ENTREVISTA

Giovanna, médico agredida por un paciente: «Me cogió del cabello y me arrancó todo el que pudo»

"Pasé una temporada muy mal. No me acercaba a los pacientes por miedo a que se abalanzaran sobre mí"

"Pensaba que iba a haber una orden de alejamiento si él volvía al hospital, pero no ha sido así"

"Los médicos estamos desprotegidos, las agresiones verbales nos las 'comemos' nosotros"

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Ignacio Martínez

Giovanna del Pilar Corzo Gamarra es médico del servicio de Urgencias del hospital Virgen de los Lirios, en la localidad alicantina de Alcoy. Y es, también, una facultativa que ha sido víctima de una agresión física por parte de un paciente. En su caso, de un menor de 14 años de edad: «Me cogió del cabello con las manos y me arrancó todo el que pudo», cuenta con el miedo aún en sus ojos al recordarlo.

Al agresor, el juez le impuso hacer un curso y una multa de 90 euros. La doctora agredida requirió tratamiento psicológico para superar aquel fatídico episodio. Un año después de aquella agresión, Giovanna rememora lo sucedido en entrevista exclusiva con OKDIARIO. Lo hace exactamente en el Día Europeo de Agresiones a Médicos, el 12 de marzo. Su testimonio hiela la sangre.

Su caso no es único. Otras y otros médicos han pasado por este mismo calvario en toda España. En una profesión a la que se llega vocacionalmente para salvar vidas y, a veces, los profesionales, acaban jugándose la suya propia.

Pregunta.- Giovanna, ¿cuando resultaste agredida por un paciente en tu consulta médica?
Respuesta.- Soy médico de familia. Trabajo en el servicio de urgencias del Hospital de Alcoy Virgen de los Lirios y fui agredida físicamente aproximadamente hace un año. No recuerdo la fecha exacta, pero sí que fue un joven de 14 años que me agredió cuando estaba siendo valorado por mi. Vino con la familia al ser menor de edad y, luego, ya estando de alta me señaló con el dedo. Se fue a por mí y me golpeó propinándome una golpiza, que lo recuerdo de muy mala manera.

P.- ¿Cuándo le agredió, el paciente se encontraba dentro o fuera de la consulta?
R.- Ya estaba de alta. Luego, estuvo unas horas de de observación y firmé el informe, se lo entregué a los padres y, ya saliendo de de la consulta, me llama el personal de enfermería: que el paciente que había dado de alta que estaba todavía. No había salido del recinto. Tenía una discusión con el padre. Me llamaban a mí verbalmente al ser la médico. He salido a preguntar de forma así adecuada y me topé con la sorpresa de que estaban en plena discusión entre ellos. Llamamos a seguridad del hospital. Y di la orden de llamar a los servicios de la Policía Local para que vinieran a contener a este chico. Al final, al escuchar mi voz y al saber que yo era médico me señaló con el dedo y fue donde me golpeó.

P.- ¿Le propinó puñetazos, patadas? ¿Cómo fue?
R.- Me cogió del cabello. Y no me lo esperaba porque estaba hablando como a un metro, claro, diciendo: a ver, tranquilo, por favor, contrólate, que hay pacientes. Que estaban todos los pacientes alrededor. Que hay pacientes enfermos. Tienes que controlarte y te puedes ir a casa y y conversar con tus padres. Pero no, este chico. Pues no quería eso. Quería señalarme con el dedo y se fue contra mí. Me cogió del cabello, me puso la cabeza hacia abajo, entre las piernas de él, y me arrancó con las manos todo el cabello que ha podido hacer de la fuerza que tenía un joven que se ve descontrolado. Y fue donde los de seguridad lo intentaron contener, pero ya estaba encima mío.

Y, luego, con la rodilla, pues yo con la cabeza hacia abajo, que no tenía forma de de impedirlo, me ha dado golpes en la cara y con la misma rodilla. Luego, ya, me soltó. Y, en la costilla, también me dio una un golpe con la rodilla. Hasta que lo pudieron soltar, porque el chico estaba descontrolado. A raíz de que simplemente le estaba diciendo que se calmara, que yo lo sabía, que lo había atendido, entonces él sabía las condiciones: que yo soy la médico que le había dado un tratamiento para que se vaya a casa y esté tranquilo, pero hacía caso omiso de lo que le decía.

P.- ¿Presentó usted una denuncia?
R.- Sí. Desde el primer momento yo sabía que esto no iba a quedar impune, porque, como te digo, ha sido a traición, no me lo esperaba. Ni me amenazó. Porque una persona que te amenaza te dice mira que te voy a pegar, aléjate. No, no. Se abalanzó contra mí, me golpeó. Ha sido de de forma muy mala, de muy mala voluntad, de muy agresivo, de verte a los ojos. Entonces, dije que esto no lo voy a permitir.

Una cosa es ayudar a una persona, a un paciente y que por cualquier cosa de la vida esté alterado y se le tranquiliza. Pero, una persona en esas condiciones, no había forma. En principio, dije: voy a asesorarme. Conversé con los compañeros, hice un informe de lo que había pasado a la jefatura de guardia y para que el hospital tuviera un información de lo acontecido y, al día siguiente, fui a la policía a hacer la denuncia. A este chico ya lo habían detenido porque le dije que le iba a denunciar ese mismo momento. Claro.

