La retirada de Justin Bieber y su comunicado muestran, de nuevo, los errores de nuestra sociedad

Justin Bieber
Justin Bieber

Con 14 años, Justin Bieber conoció la fama en primera persona. Una fama que alcanzó rápidamente niveles sólo comparables con los de grandes de la música como los propios Beatles. Sin darse cuenta, su infancia se esfumó y se vio envuelto en una vorágine de trabajo y éxito cuyas consecuencias está entendiendo ahora, 10 años después. El canadiense ha anunciado su retirada temporal de la música para centrarse en su salud mental, algo que, por sorprendente que pueda parecer, la gran mayoría esperaba. En los últimos años, hemos sido testigos de sus idas y venidas, le hemos visto completamente a la deriva y hemos sido conscientes de que este desenlace llegaría tarde o temprano.

Pero en esta historia, no sólo somos observadores. Es evidente que la sociedad ha jugado un importante papel en la construcción de la persona que es ahora mismo Justin Bieber, un papel mucho mayor que el que juega en cualquier ser humano que no forma parte de la vida pública. El cantante tuvo que saltarse varias fases de su vida, tuvo que enfrentarse a situaciones que muchos ni siquiera llegarán a conocer y tuvo que hacerlo todo delante del planeta entero. Algo que ha vuelto a ocurrir ahora, cuando su salud mental se ha resentido.

Tal y como afirma Peggy Drexler, profesora de Psicología y escritora, en un artículo publicado recientemente por la CNN, el comunicado que ha lanzado Justin Bieber para anunciar su retirada temporal no hace otra cosa que demostrar que el cantante sigue completamente atrapado en esa red que nuestra sociedad ha ido tejiendo sobre él poco a poco. Atendiendo a lo que afirma Drexler, el simple hecho de que justifique constantemente su decisión y de que dé todo tipo de explicaciones, entrando directamente en el terreno personal, nos lo evidencia, dejando claros también los muchos errores que seguimos cometiendo como sociedad.

Justin Bieber
(Getty Images)

El propio titular del artículo invita a reflexionar: ‘Lo que Justin Bieber no tiene que explicar’. Siendo conscientes de la posición y de la profesión del canadiense, parándonos a pensar, tiene mucho sentido lo que ya afirma la autora desde un inicio. ¿Por qué tiene que darnos mil y una razones? Y, sobre todo, ¿por qué hay cierta sensación de obligación en ellas? En parte, como decimos, es lógica esta relación del cantante con su público, al que se debe, pero ¿hasta qué punto? Volvemos a entrar en el debate acerca de la delgada línea que separa -o debería separar- la vida privada y la profesional de las figuras públicas.

Más allá de que estas explicaciones nos metan de lleno en el primer ámbito, tampoco deberían ser requeridas, tampoco deberían ser necesarias. Para empezar, porque nadie en su día a día explica a toda su comunidad, a todo su entorno, por qué decide ir a terapia. Ni que decir tiene de aquellos que prefieren mantener esta realidad en secreto. Y para continuar -o para rematar- porque esta historia ya la conocemos, y deberíamos haber aprendido de ella. Ya hemos sido testigos del efecto de nuestra sociedad en la vida de otras muchas figuras públicas. Lo curioso es que en ningún momento hemos cambiado ni un ápice de nuestro comportamiento para acabar con esto.

Que Justin Bieber hable de su salud mental de manera pública es positivo, por supuesto, sobre todo para aquellos que viven una situación similar. Lo que no es positivo, lo que no es sano, es que Justin Bieber hable de su salud mental forzado, obligado, presionado. Pues esto no hace otra cosa que poner en evidencia de nuevo a nuestra sociedad y a sus comportamientos.

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