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SE MIDE AL ESPAÑOL EN SEMIFINALES DEL OPEN DE AUSTRALIA

Dimitrov, el clon de Federer que amenaza a Nadal y la final soñada

  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Como por arte de magia, el mundo del tenis se vio sorprendido en plena etapa dorada con la irrupción de un adolescente que se movía y golpeaba como si hubiera clonado a la eminencia técnica del momento, posiblemente también de la historia de este deporte. Un adolescente búlgaro llamado Grigor Dimitrov daba sus primeros pasos en el circuito, y su verosímil parecido a Roger Federer encandiló a todo amante del tenis, que ya empezaba a echar de menos al suizo, a pesar de que ni siquiera había amagado por marcharse.

Hoy, ese chico al que se le llego a bautizar como Baby Federer, se mide en las semifinales del Open de Australia a Rafael Nadal, la otra leyenda del tenis de lo que va de siglo, buscando evitar la final soñada en el circuito para cambiarla por un duelo de generaciones que se convierta en la entrega del poder por parte de su ídolo Roger.

Las kilométricas expectativas que arrastró Dimitrov en sus primeros años en la élite le aportaron contratos lucrativos con marcas deportivas punteras –no casualmente, las mismas que acompañaban y acompañan a Federer– y el respeto de los rivales ante el sobrenombre de nuevo elegido del tenis mundial. Talento tenía a raudales, pero las temporadas pasaron y el estancamiento de la joya de la corona de la generación del 91 acabó por provocar un hundimiento entre apodos, comparaciones y fragilidad mental. Ya ni resultaba tan parecido a Roger. 

Estaba prácticamente muerto. El juego estilístico de Dimitrov no encontraba respuesta en la efectividad y las derrotas se contabilizaban prácticamente con el mismo número que los encuentros en los que levantaba los brazos. Ni siquiera el caché arropaba a un jugador que había iniciado su descenso en el ranking antes de acercarse a lo que prometía, pero por suerte para el tenis llegó su salvación.

Daniel Vallverdú, venezolano pero con raíces y residencia en España, ya sabía lo que era aupar a un gran talento a posiciones de privilegio, lo hizo con el actual número uno del mundo, su amigo Andy Murray, y recogió a un Dimitrov sin alas en el torneo de Wimbledon 2016.

Dani Vallverdú, el hombre que ha resucitado a Dimitrov, junto a Amelie Mauresmo. (Getty)

Imbatido en 2017

Una carrerilla prolongada y positiva en la parte final del año sirvió de base para el comienzo de 2017, la primera temporada al completo juntos, y en la que el técnico desveló el proceso que está llevando a cabo con Grigor. “Quiero simplificar su juego al máximo”, explicó Vallverdú, seguro de sus razones, basadas en uno de los grandes defectos del jugador, querer hacer demasiadas cosas en un partido, pero no todas ellas útiles. De nada sirve parecerte a Federer si no ganas cómo él.

Con un juego agresivo y sin miedo a pegar y correr, el jugador que asombró a medio mundo cuando aún era adolescente por su similitud con la leyenda que ocupaba el trono del tenis ha pasado a ser un ejecutor de rivales, con una paleta de golpes que siguen permitiéndole ocupar plaza entre los elegidos para pagar una entrada. Ahora, eso sí, lo que imperan son las victorias, el 10-0 que trae a las semifinales de Australia y que solo el huracán Nadal, con físico y mentalidad a prueba de bombas, puede detener para evitar el partido de los clones y activar la final soñada por el mundo del tenis.