Ni lejía ni amoniaco: el truco de Begoña Pérez ‘La Ordenatriz’ para quitar las manchas de aceite de la ropa


Todos sabemos lo difícil que es quitar las manchas de aceite de la ropa, pero Begoña Pérez, conocida como «La Ordenatriz» en redes sociales, ha dado con el truco definitivo. Gracias a sus métodos sencillos y eficaces, se ha convertido en un referente de las soluciones de limpieza. Sus seguidores confían en ella porque sus recomendaciones ofrecen soluciones a problemas comunes y funcionan de verdad. En el caso de las manchas de aceite, se adhieren a las fibras de los tejidos y, si no se tratan adecuadamente, pueden quedarse para siempre.
Uno de los principales errores es utilizar lejía o amoníaco, ya que son dos productos muy agresivos que pueden debilitar o desteñir las fibras. Frotar con fuerza, aunque parezca la mejor solución para eliminar las manchas de aceite de la ropa, puede difuminarlas y empeorar el problema. La clave es la paciencia y la aplicación del método que ha compartido «La Ordenatriz» en su perfil de Instagram.
El mejor truco para quitar las manchas de aceite de la ropa
Este método es muy fácil de poner en práctica y sólo necesitas dos productos que seguro ya tienes en casa: lavavajillas o jabón de manos y bicarbonato. «Si la prenda alguna vez te ha desteñido o ves que puede perder color, sustituye el detergente verde por jabón de manos o lavaplatos blanco. Evitarás que pueda teñir la mancha», advierte Begoña.
- Extiende una capa generosa de lavavajillas o jabón sobre la mancha de aceite. Asegúrate de cubrir completamente la zona afectada, especialmente los bordes, donde tiende a expandirse la grasa.
- Cubre el jabón con una cucharada de bicarbonato, que ayuda a absorber el aceite y a descomponer las moléculas de grasa. El efecto combinado del jabón y el bicarbonato potencia la limpieza sin dañar el tejido.
- Es recomendable dejar que la mezcla actúe unos 5 a 10 minutos antes de frotar ligeramente con los dedos o un cepillo de cerdas suaves. No es necesario frotar con fuerza: la combinación química del jabón y el bicarbonato hace gran parte del trabajo.
- Finalmente, aclara la prenda con agua tibia y métela en la lavadora. La mancha debería desaparecer casi por completo.
El jabón tiene la capacidad de emulsionar las moléculas de aceite. La grasa, al ser hidrófoba, no se mezcla con el agua; por eso, si intentamos lavar una mancha de aceite sólo con agua, la mancha se queda prácticamente intacta. El jabón actúa como intermediario: sus moléculas tienen un extremo que se une al agua y otro que se une a la grasa. Esto hace que el aceite se disperse en pequeñas gotas, agua, facilitando su eliminación.
Por su parte, el bicarbonato, cuando se aplica sobre la mancha, actúa como una especie de imán para la grasa: absorbe el exceso de aceite y ayuda a neutralizar los restos que puedan quedar adheridos a las fibras. Además, su textura ligeramente abrasiva y fina permite que penetre en las fibras de la tela sin dañarlas, potenciando la acción del jabón. Por este motivo, muchas veces, al cubrir la mancha con bicarbonato, el color de la grasa parece desaparecer antes incluso de frotar o aclarar.
Consejos adicionales
Algunos tejidos requieren un cuidado extra. En el caso de prendas de lana o de seda, no es conveniente utilizar bicarbonato; aplicar sólo jabón neutro y enjuagar con agua fría (nunca caliente). En cuanto a los vaqueros, el truco de «La Ordenatriz» funciona, pero hay que evitar frotar demasiado para no alterar el color.
Begoña Pérez también enfatiza la importancia de tratar las manchas de grasa lo antes posible con este truco, cuando todavía están frescas y son más difíciles de eliminar.
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Prevenir siempre es mejor que curar, y esto aplica especialmente a las manchas de grasa en la ropa. Al guardar la ropa, es recomendable separar las prendas según el tipo de tejido. La ropa delicada, como la seda o la lana, conviene guardarla doblada o colgada en lugares donde no pueda entrar en contacto con grasa de cocina o productos de limpieza.
En la cocina o en cualquier actividad que involucren grasa, lo mejor es proteger la ropa, ya sea con un delantal o con una prenda vieja. Esto no sólo previene manchas, sino que también reduce el desgaste.
Por último, siempre es recomendable revisar la ropa antes de guardarla. Una mancha pequeña que se pasa por alto se puede adherir a los tejidos con el tiempo. Guardar las prendas limpias, secas y bien ventiladas garantiza que la ropa se mantenga en perfecto estado por más tiempo.
Con estos sencillos hábitos, no sólo reduces la probabilidad de futuras manchas de grasa, sino que también prolongas la vida útil de tus prendas, manteniéndolas limpias y en perfecto estado, listas para cualquier ocasión.