CHAMPIONS LEAGUE: BAYERN MÚNICH 1-2 REAL MADRID

Cristiano de mi vida

CRISTIANO
Cristiano Ronaldo ha logrado tres goles en las semifinales. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Como Cristiano Ronaldo no hay ninguno. Nadie. Absolutamente nadie. Como Cristiano no hay ni dios. El Real Madrid tiene en su plantilla a un jugador irrepetible, inolvidable, eterno, inmortal, que siempre ofrece su versión más bestial en los grandes escenarios. Su colosal exhibición ante el Bayern en el Allianz Arena ya es historia de la Champions. Como lo es Cristiano Ronaldo. El luso se marcó un doblete y puso al Madrid con un pie en semifinales, que habrían sido los dos si no llega a ser por la soberbia actuación de Neuer, que evitó que el Bayern saliera goleado.

Igual que una bailarina de streap tease, Zidane lo enseñaba todo. No se guardaba nada. No era una noche ni para rotaciones ni para andarse reservas. El once de gala con Nacho como central de emergencia. El partido era morrocotudo en exigencia para medir la competencia del canterano, cuya figura se ha ido agigantando con los años. Los demás, los de siempre: Keylor bajo los palos; Carvajal, Ramos, Nacho y Marcelo en la defensa; Casemiro, Kroos y Modric en el centro. Arriba, cómo no, la BBC. Era también un partido de examen para los tres delanteros del Real Madrid.

El Bayern, a falta de Lewandowski, metía un tridente integrado por los viejos rockeros Robben y Ribéry y el joven príncipe Thiago por detrás de Müller, que ejercía de falso nueve. Ancelotti iba también con su vieja guardia y metía a Xabi Alonso y Vidal al doble pivote.

En tromba salieron los bávaros como si fueran a invadir Polonia. Un par córners a favor en los primeros dos minutos y sendos infartos en el madridismo, permítanme que me incluya entre los supervivientes. Los blancos –de negro en el Allianz– las pasaban moradas porque no olían la pelota. Sin noticias de Kroos ni de Modric en el arranque del duelo.

Pasado el arreón inicial del Bayern, el Real Madrid comenzó a tomar el pulso al partido. Pero con espacios los de Ancelotti podían ser tan letales como un controlador de la ORA en zona verde, así que los blancos debían ser cautelosos con las pérdidas de balón. Una contra bien llevada por Cristiano fue interrumpida por Boateng, que se llevó puesto a Benzema. La falta era peligrosa y se la pidió CR7. Hizo ensayo.

… y al sexto córner cayó el gol

El Real Madrid había sobrevivido al primer cuarto de hora del Allianz sin encajar un gol y se decidió a presionar con atrevimiento. Así llegó la mejor ocasión de los blancos. Fue un disparo de Kroos desde la frontal (tras asistencia de Benzema) que Xabi Alonso desvió a córner para evitar males mayores. Eso en el 16 y un minuto después fue el propio Benzema quien remató un pase de billar de Kroos y su cabezazo se estrelló contra el travesaño.

Precisamente Kroos había empezado a gobernar la pelota y eso le iba al pelo al Real Madrid, igual que a Hommer Simpson un pantalón azul y una camisa blanca. Zidane había calcado el planteamiento de Ancelotti el día que le metió cuatro a Guardiola. Un 4-4-2 con Bale de centrocampista por la derecha y Cristiano y Benzema descolgados arriba.

El Bayern se aferraba a los córners. Seis sacó en los primeros 24 minutos. Y en el sexto, aunque fuera por insistencia, llegó el gol de los alemanes. Thiago botó el saque de esquina, Bale se comió el centro, Nacho no siguió la marca de Vidal y el chileno cabeceó desde lejos. La opción de que Keylor Navas la parara, la descartamos aunque el violento testarazo de Vidal iba al centro. Primer tiro a puerta de los alemanes y 1-0. Keylor mantenía intactos sus números.

Cuando mejor estaba el Real Madrid el Bayern le vacunó a balón parado, así que a los blancos le tocaba remontar. Acusaron los blancos el mazazo como cuando la declaración de la renta te sale a pagar un congo. Con Bale y Cristiano desconectados del partido y con Carvajal y Marcelo más pendientes de guardar la ropa que de nadar, el peligro de los blancos se reducía ahora en el juego entre líneas de Benzema.

