Curiosidades
Fenómenos meteorológicos

¿La niebla y la neblina son el mismo fenómeno meteorológico?

Aunque parecen el mismo fenómeno, en realidad son bastante diferentes

Cuántas mañanas, cuando te levantas o vas hacia algún lugar, ya sea trabajo, clase, etc., ves que todo está cubierto por una especie de velo fantasmal que, o bien hace que no se vea mucho, o directamente produce una visibilidad prácticamente nula. Pues vamos a descubrir la diferencia existente entre la niebla y la neblina, dado que no se trata del mismo fenómeno meteorológico.

Y es que no son lo mismo en absoluto. La meteorología es muy diversa y en ella se producen una gran diversidad de fenómenos con los que convivimos, y que en ocasiones no sabemos cuáles son sus peculiaridades, como por ejemplo cuando se trata de la niebla y la neblina.

Diferencias entre la niebla y la neblina

La niebla se compone de partículas de agua que se encuentran en estado líquido o sólido formando un conjunto, y que no son tan pesadas como para que caigan al suelo, por lo que se quedan flotando. Dichas partículas se pueden encontrar de varias maneras, depositadas sobre el suelo, suspendidas en la atmósfera o en el aire por efecto del viento, llegando a reducir la visibilidad hasta una distancia inferior a un kilómetro y produciendo la sensación de estar rodeado de un aire húmedo y pegajoso.

En España se suele producir principalmente en diciembre y enero, al amanecer, cuando hay situaciones de anticiclón y nada de viento, es decir, una estabilidad total. Se produce porque la temperatura en las zonas bajas es inferior, es decir, más fría a la que hay en las zonas más elevadas.

Y no toda la niebla es igual, ya que existen tipos diferentes de esta, aunque tiene un elemento en común sea cual sea la clase, y es que cuesta mucho ver cuando se produce y hay que extremar las precauciones.

En cambio, la neblina, aunque es parecida, ya que al igual que la niebla se trata de un hidrometeoro compuesto por partículas de agua, encuentra la diferencia más notable en que estas son bastante más pequeñas que en el caso de la niebla, de hecho, su tamaño oscila entre los 50 y los 200 micrómetros.

La consecuencia es que no reduce la visibilidad tanto como la niebla, por tanto, en puesto de una capa densa, forma una especie de velo que se caracteriza por tener tonalidades entre el azul y el gris.

Por tanto, como se puede comprobar, existen diferencias entre la niebla y la neblina, aunque sean fenómenos meteorológicos parecidos.