Roca Rey y Manzanares salen a hombros en Valladolid y El Juli falla con los aceros

Valladolid
Manzanares y Roca Rey salen a hombros este viernes en Valladolid (Foto: EFE).

El peruano Roca Rey, con tres orejas, y Manzanares, con dos, han salido este viernes a hombros de los aficionados como triunfadores de la cuarta corrida de abono de la Feria de Valladolid, festejo en el que Julián López, el Juli, deficiente con los aceros, ha escuchado sendas ovaciones en su lote.

Roca Rey dejó a las claras sus intenciones en sus gaoneras de inicio, sin renuncias. Comenzó con sobresalto la faena, al venírsele por dentro el animal sobre el izquierdo en la apertura por alto. Insultante el sitio del peruano con un toro de excelente condición por el derecho, pues embistió humillado, con recorrido. El limeño lo cuajó, todo se lo hizo muy por abajo, con mando, temple y ligazón.

«Descarado» el toro, más descarado el torero, que puso patas arriba la feria, una auténtica apisonadora. Vistosos los remates por faroles en las series. Interminables resultaron algunos redondos en el tramo final, antes de abrochar una faena, de largo metraje, con inverosímiles bernadinas. Letal resultó el espadazo. Dos orejas sin discusión.

Descabalgó el sexto, un toro más hondo y cuerna acapachada, al picador que hizo puerta, lastimándose la mano derecha. Más rajado que Jalisco llegó a la muleta. Roca Rey intentó, en vano, sujetarlo en los medios. Le dio fiesta en el tercio, dejándole la muleta siempre puesta en la cara, sin soltar, no se aburrió, buscándoles las vueltas, lo que le valió otro trofeo.

Manzanares, en su segunda comparecencia en el coso del Paseo de Zorrilla, apechó en primer lugar con un toro impresentable, muy pobre de cara, protestado por el público. El alicantino firmó un trasteo tan pulcro como despegado y falto de compromiso en la corta distancia.

Manzanares jugó los brazos a la verónica con prestancia en el quinto, un toro con mejor fachada que el resto del envío, cumpliendo en el caballo. Muy torero en el inicio de faena por bajo, empaque tuvo el cambio de mano y pase del desprecio. Pulseó sobre la diestra la pastueña embestida de «Amarrado», cosido a la muleta.

Así se sucedieron las tandas con ritmo y buen tono, en redondo, así como un circular invertido en el tramo final. Espadazo hasta la gamuza, en la suerte de recibir, del que salió rodado sin puntilla. Dos orejas.

Sacó pies en banderillas el primero, un toro brocho que llegó con movilidad al último tercio, pero con genio en la embestida, soltando la cara. No se encontró cómodo el Juli, crispado por momentos y molestado también por el aire. Tiró de raza y oficio el madrileño, destacando una tanda al natural en el tramo final.

Desafortunada estuvo la cuadrilla de El Juli en el cuarto durante el tercio de banderillas. Manejable resultó el toro en la muleta, pero con poco fuelle. Muy por encima, Julián López lo administró dándole tiempo entre tanda y tanda, intentando sacar lo que no tenía por ambos pitones.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Domingo Hernández (1º, 2º y 4º) y Garcigrande (2º, 5º y 6º), desiguales de presencia, algunos muy pobres de cara, nobles y manejables, salvo el primero, con genio.

Julián López, el Juli, de azul marino y oro: pinchazo y estocada trasera y caída (ovación); y pinchazo y descabello (ovación tras aviso).

José María Manzanares, de frambuesa y oro: estocada (ovación); y estocada fulminante en la suerte de recibir (dos orejas).

Andrés Roca Rey, de carmelita y oro: estocada (dos orejas); y casi entera tendida y trasera (oreja tras aviso).

La plaza registró más de tres cuartos de entrada.

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