Un relación rota... dónde empiezan los reproches

La guerra fría entre Fernando Alonso y Honda

fernando alonso
Fernando Alonso

En las neuronas de una mente maravillosa, la información baila el tango sin mirar, un proceso autómata por el cual sabe el instante preciso en dónde poner el pie, la mirada o cambiar el gesto. Una coreografía cuidada al extremo, casi ni entrenada. Implícito en el cerebro de Fernando Alonso se halla una rama caduca de tres años con un motor de GP2. Honda y Fernando Alonso, una separación forzosa… que no ha acabado.

Porque lo peor del amor, que recitaba Sabina, es ese puré de reproches que se cocinan tras el punto final. Hace un año, Fernando Alonso forzaba el optimismo ante las cámaras; y se quejaba amargamente por la radio, en privado. Ahora, lejos de las barbacoas niponas, el español afina en su particular tiro al plato. Una guerra fría, helada, que merodea entre ambas partes.

Las minucias de la Fórmula 1 se narran cómo un partido de fútbol, sin recordar la realidad de simples entrenos. Fernando Alonso con un tuerca fuera… y Honda dando 96 vueltas sin romperse. El inicio irreal de unos entrenos narrados de forma ventajista por el gremio. No tardó en lanzar el dardo: «De nada sirve si uno da 96 vueltas aquí y no acabas en Australia».

Pero el gesto más desapercibido fue en la pista, donde el asturiano no se ha cansado de gritar desesperado durante estas temporadas. En medio de su tanda, se encontró con el Toro Rosso de Hartley, de motor Honda. Era la primera vez que se reencontraban en pista… y Fernando Alonso no dudó. Se olvidó de la chicane y se fue acelerando por la escapatoria para quitárselo de en medio. ¿Casualidad?

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