Doblete de Toyota en las 24 horas de Le Mans

Brutal Fernando Alonso: repite victoria en las 24 horas de Le Mans y se proclama campeón de Resistencia

fernando alonso
Fernando Alonso ya es bicampeón de las 24 horas de Le Mans.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Fernando Alonso escribió una de las páginas más doradas de su carrera. El piloto asturiano se proclamó campeón del Mundial de Resistencia con el Toyota Gazoo número 8 haciendo equipo con el suizo Buemi y el japonés Nakajima tras reeditar triunfo por segundo año consecutivo en las 24 horas de Le Mans. El monoplaza número 7 de Toyota, gran dominador de la carrera hasta a una hora del final, se quedó con la miel en los labios después de que Pechito López sufriese un pinchazo que les obligó a ceder la cabeza a sus compañeros de equipo.

La última carrera de la supertemporada de Resistencia deparó pocas sorpresas hasta la última hora. El Toyota número 7 batió el récord absoluto del circuito en la vuelta tres y cuatro para mandar un claro mensaje a sus rivales. El coche de los a la postre subcampeones del mundo corría mucho más que el de un Alonso que tenía problemas con una puerta que no cerraba y que tuvo que cambiar de morro durante la prueba, siendo estos los momentos de mayor tensión. Ni los doblados daban guerra a los cohetes japoneses.

Las diferencias entre los Toyota se fueron incrementando conforme caía la noche hasta alcanzarse el minuto psicológico. Fue entonces cuando entró en juego el asturiano, casi a las 3 de la madrugada y con un enfado tremendo por no hacerlo antes y todas las luces se encendieron. El tráfico, las órdenes de Toyota de no arriesgar y el safety-car, sin embargo, impidieron a Alonso emular su remontada nocturna de la anterior edición y para cuando amanecía en el trazado francés las diferencias se mantenían.

En la mañana, la orden de Toyota era muy clara: mantener posiciones y no cometer ningún error. El 7 se llevaría el triunfo, el 8 el Mundial. No en vano, las últimas cuatro horas de carrera eran un soberano tostón a la espera de la bajada de la bandera a cuadros que proclamase a Fernando Alonso campeón mundial por cuarta vez tras los dos títulos en Fórmula 1 y el de karting.

Fernando Alonso se bajó por última vez del Toyota Gazoo número 8 a una hora y 41 minutos del final para dejar entrar en meta al japonés Nakajima. Al asturiano se le vio mucho más calmado y aliviado en el relevo final, consciente de la importancia del título y de que hay que llevarse bien con Toyota. Quién sabe si con el fabricante japonés se embarca en su próxima aventura en el Dakar. En esa disciplina, también son los motoristas de los vigentes campeones.

Pero la carrera dio un giro de 180 grados a una hora del final haciéndole un regalo a Fernando Alonso por su mala fortuna en las 500 millas de Indianápolis. El coche número 7 pinchaba al principio del circuito y los más de dos minutos de ventaja que poseían desaparecieron y se convirtieron en un minuto de ventaja para el coche número 8.

Pese a los esfuerzos de Toyota por cambiar la situación haciendo una parada maratoniana en el box del coche de Alonso, el otro monoplaza de los japoneses no pasó a sus compañeros permitiendo el triunfo por segundo año consecutivo del asturiano y agrandando una leyenda que tiene poco parangón en el mundo del automovilismo. Fernando será único e irrepetible.

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