Cesado como seleccionador femenino

Las luces y sombras de Vilda: la rebelión de las 15, campeón del mundo y su relación con Rubiales

Jorge Vilda
Jorge Vilda celebra el Mundial de España en Sídney. (EFE)
Hugo Carrasco

La carrera de Jorge Vilda al frente de España ha estado marcada por luces y sombras. Luces en su inicio, guiando a la selección a conseguir cotas hasta entonces imposibles, como unos cuartos de Eurocopa u octavos de un Mundial, hasta hacerla campeona del mundo el pasado 20 de agosto. La victoria ante Inglaterra le consagraba en el cargo, a pesar de todas las sombras que, sobre todo en el último año, le han acompañado. Discutido desde sus inicios, no le tumbó una rebelión similar a la que le puso en el cargo en 2017, pero sí la caída de Luis Rubiales, que se convirtió en su gran aliado y principal valedor.

Nadie pondría en duda el cargo de un seleccionador tras ganar un Mundial, pero ni el título ha podido sostener a Vilda. Se le mantuvo en el cargo casi a la fuerza gracias a Rubiales, que le apoyó a pesar de que 15 de las jugadoras que integraron la convocatoria de España en la Eurocopa del pasado verano renunciaron. La apuesta salió a la perfección. De ellas volvieron tres, que junto con el grupo formado desde el pasado mes de septiembre alcanzaron la gloria el pasado 20 de agosto en Sídney. Pero los acontecimientos sucedidos desde entonces han acabado con el seleccionador.

La polémica del beso de Rubiales a Jenni Hermoso derivó en una Asamblea General convocada de urgencia para el 25 de agosto. En ella, el entonces presidente se aferró al cargo y ratificó a Vilda por cuatro años más en el cargo, con un salario que ascendería hasta los 500.000 euros anuales. Algo que, sin saberlo, fue la puntilla para el seleccionador.

Tras el discurso del mandatario, aplaudido por el técnico en un principio, llegó una ola de renuncias. Primero, la del responsable de fútbol femenino de la RFEF, Rafael del Amo. A ella se sumaron las 23 mundialistas que, en un comunicado conjunto y junto a otras decenas de jugadoras españolas, anunciaron que dejaban de ser seleccionables. Por último, dimitía su cuerpo técnico, incluida su mano derecha, Montse Tomé.

Con la suspensión de la FIFA a Rubiales, llegó la carta de Vilda censurando la actitud y las palabras del mandatario. Pero era tarde. El ascenso de Pedro Rocha provocó una serie de decisiones por parte del Comité de Presidentes Territoriales del fútbol español con el fin de encauzar la situación. Y una de las primeras era el cese del entrenador, que se ha confirmado este martes.

De ‘las 15’, al Mundial

Jorge Vilda llegó al cargo en 2017, todavía con Ángel María Villar al frente de la Federación. Lo hacía para suceder a Ignacio Quereda, seleccionador femenino durante 27 años. Su predecesor sufrió un motín similar al que luego le prepararían a él otras 15 jugadoras y, en ese caso, el entonces presidente accedía a la petición de las futbolistas. Tras siete años en las categorías inferiores de España, Vilda se ponía a los mandos de la absoluta.

Bajo su cargo se lograría pasar por primera vez a cuartos de final de una Eurocopa, en 2017, a octavos en el Mundial 2019 –cayendo ante la posterior campeona, Estados Unidos– y a cuartos de la Eurocopa 2022. A aquella cita, España acudía como favorita. Su temprana eliminación a manos de Inglaterra, a la postre campeona, provocó el cisma que le dejó marcado hasta su último día en el banquillo de la absoluta.

15 jugadoras pidieron su cabeza y anunciaron que mientras no se dieran diversos cambios, renunciaban a seguir siendo convocadas. La RFEF hizo caso omiso y, con el paso de los meses, se encauzó la situación, permitiendo que España ganara el Mundial 2023 sin contar con 12 de aquellas 15 rebeldes. Todo apuntaba a una renovación y había motivos para ello, pero el caso Rubiales ha precipitado el final de Vilda al frente de la selección.

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