CHAMPIONS: ATLÉTICO VS BARCELONA

El Calderón nunca dejó de creer y guió al Atlético a las semifinales

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Ambientazo en el Calderón. (AFP)
Iván Martín

El partido comenzó mucho antes de que el árbitro Nicola Rizzoli pitara el inicio. Tras un recibimiento espectacular al equipo dirigido por Simeone cuando el autobús aparcó en el túnel de la M-30, la fiesta se trasladó al interior del campo.

Desde que el Atleti saltara a calentar la olla comenzó a hervir. Su primer gran arreón llegó cuando el Barça saltó por primera vez al terreno de juego para comenzar con el calentamiento. Una gran pitada acompañó a los de Luis Enrique. La retirada de ambos conjuntos también tuvo la correspondiente exaltación de la afición.

Pero la hora de la verdad llegó pocos minutos antes de las 20:45. Con la salida de ambos conjuntos al terreno de juego el estadio abarrotado comenzó a tomar temperatura con un impresionante tifo que rezaba: “Juntos hacia la victoria”. Después, tras terminar el himno de la Champions, los atléticos comenzaron a entonar el himno rojiblanco a capella, creando una atmósfera única.

El árbitro pitó el inicio y nadie se quería sentar. Los más de 50.000 hinchas atléticos se mantuvieron de pie durante los 10 primeros minutos de duelo. Cantando y con las bufandas al viento los rojiblancos lo daban todo en la grada y en el césped para buscar el primer gol del partido.

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Los jugadores atléticos celebran el pase sobre el césped. (EFE)

Gol, locura y Luis Aragonés

El Barça trataba de enfriar el ambiente con largas posesiones que rebajaran los ánimos. Y durante varios minutos lo consiguieron. Pero el gol de Griezmann lo cambió todo. El francés daba la vuelta a la eliminatoria y el Calderón estallaba. Recordando a Luis Aragonés vivieron los últimos minutos de la primera mitad.

La segunda parte comenzó con la misma intensidad en la grada y en el césped. Las aproximaciones atléticas se sucedían y los grados subían. Un remate de cabeza muy forzado de Saúl se estrelló en el larguero y campo reventó.

Pero aún quedaba mucho y el Barça no quería irse de esta Champions tan fácilmente. Los azulgranas dieron un paso adelante y las ocasiones comenzaron a llegar. En este momento, Simeone empezó a dirigir a la afición como si de un director de orquesta se tratase. Cada arreón culé, era repelido por la defensa rojiblanca y por el ánimo de una hinchada que nunca se rindió.

La entrada de Arda Turan avivó más los ánimos de los atléticos con una gran pitada. Finalmente, el segundo gol de Griezmann dio algo de tranquilidad y la fiesta ya no terminaría.

 A la conclusión del duelo los jugadores del Atleti dieron una vuelta al campo en medio de un estruendo de felicidad. Pero la afición quería más y minutos después de terminar el partido los jugadores volvieron a salir ante un Calderón que no se quería vaciar. Y es que este Atleti nunca deja de creer. 

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