El ilustrador Alfonso Casas ahonda en los sentimientos con su último trabajo ‘El final de todos los agostos’

Alfonso Casas y su último cómic 'El final de todos los agostos'
Alfonso Casas y su último cómic 'El final de todos los agostos'

Tras darnos su visión del amor en ‘Amores minúsculos’ y ‘Se(nti)mental’, el historietista Alfonso Casas ahonda más en los sentimientos en su último cómic, ‘El final de todos los agostos’, una obra donde no sólo crece a nivel artístico, sino donde también encuentra en el papel otra forma de narrar.

Una publicación compartida de alfonsocasas (@alfonsocasas) el

La «duda» sobre los caminos que recorremos, o no, a lo largo de nuestra vida marca la trama de esta novela gráfica (Lunwerg) donde Casas vuelve a utilizar a esa especie de alter ego, un joven de desgarbado y grandes orejas que en esta ocasión hace un viaje al pasado pero sin artificios, solo cogiendo un autobús y viajando al lugar donde veraneaba en su infancia.

«Quizá lo más interesante de Dani es que es un personaje completamente normal y, por tanto, absolutamente imperfecto. Y dentro de esa imperfección, a veces toma decisiones que seguramente no son las más acertadas», reconoce a Efe el autor maño (Zaragoza, 1981) sobre su personaje.

En ‘El final de todos los agostos’ Dani se encuentra en un momento de su vida en el que está a punto de tomar una importante decisión, como es la de casarse, y con motivo de un trabajo -es fotógrafo- tiene que viajar al pueblo donde veraneó de pequeño para tomar las mismas fotos que hizo cuando era niño, y así enfrentar los cambios del tiempo.

Una publicación compartida de alfonsocasas (@alfonsocasas) el

Pero este viaje se convierte también en una vuelta a un pasado en el que «optó por un camino», y se pregunta entonces qué hubiera pasado si hubiera tomado otro. «En ese momento inicia un viaje físico (pero sobre todo interior) para tratar de responder a esa cuestión», matiza Casas.

«Siempre he creído que la vida es como un árbol y las decisiones que vas tomando son como las ramas que se bifurcan, de tal manera que cuando eliges vas dejando varios caminos atrás, otros posibles futuros que podían haber sido y no fueron porque escogimos de una manera y no de otra», añade.

«Creo en el amor como uno de los motores fundamentales que impulsan nuestra vida»

Una publicación compartida de alfonsocasas (@alfonsocasas) el


La historia como tal, según reconoce, es «completamente ficticia», pero sí que bebe de muchas experiencias personales. Por ejemplo, aunque Casas nunca haya veraneado en un pueblo costero y, por tanto, nunca conoció allí al que sería su mejor amigo de la infancia -como narra el cómic- sí que a lo largo de su vida se ha preguntado «muchas veces por lo que hubiera pasado si en algún momento hubiera escogido un camino en lugar de otro».

Por eso, el sentimiento de algunas oportunidades perdidas está repartido por las páginas de esta historia. «Creo en el amor como uno de los motores fundamentales que impulsan nuestra vida, pero también quería indagar en otras formas de amor como puede ser la amistad, y sobre todo, en ese espacio (tan doloroso a veces) que se crea entre el amor romántico y la amistad», afirma.

Diferentes tipos de papel al servicio de la historia de Alfonso Casas

Una publicación compartida de alfonsocasas (@alfonsocasas) el

A nivel gráfico, ‘El final de todos los agostos’ se ha convertido en un «ambicioso» trabajo en el que los «flashback» los soporta un cambio de papel que nos hace partícipes al lector de esa transición temporal.

«Antes de terminar de escribirlo sabía que la historia iba a transitar entre el pasado y el presente del protagonista, y que esta conexión entre el recuerdo y la realidad debía hacerse mediante estos papeles transparentes impresos. Cuando le presenté la idea a la editorial ya tenía claro que esto era fundamental para contar la historia», recuerda.

Una publicación compartida de alfonsocasas (@alfonsocasas) el

Un aspecto técnico que no solo añade dificultad a la edición (por los diferentes tipos de papel o pliegos), sino que también afecta a la distribución de la historia. Según reconoce Casas, de su historia le emociona el hecho de conseguir atrapar al lector «apelando a su nostalgia y a sus recuerdos».

«Siempre he sentido predilección por dibujar esas pequeñas historias que todos vivimos y en las que cualquier lector puede verse reflejado. Y eso para mi es lo más interesante: llegar a crear una historia que, de tan personal, pueda ser compartida por muchísima gente y vivirla como propia», concluye.

Lo último en Cultura

Últimas noticias