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El Barça disfrazará el pago del fraude de Mascherano como una renovación

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Javier Mascherano fue de los primeros jugadores en decirle a Robert Fernández que quería abandonar el Barcelona. El argentino estaba enfadado con el club y desengañado con la justicia española cuando se lo comunicó al director deportivo culé hace 10 días. Al central le había sentado muy mal saber que los azulgrana harían frente a la multa que los Neymar tendrán que pagar por su peculiar traspaso al Barça. Como mínimo 14 millones de euros saldrá la cuenta del brasileño.

El argentino pataleó por su situación y amenazó con salir corriendo para la Juventus o el primer gran club que pusiese su ficha, filtrando dichas intenciones a la prensa catalana desde el entorno del argentino. Los culés han reaccionado favorablemente a las presiones de Mascherano ofreciéndole el pago de la multa disfrazándolo como una mejora de contrato.

Bartomeu le pagará todo el proceso judicial al argentino: 815.000 euros de multa, 200.000 euros de intereses, los minutas de los abogados y las costas judiciales. Mascherano sólo tendrá que devolver los 1,5 millones que defraudó entre 2011 y 2012, ni un euro más.

Pese a ello, hay una pata fundamental que la Junta Directiva no ha atado y que trae de cabeza a Mascherano. El argentino, mal asesorado, admitió toda su culpabilidad en el fraude que perpetró contra la Hacienda española y aceptó la multa ya expuesta y un año de carcel. Al central le tuvieron que explicar mal lo que suponía aceptar la pena de prisión por lo nervioso que se encuentra con el asunto.

Mascherano sabe que no cuenta con margen legal para cometer ningún error más en España y por este motivo sopesa seriamente abandonar el país, aunque el Barça le ofrezca esta cantidad para que se quede un año más. El jugador ve con cierta inquietud que sus compañeros no son inmunes a la vigilancia fiscal como demuestran los casos abiertos de Messi, Adriano y Claudio Bravo. A Mascherano no le queda margen de error con la Justicia en nuestro país. Un dato que obliga al jugador a plantearse si es necesario arriesgar por seguir en el Barça.