primer tiempo.

Y cuando se caía el partido lo levantó Marco Asensio. El mallorquín recordó al del mes de agosto, dividió por el centro y asistió al desmarque de ruptura de Cristiano Ronaldo. El luso vio el latifundio entre Lenglet y Carole, esprintó, levantó la cabeza y batió a Sergio Rico con un tiros seco abajo. El Real Madrid vivía su partido más plácido en el Bernabéu.

La voracidad del luso contagió a sus compañeros, que apretaron para que Ronaldo marcara ante el Sevilla todos los goles que le han faltado en esta Liga. Firmó el doblete a la media hora de resultas de un penalti inocente y estúpido que cometió Jesús Navas. Casi lo para Sergio Rico, pero al final el disparo de Cristiano acabó en gol. En media hora llevaba CR7 los mismos goles que en toda la Liga.

El show de CR7

El Real Madrid, con viento a favor, empezó a navegar a velocidad de crucero. Les apetecía seguir haciendo sangre a un Sevilla blandito como una magdalena mojada en café con leche. Con esa defensa tendrá difícil la supervivencia en la Champions y la pelea por meterse entre los cuatro primeros de la Liga.

Cristiano, mientras tanto, se lo pasaba pipa. Le llegaban balones en cada ataque, se movía entre la defensa del Sevilla como un león rodeado de cebras. Pero no marcó Ronaldo el cuarto, no. Les cuento. Cristiano recuperó una pelota en el campo del Madrid, Kroos aceleró sin que nadie le saliera al paso como si le oliera el alerón, abrió para Lucas Vázquez, que le tiró la pared y el alemán marcó a un toque. Pues 4-0 antes del descanso y partido resuelto para el Real Madrid.

Siguieron atacando los blancos y encontraron el quinto en el 41. Que no fue malo. Lo marcó Achraf y fue un golazo. De nuevo contra rápida con los jugadores del Sevilla como maniquíes de El Corte Inglés, genial asistencia de Benzema –que sí, estaba en el campo–, gran despliegue físico y gran definición del lateral marroquí. El público del Bernabéu se frotaba los ojos. Cinco goles en el primer tiempo servían para reconciliar al Real Madrid con una afición que no ganaba para disgustos esta temporada. Y entonces llegó el descanso.

Colmillo blanco

Levantó un punto el pie el Real Madrid en la reanudación, sólo faltaba, pero siguió dominando por inercia. Un par de disparos del Sevilla hicieron que Keylor Navas pudiera salir en la foto. Pero los de Zidane seguían con un fútbol de salón, plagado de taconazos y paredes, mientras la defensa del Sevilla seguía siendo de faralaes.

Con el duelo resuelto, Zidane metió a Marcos Llorente por Kroos pasada la hora de partido. Era la hora de pensar en el Mundial de Clubes. El partido se había convertido desde hacía rato en un amistoso de pretemporada sin incertidumbre ni intensidad.

Un cabezazo al palo de Benzema bien pudo ser el sexto, pero el francés sigue negado de cara al gol. Zidane metía a Ceballos por Modric en el 70. Otro cambio con la vista puesta en el Mundialito. No les contaré nada del partido sinceramente porque no había mucho que contar. Bueno, sí, que Zidane quitó a Cristiano en el 74 para que se llevara la merecida ovación del Bernabéu, que le despidió al grito de ¡¡¡Siuuuuu!!! y ¡¡¡Balón de Oro, Cristiano, Balón de Oro!!! Por cierto, salió Isco.

Siguió dominando el Real Madrid con un Ceballos que pedía todos los balones. Cosieron los de Zidane más de una jugada propia de la Play Station, pero en la definición se les encasquilló el mando. Y así se fueron pasando los minutos, despacito como la canción, hasta que Martínez Munuera pitó el final del partido. El Madrid ganó, goleó y trituró al Sevilla… y le sobró medio tiempo.

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