Terrores nocturnos
Muchos son los padres que reconocerán que, en algún momento de sus vidas, han tenido que levantarse por la noche para consolar a sus hijos porque han sufrido una pesadilla. Sin embargo, algunos de esos adultos habrán visto como sus pequeños han tenido que hacerle frente a lo que se conoce como terrores nocturnos.
¿Quieres saber qué son y qué hacer cuando se producen? Sigue leyendo. Te lo contamos todo a continuación.
¿Qué son los terrores nocturnos?
Lo primero que hay que saber es que bajo ese término se encuentra un trastorno del sueño que tiene la particularidad de provocar en el menor una inesperada y repentina reacción de miedo en el instante que se encuentra entre dos fases del sueño. En concreto, suele aparecer justo cuando se está dando el paso desde la fase no REM más profunda hasta la fase REM más ligera.
Esa situación que vive el menor puede dar lugar a que este se siente en la cama, se muestre muy angustiado, no pueda evitar chillar, sude mucho e incluso tenga el ritmo cardíaco y la respiración especialmente alterados.
Causas y consecuencias
No se puede decir que exista una única causa detrás de los terrores nocturnos. En concreto, los investigadores han llegado a la conclusión de que las principales razones de que tengan lugar son las siguientes:
- Fiebre, debido a algún tipo de enfermedad, e incluso la ingesta de medicación para hacerle frente a esa.
- Antecedentes familiares de terrores nocturnos o sonambulismo.
- Una notable falta de sueño.
- Que el cerebro del niño no se encuentra aún totalmente desarrollado.
- Unos hábitos del descanso que son absolutamente irregulares.
- Que el menor esté durmiendo fuera de casa o un lugar totalmente nuevo también puede ser otra causa de que aparezcan los citados terrores nocturnos.
¿Qué hacer ante los terrores nocturnos?
Cuando un hijo sufre este problema del sueño que estamos abordando, puede ser que el padre o la madre se sienta perdido. Y es que puede ver el estado de verdadero terror que experimenta el pequeño sin saber muy bien qué hacer para tranquilizarle.
En ese caso, hay que seguir una serie de pautas tales como estas:
- Si el menor está dormido, no hay que despertarle. Simplemente habrá que vigilar que no pueda hacerse daño de ninguna forma si se muestra inquieto.
- Estar a su lado y intentar relajarle con caricias y con palabras de aliento.
- No perder la calma, ser paciente y saber esperar a que se vaya tranquilizando.
Estas son algunas de las principales medidas que se pueden llevar a cabo ante los terrores nocturnos. Estos, que suelen aparecer antes de los 11 años y que solo afectan a un 4 % de los menores, son puntuales. Eso sí, si se producen de manera frecuente o llevan teniendo lugar durante un largo periodo de tiempo, requerirán ponerse en manos de profesionales médicos.
¿Cómo prevenir los terrores nocturnos?
Si importante es saber qué son o cómo actuar cuando aparecen, también es esencial tener claro las medidas que se pueden llevar a cabo para poder prevenirlos. Nos estamos refiriendo a acciones tales como estas:
- Conseguir que los niños tengan unas rutinas y hábitos de sueño. Eso pasa, entre otras cosas, porque existan unos horarios fijos para irse a la cama.
- Es fundamental que los menores no vean películas de miedo.
- De la misma manera, es esencial que los adultos que jueguen con los pequeños no les generen sensaciones de terror.
- Se recomienda que los pequeños no tomen bebidas excitantes como el chocolate o lo que son los refrescos con cafeína.
- Es importante que, de la misma manera, el menor lleve a cabo su rato de siesta. Ese será más o menos breve en función de la edad que tenga.
- El deporte es otra buena herramienta que se debe utilizar no solo por su salud en general sino también para evitar los terrores nocturnos. Y es que, entre otras cosas, le permitirá liberar estrés y tensiones.
- No menos relevante es que los niños cuenten con una alimentación sana, completa y equilibrada. En la misma no solo deberán estar muy presentes las verduras y las frutas sino que, además, se tiene que sustentar en cenas ligeras y que nada pesadas, en pro de que puedan favorecer el descanso.