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14 frases de Mario Benedetti en el día de su muerte

14 frases de Mario Benedetti en el día de su muerte
14 frases de Mario Benedetti en el día de su muerte

Un 17 de mayo de 2009 muere el escritor y poeta Mario Benedetti. Su obra es universal, no en vano, escribió más de 80 libros. Destacamos hoy 14 frases de Mario Benedetti en el día de su muerte para que conozcas sus reflexiones.

Entre sus diversas obras a destacar: Primavera con una esquina rota, La borra del café, o Andamios.

El sexo es (para mí, al menos) un ingrediente menos importante, menos vital; mucho más importantes, más vitales, son nuestras conversaciones, nuestras afinidades.

Pedir perdón es humillante y no arregla nada. La solución no es pedir perdón, sino evitar los estallidos que hacen obligatorias las excusas.

A veces me siento desdichada, nada más que de no saber qué es lo que estoy echando de menos.

En las exequias y otros lutos, los muertos se mueren otra vez pero de risa, sólo porque comparan los huesos con los huesos, y con humor proclaman que son todos iguales. Es el socialismo de los esqueletos.

En la sencillez, los hombres y mujeres se amparan, se comprenden, se alivian. En la complejidad, en cambio, se ven con desconfianza y con rencores. Cómo no tener en cuenta que la muerte es la cumbre de la sencillez.

Pesadillas del aire se entrelazan preguntamos y nadie nos responde al parecer un destino es el silencio y al cabo del silencio está el futuro.

Hay perdones que circulan vacíos en busca de las culpas que están vacantes yo ya no sé si quedarme sin culpas o quedarme con los viejos perdones esos que pasan lejos del abismo porque ese riesgo es para los culpables.

Te espero cuando la noche se haga día, suspiros de esperanzas ya perdidas. No creo que vengas, lo sé. 14 frases de Mario Benedetti en el día de su muerte

Lo que uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar. En eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor.

Lo perdido es también un par o dos de labios que probaron el sabor de los míos, y que ahora tan sólo puedo besar en mi memoria.

Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Querido, nuestro matrimonio no ha sido un fracaso, sino algo mucho más horrible: un éxito malgastado.

Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz.

No hay que prometer nada porque las promesas son horribles ataduras, y cuando uno se siente amarrado, tiende a liberarse, eso es fatal.

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