Antológica de Oscar Tusquets en Barcelona, la exposición más íntima del arquitecto catalán
Oscar Tusquets tiene una exposición maravillosa en Barcelona que sería un pecado perderse. Arquitecto por formación, diseñador por adaptación, escritor para hacer amigos y pintor por vocación, Tusquets (Barcelona, 1941) tiene una muestra antológica en la Fundació Vila Casas: Cuerpos, ciudades, interiores que podrá verse hasta el 15 de enero.
Tusquets, explican en la hoja de sala de la exposición, busca ser un creador integral en unos tiempos de creciente especialización. Sin embargo, de todas sus facetas, la pintura es sin duda la más desconocida.
Por eso, con la exposición Cuerpos, ciudades, interiores, el público tiene por primera vez la oportunidad de conocer en profundidad el amplio abanico de motivos de una obra que nos muestra la vigencia de la figuración, en un diálogo fecundo con la tradición, y que recrea la vida en toda su profunda superficialidad.
En palabras de Eduardo Mendoza, la pintura para Oscar Tusquets es “su autobiografía o, más bien, su manera de entender la vida y de relacionarse con su entorno”. A través de sus vistas de ciudades –Barcelona y Benidorm–, casas, jardines, interiores, desnudos, objetos prosaicos, retratos y autorretratos, Oscar Tusquets desafía cualquier pretexto –por nimio, vulgar o atrevido que sea– y se erige en firme defensor del sentido de la pintura figurativa en un momento en que muchos certifican su defunción, al tiempo que nos revela que el arte puede ser la mejor celebración de la vida. Como él mismo afirma: “sin figuración, poca diversión”.
Tienen peso en esta exposición varios elementos o varios temas, uno de ellos es la ciudad de Barcelona, el espacio donde el pintor nació y siempre se ha movido. Y también Benidorm, un lugar que a muchas personas les parece hortera, pero que a él siempre le ha fascinado.»Barcelona, donde nací y donde he vivido siempre. Benidorm, un invento urbanístico que me sedujo hace cincuenta años», explica el propio Tusquets.
De entre todas las secciones de la exposición, Anna ocupa un lugar muy singular: se trata del conjunto de dibujos, acuarelas y óleos que Oscar Tusquets dedicó a Anna Bohigas Gurgui (1946-1984), su segunda mujer, fallecida prematuramente a causa de un tumor cerebral.
«Toda esta serie es, por tanto, una historia de amor dramáticamente truncada y a la vez la crónica de un aprendizaje: el reencuentro del placer de pintar se mezcla con el amor y la obsesión por un cuerpo esplendoroso. Cuando aparece la enfermedad, Tusquets siente la necesidad de recorrer sus avatares y crea entonces algunas de sus mejores obras. Cada vez más sabias, son un esfuerzo desesperadamente sereno por retener un cuerpo sentenciado: para admirarlo, recrearse en él y fijarlo antes de que se produzca la envestida funesta. Un reto cada vez más difícil, pero más necesario», explica el escritor Àlex Susanna.
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