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Crítica de Judas y el mesías negro, nominada a mejor película en los Oscar 2021

‘Judas y el mesías negro’ es una de las ocho candidatas a los Premios Oscar 2021.

Oscar 2021
'Judas y el mesías negro', nominada a los Oscar 2021 (Warner Bros Pictures)

‘Judas y el mesías negro’ ha recibido seis nominaciones a los Premios Oscar 2021. Además de postularse como candidata a mejor película, también cuenta con opciones en las categorías de mejor actor (Daniel Kaluuya), mejor actor de reparto (Lakeith Stanfield), mejor guion original, mejor fotografía y mejor canción.

La película nos cuenta el origen del Partido Pantera Negra durante los años 60 en Estados Unidos. Un repaso a la crispación que, seis décadas atrás ya se vivía en el país y todavía hoy sigue generando una notable repercusión social. ‘Judas y el mesías negro’ se centra en la historia de Fred Hampton, presidente del Partido Pantera Negra en Illinois, así como en la investigación paralela que lleva el FBI y para la cual infiltró a un informante de raza negra en la agrupación: Bill O’Neal. Con un planteamiento cercano al thriller, la cinta construye un relato que ha cautivado a la Academia de Hollywood, postulándola como una de las favoritas de los Oscar 2021.

Hechos reales contados en una película: simpleza argumental

‘Judas y el mesías negro’ nos adentra en la sociedad estadounidense durante la década de los 60. Una época marcada por el legado de grandes figuras como Malcom X o Martin Luther King que forjaron el camino hacia el cambio social. Fred Hampton, líder de los Pantera Negra, comenzó su propia revolución, uniendo a diferentes bandas callejeras con una meta en mente: terminar con el sistema capitalista y dar paso al socialismo, libre de racismo. Estos actos lo pusieron en el punto de mira del FBI, quien lo decretó como una de las mayores amenazas del país.

Así pues, ‘Judas y el mesías negro’ se propone a narrar el auge de este “mesías” de la raza negra y la historia de su “Judas” particular. Billy O’Neal se acercó al líder para filtrar información y, de esta manera, convertirse en el traidor del movimiento. Sin embargo, pocas alegorías, metáforas o recursos narrativos de interés hay en la película más allá de su título; enfocándose exclusivamente en contar la trama que plantea.

Si bien es cierto que la historia es intrínsecamente interesante, es imposible no sentir que su director, Shaka King, pierde la oportunidad de crear un relato cinematográfico de valor. Poco o nada se cuenta a través de la cámara, siendo más una representación de los polémicos hechos que una construcción fílmica en sí misma. Una formalidad demasiado explícita que deja a medio camino la cinta.

Interpretaciones solventes con un guion intrascendente

Ambos protagonistas han sido nominados a los Premios Oscar 2021. Si bien es cierto que Daniel Kaluuya se mantiene solvente durante el transcurso de la cinta, haciendo alarde de su potencial artístico cuando se le exige, es Lakeith Stanfield quien deslumbra. El actor juega con diversos registros para sacar a flote las emociones de un personaje que, por desgracia, queda pobremente escrito.

El cometido fijado por Shaka King y Will Berson de reflejar la corrupción racista que envolvía a Estados Unidos se cumple con creces, dejando claro cuál es el mensaje de la película. Sin embargo, más allá del pensamiento que busca despertar en el espectador, ciertos parámetros formales del guion quedan sin desarrollar. Una carencia que limita el arco de ambos personajes y, por ende, las interpretaciones de sus actores.

El FBI es el villano de la cinta; pero es un villano plano. No tiene motivación más allá del racismo. No hay claroscuros, solo oscuro. Billy O’Neil, a su vez, carece de debate interno, tampoco es un antihéroe o el antagonista de la historia. Es decir, uno de los personajes principales de la cinta, parece dejarse llevar por una corriente en la que no hay más que pequeñas sutilezas de trascendencia psicológica detrás de sus acciones. En cuanto a Fred Hampton, encontramos a un idealista que, al igual que Billy O’Neil en su condición de Judas, carece de un contraste moral, siendo “solo” un mesías al que admirar. Una escritura plana de héroes y villanos que no da pie a más reflexión que a la injusticia social que ha sufrido la raza negra en Estados Unidos.

La película del #BlackLivesMatter

Las nominaciones de ‘Judas y el mesías negro’, sin embargo, contrastan con todo lo expuesto hasta el momento. La Academia de Hollywood ha reconocido a la cinta hasta en seis categorías de cara a los Oscar 2021, otorgándole la oportunidad de hacer historia en el séptimo arte. Algo que, probablemente, no habría acontecido sin el #BlackLivesMatter.

La crisis social en Estados Unidos alrededor del racismo -que vuelve a ser un tema de debate- no es ajena al mundo del celuloide. Muchas obras han dejado una huella en la industria, mientras clamaban por la igualdad íntegra de la sociedad. De esta manera, la película se convierte en bandera del reciente movimiento Black Lives Matter, siendo un grito antirracismo. ‘Judas y el mesías negro’ es una película interesante, destinada a las grandes salas. No obstante, resulta imposible no pensar si la Academia le habría otorgado este reconocimiento de no ser por los valores que transmite: un reconocimiento más al mensaje que a la propuesta cinematográfica.

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