Vidal perdonó el 2-0 en un cabezazo en el segundo palo después de una buena maniobra individual de Robben por la derecha. Respondió Cristiano Ronaldo con un derechazo que desvió a córner Neuer porque el portero del Bayern, al revés que el del Real Madrid, sí que las para.

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Vidal falla un penalti con 1-0. (AFP)

Y todavía podría haber sido peor para el Real Madrid si Vidal no hubiera tirado a la estratosfera un penalti que Rizzoli se inventó por una mano imaginaria de Carvajal. Mientras al Barça le regalan en Champions penaltis vergonzosos, al Madrid le pitan hasta los que se inventan los árbitros. El caso es que con el 1-0 nos fuimos al descanso.

Káiser Cristiano

Y fue de salida en la segunda mitad cuando el Real Madrid equilibró la balanza. Lo hizo, quién si no, Cristiano Ronaldo. La acción la inició Casemiro con un pase medido a Carvajal, que por fin se había decidido a subir. El lateral la puso al área y Cristiano, según venía, enganchó un remate a la primera de media volea ante el que nada pudo hacer Neuer. Sonreía el luso, sonreía Zidane, sonreía el madridismo.

El gol dejó sonado al Bayern, carente de plan B. Los alemanes empezaron a dejar mesetas a la espalda de sus centrales y eso podía ser la tumba para los de Ancelotti. En el 55 Neuer sí paró la que no supo sacar Keylor Navas. Fue un remate a bocajarro de Bale tras un pase medido de Modric. El arquero alemán, al revés que el del Madrid, se cascó una parada de época para evitar el segundo tanto blanco.

Zidane sacaba del Allianz a Bale y metía a Marco Asensio. Cambio atrevido pero necesario. Tres minutos después Javi Martínez se autoexpulsó al ver dos amarillas clamorosas en un decir amén. Nada que objetar a ninguna de las dos cartulinas, que fueron casi obscenas. Con espacios y contra diez, el Real Madrid tenía la ocasión ideal de estoquear el partido y dejar encarrilada la eliminatoria. Era la hora de los valientes.

Una falta botada con muy mala leche por Sergio Ramos lamió el poste izquierdo de Neuer en el 64. El Real Madrid llevaba más décimos que Carlos Fabra para marcar el segundo. El Bayern intentó tirar de orgullo, pero tampoco Ancelotti permitía a los suyos que se destaparan atrás para poder llegar vivos al Bernabéu.

El martillo de CR7

El partido era claramente del Madrid, que acumulaba llegadas al área de Neuer pero, como Aznar con Rajoy, se equivocaba en la elección final. El meta del Bayern hizo otro paradón a Benzema en el 72 en un mano a mano que el meta sacó con el pie. Si el Bayern seguía vivo, era gracias a su sobrehumano portero.

Asensio había mejorado al equipo blanco. Su ubicuidad y su acierto le daban al Real Madrid un plus (in)esperado. En el 74 de nuevo Neuer volvió a agigantarse al sacar con una mano de piedra otro disparo a bocajarro de Cristiano Ronaldo. Pero un minuto después, otra vez Cristiano Ronaldo puso las cosas en su sitio.

Fue un pase maravilloso de Marco Asensio desde la mediapunta. El centro al área lo remató Cristiano Ronaldo con la suela de su bota, robándole la cartera a Boateng. Esta vez no hubo milagro y a Neuer, que también es humano, se le escapó entre las piernas.

Logrado el 1-2 Zidane metió a James por Benzema. El Real Madrid rondaba el tercero, mientras que los jugadores del Bayern eran peleles en manos de los jugadores de Zidane. Pasaban los minutos y los blancos seguían atosigando la portería de Neuer con la insistencia de un cartero comercial. Ancelotti, impávido en el banquillo, era incapaz de ofrecer soluciones, pero eso los madridistas lo saben bien.

En el 91 a Sergio Ramos le anularon correctamente su gol. Fue en un cabezazo marca de la casa en el que el capitán partía de fuera de juego. El gol se escapó, igual que el tiempo se escapó. No cayó el tercero, tampoco empató el Bayern y Rizzoli señaló el final. El Real Madrid volvía a asaltar el Allianz Arena con otra actuación incomensurable de su jugador franquicia: Cristiano de mi vida.

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