P.- ¿Tuvo su denuncia consecuencias judiciales?
R.- Esperaba otra cosa, pero bueno. Al ser menor de edad fue un castigo de de forma de qué sé yo, de unas clases que tenía que hacer para ver la conducta que…, y me tuvo que pagar 90 euros, que ha sido algo económico y y ya está. Yo pensaba que iba a tener otra circunstancia, que iba a tener una orden de alejamiento con esta persona si algún momento volviera a regresar al hospital y si quería ser atendido, en estas condiciones, por urgencias. Pero no. El abogado me dijo que eso no podía ser porque la ley no cubría esa forma, que era solamente una sanción económica y al ser menor de edad pues algo disciplinario y ya está.

P.- ¿Tuvo usted que someterse a tratamiento psicológico para tratar las secuelas emocionales que le generó la agresión?
R.- Fue tanto el shock que no podía dormir bien. Estaba muy, muy ansiosa, No me acercaba a los demás pacientes por miedo de que se me podían abalanzar hacia mí. Pasé una temporada muy mal, claro, porque es el nervio, la ansiedad, la incertidumbre que va a pasar ahora, que si vuelve a pasar otra vez con otra persona que no sea un niño o sea una persona adulta y ¿que sabes tú? Ese miedo sí que repercutió en mi vida, mi vida laboral y mi vida familiar.

Consulté con con una psiquiatra del hospital. Me asesoró, me ayudó y me dijo pues tómate una medicación una temporada para poder dormir y no tener esos sobresaltos que tenía. Así que sí, que sí, que lo pasé mal.

Me aconsejaron hacerme la baja por esta reacción, pero yo decidí que lo tenía que superar, porque es que yo trabajo en urgencias y siempre me han gustado las urgencias y me ha costado, pero al final yo creo que me he superado. No me hice la baja porque quería seguir trabajando. Eso me mantenía también fuera del pensamiento de estar en casa y me iba a poner a recordar ese momento, claro, y cerrar los ojos y decir madre mía que me ha podido destrozar la cara. Tenía que que afrontar mis miedos trabajando Eso, eso fue lo que opté.

P.- ¿Están desprotegidos los médicos ante los pacientes violentos, que se puede encontrar en una consulta médica?
R.- Sí. El trabajo que hacemos no es solamente estar en cara al paciente, estás en cara del familiar, que a veces es mucho más agresivo que el paciente. Ellos exigen mucho. No todos, pero a unas ciertas personas, que por la forma de ser, por tratar de que su patología sea más importante que el resto, les demandan mucha atención y aparte te la demandan de de mala manera.

Y sí que estamos desprotegidos porque las reclamaciones tienen las hojas que ponen los pacientes ante el médico: o que mala praxis o que no da lo el tratamiento que quiere. Pero nosotros, como médicos, estamos indefensos en esa parte de decir a ver, yo te entro a mi consulta de buena forma, te exploro y lo único que haces es increparme o insultarme de mala manera o agredirme en forma verbal. Y yo no tengo la forma de de ponerte en un escrito ni una reclamación, ni decir que ese acto de de de mala forma. Eso, no hay si no haces una denuncia la policía por una agresión física. Las agresiones verbales a veces nos las comemos nosotros.

A veces, no solamente es que es una persona sea agresiva, que sí que lo valoramos, pero también hay personas psiquiátricas que son psiquiátricas y agresivas. Y hay que diferenciar que hay otras personas que tienen una forma de de expresarse, de que ellos dicen no, pero yo hablo así. Apuesto que si van al cajero no hablan de esa manera. Entonces, siempre tenemos que justificar al paciente hoy porque está enfermo, me me trata así y eso, esa justificación no vale, no es educación, Hay que hablar con educación, ¿sabe? Que somos una autoridad en el hospital.

P.- ¿A usted le han proferido insultos?
R.- Sí. Por ejemplo: eres una tonta, eres una inútil, ¿qué eres médico o qué? O que yo te pago el sueldo. Todas esas cosas te las dicen y tú te tienes que callar porque. Porque si te pones a discutir sales perdiendo. A veces, dices, mira, ya déjalo. A veces, hay cosas que tú dices mira, ahora ya lo dejo pasar, pero te vas con el mal sabor de boca diciendo que yo no tengo por qué recibir este trato de esta persona. Lo que quiero es ayudar y no tiene derecho a insultarme de de esa forma.

Eso y, aparte, algunos comentarios racistas que yo he tenido claro, porque al ser extranjera pues hay algunas palabras en valenciano como que nos las entiendes y te expresan de mala manera, como si yo estoy ahí y quisiera, que se yo, atacarlos. Y ellos me atacan primero. como diciendo. pues me tengo que defender. Pero me quedo callada y ya está, lo dejo pasar y me olvido. Porque, si no, estaría muy disgustada con mi trabajo y, al contrario, mi trabajo me encanta y estoy siempre dispuesta a todo, porque como a este tipo de agresiones, también hay gente muy agradecida y eso también hay que valorarlo.

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